FORTE PRENESTINO: LA AUTOGESTIÓN ES POSIBLE

08/06/2013 - 12:00 am

A 40 minutos de Roma está el Forte Prenestino, fortaleza que desde hace 29 años es un centro social autogestionado. Es hogar de decenas de personas que promueven actividades políticas y culturales, y hacen realidad una utopía.

A la memoria de Loz.

Roma, Italia, 8 de junio (SinEmbargo).– Centro histórico de Roma. El tráfico fluye, la lluvia de personas parece una lucha para llegar al destino efímero. Estación Termini, punto neurálgico que une la red ferroviaria de casi todas sus ciudades. Destino: Forte Prenestino. Ciudadanos africanos, latinos, asiáticos, y europeos comparten el reducido espacio de dos vagones, algunas miradas marcan la delicada línea entre racismo y tolerancia, aún en el caos, un joven italiano cede su lugar a una chica salvadoreña. Ambos sonríen. El tren sigue su trayecto, cruza bajo gigantes arcos en ruinas y descubre sus orígenes milenarios. El tren se detiene en una estación, antes de subir una pareja pregunta: “¿La ruta 5 nos lleva al Forte Prenestino?”. “Sí, en 40 minutos llegan”, contesta la conductora. Al llegar bajan del tren. Caminan frente a la fortaleza militar construida en 1877 que se oculta entre el boscaje. Cruzan el puente levadizo sobre un río seco que rodea la construcción de una superficie de 13.4 hectáreas. La puerta de metal es de ocho metros de altura y cuatro de ancho, está abierta de par en par; al interior hay un túnel azul elíptico, que lleva al comedor vegano del Forte; en el costado izquierdo hay un pasillo que sube a la torre dónde se encuentra la “Sala de the”, en la que los noctámbulos disfrutan del vino con la calidez de la chimenea. Habitantes del Forte que aún quedan despiertos dan la bienvenida a los recién llegados, esto es Forte Prenestino.

ENTRE QUESOS, VINOS Y LECHUGAS

Es domingo por la mañana, los pasillos funcionan como altavoces, los gritos de los comerciantes rebotan en los muros: “¡Es orgánico!”, “¡Sólo orgánico!”, “¡Directo del campo!”. Se acerca una pareja, prueban la pequeña porción de queso, al instante unen sus dedos y los agitan con fuerza: “¡Qué delicia!”. Un vendedor de vino sirve pequeñas copas, Letizia es interceptada por una de esas copas, bebe y agradece la prueba; continua su paso, se acerca a los maquillajes orgánicos. Ahí madre e hija explican que todo es producto vegetal y que están producidos de manera artesanal, sin químicos. Alrededor del mercado hay mesas que a temprana hora ya están llenas. Un horno externo donde preparan pizzas tiene, por lo sabroso de sus ingredientes, una larga fila. Los viandantes conversan mientras comen, beben vino y cerveza en pleno desayuno. Al fondo del mercado los niños brincan de un juego a otro, los columpios se mecen, los perros juegan y ladran. Toda la atmósfera fluye en armonía.

EL ORIGEN

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Primero de mayo de 1984. Grupos de anarquistas, feministas e integrantes de asambleas populares de barrios organizaron la primera fiesta del NO LAVORO en las afueras de la fortaleza militar. En ese lugar se dan cita aquellos que sienten que no encajan en los cánones de la lucha de clase tradicional, en particular ante problemas muy definidos: la represión policial, el consumo de heroína en la localidad y el fascismo entre los jóvenes. El año siguiente se realiza el mismo festín. Y en 1986, durante la celebración del tercer festejo, el colectivo que conforma esta asamblea ingresa al lugar para ocupar el edificio por primera vez desde que el ejército italiano lo dejó abandonado en la segunda mitad del siglo XX, haciendo con esta ocupación un hito histórico en la lucha social de la Italia de los años ochenta del siglo pasado por su propuesta autogestiva como centro social comunitario. De aquella histórica asamblea constituyente de la ocupación del Forte, han pasado más de 26 años y no es raro ver algunos fundadores de la ocupación que participan actualmente en las asambleas.

LUNES DE ASAMBLEA

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Por la noche del lunes el comedor se calienta, pero no es por la cena vegetariana, sino por la discusión en la asamblea. Los temas: las acciones a tomar en la comunidad ante hechos recientes de represión estatal contra las protestas ciudadanas, debido a los recortes de seguridad social. Al fondo de esta angosta sala hay una fotografía de gran formato que representa la última cena, los personajes son travestis casi desnudos, un Cristo sostiene la hostia con la mano derecha, debajo de la mesa resaltan sus bragas negras al nivel de los tobillos.

Ahora la asamblea discute la realización del primer encuentro editorial independiente, los organizadores de la nueva biblioteca Bob y Pepino explican la propuesta que en lo general es aceptada. Al día siguiente, por la mañana, Bob saca decenas de libros de un espacio que será una biblioteca. Sube a un carro de supermercado los libros para trasladarlos a dónde se realizará el encuentro editorial. Ahí se podrán encontrar todo tipo de literatura alternativa y de contracultura. Lo mismo se descubre un libro sobre la historia de la guerrilla urbana italiana, que habla de los atracos a bancos en los años setenta o libros de fotografía que muestran las masacres perpetradas por los bombardeos del gobierno israelí contra la población civil de Gaza.

Valeria, una integrante del Forte Prenestino desde hace cinco años, abre el sótano para ingresar al subterráneo que llaman “La Catedral”. Ahí realizan el Festival Internacional de Comic Independiente “Crak”. Los subterráneos que fueron celdas o dormitorios de soldados, hoy han sido transformados en espacios culturales que albergan múltiples expresiones artísticas. Oscuros pasajes narran un discurso visual contestatario, a través de los graffiti que visten los muros. Entra una tenue luz por las pequeñas ventanas horizontales, que sirvieron de trinchera en el siglo XIX. La arquitectura de los subterráneos es un laberinto.

Ahora los nuevos habitantes luchan por generar propuestas alternativas de vida en sociedad que sean acordes y benéficas a la gente y no al orden financiero internacional. Dentro de las actividades más importantes que durante años han alimentado la vida del centro social comunitario se encuentra la elaboración y venta de comida vegana y vegetariana, el espacio del pub, el taller de serigrafía, la cineteca, el teatro, la sala de yoga, la sala de audio para grabar grupos musicales emergentes, la fábrica de discos de vinil, el taller de cerveza artesanal, el taller de diseño de hierro, carpintería, entre otros.

EL COMEDOR

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El comedor es una de las partes neurálgicas de Forte Prenestino. Los martes y jueves la comida es vegana y los otros días se puede comer vegetariano. El lugar siempre se llena, los vecinos aprovechan la saludable oferta culinaria a un precio que no pasa de los cinco euros. En la cocina y en la barra resalta la actitud de un chef de nombre Loz. Él sirve los platos deliciosos a las personas que con ansia esperan alimentos rigurosamente veganos. Loz tiene tatuajes en el cuello, en uno de ellos se puede identificar el logo de la mítica banda punk “The Crass”. Para Loz cocinar vegano es un acto de congruencia contra el maltrato animal.

Él, como el resto de los habitantes de la ocupación, considera elemental comer saludable en un ambiente social autónomo, donde las personas se comprometen día a día, en la labor de construir modos alternos de vida a través de la autogestión.

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