Persecución política

06/07/2013 - 12:01 am

Ojalá las campañas políticas fueran una caja sorpresa de resorte con un payaso que nos hiciera reír y no llorar mentadas de madre en pleno verano, que castiga con la soberbia del sol y la falacia actoral de los contendientes a un cargo de elección popular.

Hasta los tacos varios saben a clavo de olor, con el simple hecho de presenciar a los participantes haciendo su lucha en estrados improvisados y camiones repletos de sus editadas fotografías que los rejuvenece en varios clicks.

Canciones malparidas, provenientes de un wonder hit extranjero se adaptan al nombre del concursante en juego, para invadir la quietud de un sábado que transcurría normal hasta el cierre de unas arterias urbanas que demandaban la atención de los transeúntes y feligreses políticos en defensa de unos colores o unos rostros que apenas sabían mirar a millares de almas en frente

Espectaculares que derramaban ficciones o verdades con tal de ganar sin importar entrarle a la guerra sucia de propaganda política que incluía despensas surtidas a un pueblo hambriento de políticas publicas incluyentes y no excluyentes, pero en lugar de eso los alimenta de croquetas en forma de: Castroestufas, Castrolibretas, Priabanicos, Panplumas, pantazas y panpopups decorando los edificios y fungiendo como hipnotizadores sustantivos al voto castrado por la corrupción y la dificultad del pueblo de creerles a los aspirantes a un puesto de elección popular.

800 pesos diarios se sumaron a la bolsa mexicana de antivalores, dependiendo el actuar de los colores que se mezclaron para convencer al público del circo electoral de elegirlos como artistas principales que opacaron al espectáculo social de nuestro país y pegar la calcomanía partidista en el inconsciente colectivo mexicano.

Los monumentos se convirtieron en maniquíes que soportaron en sus cuerpos las mismas promesas de siempre, corregidas y aumentadas: incremento de guarderías con horarios flexibles (claro un refugio 24 hours), escuelas de tiempo completo y seguros de desempleo, (claro el dinero sobra para repartir como el liquido vital que hidrata al ser humano), apoyo mensual a adultos mayores de 60 años, (claro la senectud es prioridad para los azules, rojos y amarillos y la infinidad de mezclas que surjan de acuerdo a los intereses).

En las calles y los hogares se respiraba un aroma de hartazgo ideológico. Pareciera que la política se durmió y dejo de ser el ordenamiento del ciudadano para convertirse en el desorden personificado en un troglodita público que no tiene ni un mínimo de vergüenza pero un máximo de cinismo para postularse en un concurso de popularidad y no en una jornada electoral.

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