Rezago, falta de desarrollo y de conocimientos. Así se ensañó el COVID con los niños

29/03/2025 - 1:00 pm

Este marzo de 2025 se cumplen 5 años del inicio de la contingencia por COVID-19 en México, cuando miles de trabajadores dejaron de ir a sus centros laborales para confinarse en sus hogares. ¿Qué pasó con las infancias y adolescencias? Dejaron de ir a clases, desde los más pequeños a las estancias y al kínder, hasta los más grandes a la secundaria y preparatoria, y pasaron dos años así, sin convivir con más personas de su edad ni aprender de la mano de un profesor o profesora. A 5 años, las consecuencias son múltiples como el rezago educativo, pérdida de aprendizaje y la falta de desarrollo de ciertas habilidades. 

Ciudad de México, 29 de marzo (SinEmbargo).- El 16 de marzo de 2020, la Secretaría de Educación Pública (SEP) publicó que se suspendían las clases presenciales en las escuelas de educación preescolar, primaria, secundaria y media superior por la pandemia de COVID-19. El regreso a clases se sujetó al semáforo epidemiológico y ocurrió hasta finales de marzo de 2022. Fueron dos años sin que niños y niñas de tres hasta 17 años acudieran a sus centros de educación, con consecuencias múltiples desde el rezago educativo, la pérdida de aprendizaje y la falta de desarrollo de ciertas habilidades. 

Infancias que iban empezando el kínder, ya no volvieron a convivir con sus compañeros, una de las habilidades que se empiezan a desarrollar en esta etapa, así como la empatía, compartir o resolver conflictos. En el preescolar también se aprende a usar la imaginación, a mejorar su flexibilidad cognitiva, su percepción espacial y su pensamiento lógico; o en materia académica, aprenden a identificar letras y asociarlas con sonidos, identificar números y contar, conceptos básicos de forma, colores y figuras geométricas. 

Todo eso no ocurrió en las aulas y, quienes tuvieron la posibilidad, lo aprendieron desde casa con el Programa Aprende en Casa de la SEP o la misma tutoría de los padres, cuando era posible. 

Lo anterior se repitió en todos los niveles educativos básicos por la pandemia de Covid, quienes contaban con los materiales necesarios para las clases en línea, como una computadora, cursaron sus materias aunque no todos de la misma manera porque cada persona tiene una forma diferente de aprender –visual, auditivo, kinestésico, verbal o lógico–. 

Y eso no es todo. Muchos hogares no contaban con acceso a internet pues hasta 2022, 25.3 millones de personas mayores de seis años no tenían conexión a internet, ya sea por falta de conocimientos, de recursos económicos o de puntos de acceso, esto de acuerdo a la última versión de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías en los Hogares (Endutih) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones. 

consecuencias en las infancias y adolescencias por covid
Rezado educativo y pérdida de aprendizajes, entre las principales consecuencias en infancias y adolescencias. Foto: Cuartoscuro

Rezago educativo se agravó con la pandemia de Covid 

El rezago educativo –cuando una persona no cuenta con el nivel de educación que “debería” tener– ya existía desde antes de la pandemia de Covid, pero sin duda esto se agravó con la contingencia. Así como se agravó la pérdida de aprendizajes adquiridos. 

Marion Lloyd, investigadora en el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM, señaló que el rezago educativo es una de las situaciones más preocupantes y retomó los estudios cuantitativos de la OCDE y del Banco Mundial analizando los resultados de la prueba Pisa 2022.

“En general, en América Latina la situación empeoró bastante, sobre todo en matemáticas, mientras que en las competencias lectoras quedó estancado. En cuanto a la situación en México, hay un estudio que aplicó el Gobierno Federal en 2022 para ver cómo veían a los chicos en distintos niveles y encontraron que la mitad de los alumnos, un poquito menos de la mitad, presentaron pérdidas de aprendizaje muy fuertes. Entonces, estamos hablando que en 2022 casi la mitad de la población escolar en México tenía unas pérdidas muy importantes”. 

Lloyd agregó que las diferencias entre los estudiantes de América Latina y del resto de la OCDE pueden parecer no tan significativas si se ve en términos de puntajes, por ejemplo, “se habla de 373 puntos en matemáticas comparado con el promedio de 475, pero eso equivale a 5 años de escolarización. Es decir, que en promedio en América Latina estamos 5 años atrás del promedio de los países”. 

Lo anterior se traduce en que un alumno de sexto de Primaria en México sabe lo que sabe un alumno en primero de Primaria en Alemania, una brecha de escolaridad en competencias básicas de 5 años escolares.

Otra estimación es del economista Luis Monroy-Gómez-Franco, quien en su estudio “Los impactos distributivos del COVID-19 en México. Un balance preliminar” valora un rezago promedio de un año y un tercio en la trayectoria escolar por la estrategia implementada durante la pandemia de Aprende en Casa, cifra que bajo el supuesto de nula efectividad, las afectaciones pueden ascender a dos años de aprendizajes. 

niñas y niños estuvieron en confinamiento año y medio
No todas las infancias tuvieron las mismas oportunidades de acceder a educación durante la pandemia de Covid-19. Foto: Cuartoscuro

Y en la región sur del país, dadas sus características socioeconómicas, de calidad de los servicios públicos y de conectividad, los efectos acumulados podrían traducirse en una pérdida de tres años de aprendizajes. 

Habilidades truncadas por Covid 

A nivel educativo, el rezago se hace evidente por la falta de capacidades de acuerdo al nivel de niñas, niños y adolescentes. Pero la contingencia por Covid también afecta a los más pequeños, quienes asistían a centros de cuidado infantil con programas de educación para la primera infancia

De acuerdo con Unicef, el desarrollo infantil –que va de la mano de aspectos como la estimulación a través de la comunicación, el juego y la atención receptiva de los cuidadores– se detuvo. El juego, por ejemplo, una práctica imprescindible para el desarrollo pleno así como fundamental para salud física y mental, se paró y aumentó el uso de pantallas y el sedentarismo.

Herramientas como el lenguaje y las habilidades socioemocionales no fueron los adecuados para niñas y niños pues éstos florecen con estímulos externos y, contrario a eso, enfrentaron períodos prolongados de aislamiento. 

En cuanto a niños y niñas algo más mayores y adolescentes, Unicef concluyó que los jóvenes cambiaron sus patrones de sueño, alimentación y actividades, aumentaron el uso de tecnologías y se distanciaron de amigos y familiares. Además, su estado de ánimo se vio muy afectado. 

“Hay que recordar que en términos metabólicos, el desarrollo de niños, niñas y adolescentes está directamente vinculado al movimiento. El reducir el movimiento físico también tiene afectaciones en su estado de ánimo y al mismo tiempo hay que recordar que en este confinamiento hubo un incremento de violencia familiar. Según datos de la Secretaría de Gobernación, incrementó 100% de los reportes de violencia familiar en el contexto del confinamiento”, acotó Juan Martín Pérez García, coordinador de Tejiendo Redes Infancia. 

“Estamos encontrando, como ya había anticipado la Organización Mundial de la Salud, que la siguiente pandemia después del Covid, sería la de salud mental y la estamos enfrentando en todo el mundo. Tenemos la mayor cantidad de personas jóvenes en soledad con diagnósticos de ansiedad, de depresión, más suicidios y particularmente en edades más tempranas”.

Según el estudio “Estado Mundial de la Infancia 2021” de Unicef, debido a los confinamientos y a las restricciones de movimiento relacionadas con la pandemia, las infancias y adolescencias perdieron tiempo valioso de sus vidas, y al menos 1 de cada 7 niños se ha visto directamente afectado. 

La alteración de las rutinas, la educación y el ocio, así como la preocupación de las familias por los ingresos y la salud, hicieron que muchos jóvenes sintieran miedo, rabia y preocupación por su futuro. 

Escuchar a infancias y adolescencias para avanzar 

Ya pasaron 5 años desde el inicio de la contingencia por Covid-19 y miles de esas niñas y niños ya son adolescentes que quizás hayan perdido aprendizajes pero deben seguir con su trayectoria académica. Y miles de adolescentes que pronto entrarán al mercado laboral deben hacerlo, quizás, sin todas las habilidades sociales necesarias y con mayor conocimiento de sus condiciones mentales que deben ser atendidas. 

desarrollo de habilitades truncadas por covid
En infancias, se estanco el desarrollo de habilidades sociales y de aprendizaje. Foto: Cuartoscuro

La gravedad de esto no se queda a nivel individual, escala al social. De acuerdo con Pérez García, los segmentos de población infantil y juvenil tienen serios rezagos en conocimientos, en socialización y en condiciones de mayor precariedad, lo que ocasionará altos niveles de frustración en una sociedad hegemónica con la “dictadura de la felicidad”. 

“Es muy claro en el mundo adulto que hay un antes y un después de la pandemia. Y esto lo podemos ver en con cuántas personas podemos dialogar ahora personalmente después de la pandemia y cuánto lo hacíamos antes. Entonces, todo lo que conocíamos como fiestas, familiares, celebraciones y demás se han reducido dramáticamente”, dijo. 

“Nuestras interacciones se han reducido y obviamente para niños y niñas también, porque esto reduce la capacidad de desarrollar habilidades sociales, de lenguaje, tolerancia, de comprender el mundo desde diversidad, de encontrar soluciones colectivas, de resolver pacíficamente los conflictos y estamos atrapados en un hiperindividualismo que, además, si te quedastes atrapado en la dinámica de pantallas, pues en la inmediatez que te da un click para pedir comida, para hacer un trámite o la dictadura del algoritmo”. 

Para avanzar en atender esta situación, ambos expertos coinciden en realizar diagnósticos en todos los niveles educativos. Marion Lloyd señaló que, luego de estos diagnósticos, es necesario aplicar programas con tutorías especiales con programas propedéuticos para atender estos rezagos.

“El problema es que el gobierno se ha ido distanciando de este tipo de evaluaciones y no tenemos instancias que puedan llevar a cabo esto. Entonces, cómo cree el gobierno que va a poder realmente saber o atender el problema si no saben cuál es la magnitud del problema. Inclusive antes de una reforma curricular, atender y ver que todos tengan las competencias mínimas”. 

Mientras que el coordinador de Tejiendo Redes Infancia consideró tres objetivos principales: cumplir la ley, en particular con el interés superior de la niñez establecido en el artículo 4 constitucional; en segundo lugar, garantizar la participación de niños, niñas y personas jóvenes en todos los temas que afectan al país porque en todos se ven implicados y deben ser parte de las soluciones. Y tercero, fortalecer el mecanismo de coordinación de la política pública: la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes.

Redacción/SinEmbargo

Redacción/SinEmbargo

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