
Ciudad de México, 27 de febrero (SinEmbargo).– Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología anunciaron el hallazgo de una trinchera histórica que sirvió para los franceses, durante la toma de Puebla en 1863 durante los trabajos para cambiar las tuberías de la ciudad que realizaba el Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de Puebla (SOAPAP).
El refugio de 1 metro de ancho y hasta dos metros por alto, fue usado por el ejército francés en 1863 y fue hallado a tres metros de profundidad de la superficie de la banqueta en el cruce de las calles 3 Poniente y 17 Sur, en el barrio antiguo de San Sebastián del Centro Histórico de la ciudad de Puebla.
El descubrimiento es una evidencia material de un hecho relevante para el estado y para el país, pues las trincheras construidas en el siglo XIX fueron documentadas por los historiadores, pero esta es la primera vez que la arqueología tendrá oportunidad de explorar y registrar alguna de ellas.
El refugio tiene hasta ahora un tramo que mide entre 8 y 9 metros de extensión, según informó el arqueólogo Arnulfo Allende Carrera, supervisor de Arqueología del Centro INAH-Puebla.
Allende Carrera explicó que en 1863, el ejército francés sitió la ciudad y acampó en las faldas del cerro de San Juan, donde se ubica el barrio San Sebastián, que entonces eran sólo lotes baldíos.
"Es justo en esta línea imaginaria que va del cerro a la Plaza Mayor donde los invasores ubicaron uno de sus campamentos", explicó el experto y agregó que se conocen planos históricos del ejército enemigo donde tiene marcada la táctica de ataque a la plaza mayor de Puebla para sitiarla, ahí están delineadas estas trincheras construidas en el subsuelo y en forma de zigzag.
El especialista explicó que la labor de los franceses para sitiar la ciudad comenzó aproximadamente en febrero de 1863, los túneles los debieron construir muy rápido porque el embate empezó alrededor del 3 de marzo de ese año, es decir que tuvieron quizá un mes o mes y medio para preparar escondites, donde los soldados vivieron hasta el momento en que recibieron la orden de atacar.
Desde esas trincheras el ejército francés comenzó a entrar a la ciudad de Puebla alrededor del 3 de marzo de 1863, tomó el fuerte de San Javier, ubicado a dos calles de la trinchera encontrada, luego el fuerte instalado en el hospicio Santa Inés y un mes después, el 2 de abril logró penetrar a la plaza mayor, derrotando al ejército mexicano.
“En el momento en que los franceses tomaron la ciudad, las trincheras se quedaron olvidadas, no sabemos si las taparon o si quedaron abiertas. A principios del siglo XX esos terrenos baldíos se comenzaron a fraccionar y a convertir en colonias. Son los límites del centro histórico”.
Hasta ahora la exploración ha permitido identificar una construcción muy burda, que debió ejecutarse de manera rápida. Entre el escombro de la tierra se han encontrado fragmentos de barro vidriado del siglo XIX con huellas de uso, lo que remite a los momentos en que los soldados estaban escondidos, ahí dormían, preparaban sus alimentos y comían.
El descubrimiento arqueológico es resultado del trabajo conjunto que realiza el INAH con la SOAPAP desde diciembre de 2013, cuando comenzó el cambio de tuberías en diversos puntos citadinos, tiempo durante el cual un equipo de arqueólogos y arquitectos ha mantenido supervisión constante para el rescate de cualquier vestigio patrimonial que surja durante la realización de la obra, toda vez que se encuentra en los límites del Centro Histórico de Puebla, con alto potencial arqueológico por su historia colonial.
También se encontró en la calle 5 Sur y la avenida 17 Poniente, un basurero del siglo XIX con restos de huesos de animales (cerdos, vacas, pollos) y fragmentos de ollas y platos de la época. Asimismo, entre las calles 7 y 9 Poniente y la 11 y 9 Sur, hallaron los restos de un piso de laja con ladrillo rojo, que corresponde a lo que fue la plazuela del Convento de San Agustín durante el siglo XVIII y parte del XIX, donde hoy se encuentra un mercado.
Estos dos elementos y ahora la trinchera corroboran datos documentados por historiadores y referencias de documentos antiguos en archivo, dijo Allende Carrera, al tiempo de resaltar que las obras van de norte a sur y de oriente a poniente de la ciudad, lo que dará la oportunidad de documentar su estratigrafía, es decir, conocer cómo está compuesto el subsuelo de Puebla, arqueológicamente hablando.
“Hace 20 años no considerábamos esencial a la arqueología urbana, sin embargo hoy crece cada día su importancia porque da información de relevancia para urbes”, dijo Arnulfo Allende Carrera.
La excavación continúa para limpiar el túnel y posteriormente el equipo del especialista hará un análisis estructural, con base en el diagnóstico se determinará si es necesario apuntalar o consolidar la construcción y dependiendo de su conservación se estudiará la pertinencia de dejarla abierta para que el público la conozca o sellarla. La entrada del túnel y el tramo excavado corre debajo de la banqueta, mientras la tubería está bajo el arroyo vehicular.




