¿Cómo es Lewis Hamilton socialmente? Porque además de su gran categoría como campeón tiene una personalidad llamativa y única. Le gusta el jazz, la música clásica, el hip hop y poco el pop, aunque fue novio de la bellísima Nicole Scherzinger (con una ruptura donde ella lo ha llamado “egoísta”) y ahora parece ser que sale con Nicky Minaj. Lo critican siempre y él va mucho más allá de los cuestionamientos. Ah, odia a Sebastian Vettel.
Ciudad de México, 3 de noviembre (SinEmbargo).- Es raro Lewis Hamilton (33 años, Inglaterra). Es raro porque además de ser quíntuple campeón de la F1, a veces parece más estadounidense que inglés, aunque es la bandera británica la que flamea cuando gana.
Admira esencialmente a Ayrton Senna (1960-1994), otro piloto extraño en ese gran circo que es un deporte para donde no hay iguales y las peleas y las rivalidades son mucho más comunes que los gestos de solidaridad.
Una vez decía el rugbier argentino Hugo Porta (1951) que odiaba el tenis, por lo que tenía de individual. Esa cortina espejo donde te miras y aprendes a odiarte y a odiar a tus rivales lo exhortó a decidirse por el rugby.
Así las cosas en la F1, aunque todavía con más dinero en juego. Senna se peleaba con Nigel Mansell. “Me invadió la ira como si no hubiera un mañana”, dijo Mansell al tomar por el overol a Senna. Sus diatribas contra Alain Prost cuando formaban parte del mismo equipo McLaren, aunque cuando murió en la curva de Tamburello, en Ímola, vivió su muerte en directo porque estaba retransmitiendo la carrera del Gran Premio de San Marino desde la cabina de televisión. “¡Siempre recuerdo este día! Hace 24 años y aún no me lo creo”, es el lamento de Prost, mientras mostraba una foto abrazado a Ayrton, cuando compartían equipo.
Hamiton no deja de pelearse con nadie y su gran enemigo es Sebastián Vettel, aunque este ha dicho que “¿Hamilton? Mi peor enemigo soy yo mismo”.
“Para borrarte la sonrisa de tu cara”, fue el decir de Lewis durante una conferencia de prensa con Vettel y Kimi Räikkönen, en un melodrama que siempre caracteriza a la F1. Así son las cosas.
¿Cómo es Lewis Hamilton socialmente? Porque además de su gran categoría como campeón tiene una personalidad llamativa y única. Le gusta el jazz, la música clásica, el hip hop y poco el pop, aunque fue novio de la bellísima Nicole Scherzinger (con una ruptura donde ella lo ha llamado “egoísta”) y ahora parece ser que sale con Nicky Minaj, aunque el tema de las relaciones maduras y con respeto a la mujer no parece ser su asunto.
Defiende a los animales, defiende al planeta, pero a una ex novia la llamaba “gorda” delante de todos y según ella, Verónica Valle, el corredor de Mercedes “es un personaje extraño que “puede cambiar de estado de ánimo muy rápidamente”.
Es sumamente religioso y ha dicho a la revista Motorsport Magazine: “No rezo para ganar. No rezo para tener buena suerte. Sé que puedo ser grande, pero hay algunas cosas que se interponen en tu camino y no siempre eres capaz de ser grande. La religión simplemente me permite ir con libertad”.
ADMIRADOR DE SENNA Y DE JUAN MANUEL FANGIO
Dice Pablo Vignone, uno de los periodistas que más sabe de F1 (actualmente escribe para el periódico La Nación, de Argentina), a quien hemos consultado por Hamilton, que Juan Manuel Fangio se “habría puesto muy orgulloso con su quinto título del mundo.”
“Por segunda vez en sesenta años, un piloto de Fórmula 1 alcanza la marca que Fangio estableció en 1957, que durante décadas estuvo fuera de órbita. Michael Schumacher la igualó en 2002, de camino a su fabuloso record de siete títulos, que selló en 2004 y que permanece como la conquista máxima en la historia del Mundial, inaugurada en 1950”, dice.
“Hamilton arriba ahora, también de pasada: con 33 años, en la plenitud conductiva de su carrera, todo indica que irá por dos títulos más para entronizarse definitivamente como uno de los más grandes pilotos de todos los tiempos”, afirma.
HAMILTON, DE ORIGEN HUMILDE
“Habría enorgullecido sin dudas al Chueco comprobar que quien alcanzó ayer a su máxima marca reconoce también orígenes humildes. Fangio, hijo de un albañil inmigrante, que se abrió camino desde abajo como mecánico hasta poder subirse a un automóvil de carrera, dotado entonces de una sensibilidad que le permitió conocer a la perfección el límite de cada máquina que condujo, habría aplaudido a este héroe de la clase trabajadora británica, cuyos inicios en el deporte se sustentaron en el esfuerzo paterno. Anthony Hamilton llegó a desempeñar cuatro trabajos simultáneos para sostener la carrera en karting de su hijo Lewis. La necesidad se tornó hambre de gloria; el apetito no parece saciado tras cinco títulos mundiales”, expresa Vignone.
Carlos Matamoros, editor de oficio, amante de la relojería y de la cultura alrededor del automóvil, con la fortuna de dedicar mi vida a las tres cosas. Junkie de la F1 y el WRC, es dudoso en cuanto a Ayrton Senna.
“Nada que ver con Senna, lo dejó atrás hace un rato. La figura de Senna está demasiado inflada por el famoso documental. Lewis está ya en otra categoría, cuando menos por encima”, dice Carlos.
“Es tanto o más rápido que Senna (ya lo superó en poles y vueltas rápidas) y al menos tan cerebral como Michael Schumacher, además de que logra hacer que el equipo trabaje con y para él, eso es signo de grandes campeones”, concluye.
Chico raro este Hamilton. Tiene las condiciones de campeón: lo bueno y lo malo. Lo oscuro y lo feo se contradicen con su eterna sonrisa en los medios y su pericia al volante lo consagra más veloz que ninguno, con récords que va a romper con su gran Mercedes.
“Lo critican cuando gana y cuando lo dejan ganar. Cuando gana sobrado lo critican porque tiene el mejor auto, fuera de la pista lo critican porque es como es, lo critican por showman, lo critican, lo critican, lo critican y ahí va él…¡sin detenerse por las opiniones de los demás!”, dice el presentador de automovilismo de Fox Sports, Mauricio Gallardo Damon, en twitter.
Así es Lewis Hamilton.
