Los muros de cantera del recinto se cimbraron con la presencia de 700 pequeños, algunos de ellos enfermos, que sin el menor pudor le gritaron al vicario de Cristo y alargaron sus brazos en un intento por tocarlo.

Ciudad de México, 16 de febrero (SinEmbargo/Provincia/AP).– El Papa Francisco visitó la catedral de Morelia, Michoacán, después de reunirse en privado con el Arzobispo de Michoacán, Alberto Suárez Inda, y de una misa con sacerdotes a los que les pidió no resignarse ante la violencia.
El pontífice tiene planeado reunirse con rectores de 16 universidades mexicanas, además de ministros de otros seis cultos.
El Sumo Pontífice pidió a los niños ser buenos cristianos como lo han sido hasta ahora: “Le voy a pedir a Jesús que los haga crecer con mucho amor, para que sean buenos cristianos, le vamos a pedir a la virgen que nos cuide y nos bendiga, ahora piensen en su corazón, en la familia que tienen, en los amigos, y si están peleados con algunos también piensen en ellos, le vamos a pedir que la virgen los cuide también a ellos. Es una forma de hacernos de amigos y no tantos enemigos, la vida no es linda con enemigos y el que hace los verdaderos amigos es Dios en nuestro corazón.
Vamos a pedirle también por todas las personas que nos ayudan, las monjas, curas, profesores, maestros, todos los que los están ayudando a crecer. Damos la bendición especial para papá, mamá y los abuelos. En silencio, cerramos los ojos, y pedimos por todo esto”.
Los muros de cantera de la colonial Catedral de Morelia se cimbraron con la presencia de 700 pequeños, algunos de ellos enfermos, que sin el menor pudor le gritaron al vicario de Cristo y alargaron sus brazos en un intento por tocarlo.
Los chiquillos le sonrieron, le gritaron, lo abrazaron, le tomaron mil fotos y compitieron sin querer en una "guerra" de porras y alabanzas.
Aquí, en este escenario, el Papa Francisco recibió decenas de regalos de los pequeños, en su recorrido final por el pasillo principal de Catedral rumbo a la entrada principal de la iglesia se dirigió a la parte externa del inmueble, donde le fueron entregadas las llaves de la ciudad.
Al terminar su discurso, que no estaba programado, se acercó a los pequeños para saludarlos y besarlos.




