Tras recientes ataques al transporte público en Chilpancingo, la calma no logra llegar a la capital guerrerense, donde, a pesar de la presencia de la Guardia Nacional, madres de familia temen por llevar a sus hijos a clases.
Por Alina Navarrete Fernández
Chilpancingo, 2 de octubre (ElSur).- Con temor, después de echarse “un volado” y la bendición de Dios, madres de familia llevaron a sus hijos a clases luego de que las labores se suspendieron dos días consecutivos tras los ataques al transporte público en la capital.
Aunque varias escuelas permanecieron cerradas, la mayoría retomó las actividades y la presencia de agentes de la Guardia Nacional (GN) que recorrieron distintos puntos de la ciudad no fue suficiente para que las familias retomaran la cotidianidad.
Elvira, una trabajadora del hogar, llevó a su hijo que cursa tercer grado en la primaria "Aarón M. Flores", ubicada en la calle principal de la colonia CNOP. "Es necesario que haya vigilancia policiaca en los alrededores de las escuelas de manera constante", pidió.
En entrevista, la madre de familia contó que vive en la colonia PRT, su casa está a unos 10 minutos de la primaria, caminando. Aunque no usa el transporte público dijo que hay incertidumbre y le preocupa porque hay una parada frente a la escuela, donde podría ocurrir un hecho de violencia.
“No hay seguridad, sí hay rondines, según, pero después de que pasan [los gendarmes], pasan cosas, se queda una con la incertidumbre”. Pidió a las autoridades que instalen diferentes puntos de vigilancia y rondines de seguridad, principalmente, “en horarios de salida de clases”.

“Ha habido casos de niños, se van solos porque no tienen con quién irse y se van a otro lado o hay personas sospechosas. Si estuvieran los policías o rondines alrededor de la primaria, los papás tendríamos más tranquilidad, aunque ya ni en la autoridad se puede confiar”, expresó.
En la primaria José María Morelos y Pavón, ubicada en la calle Antonia Nava de Catalán en la colonia Centro, las clases se retomaron de manera normal, pero no asistieron todos los alumnos.
Algunas madres de familia llevaron a sus hijos a la escuela y se quedaron ahí hasta la hora de salida que es a las 12:30 horas, para llevarlos de regreso a su casa. Mientras esperaban conversaron e intercambiaron catálogos de distintos productos que venden, también hablaron sobre la situación en la capital.
Una de ellas que tiene dos hijos, en tercero y quinto grado, quien prefirió reservar su nombre por seguridad, contó que vive en el fraccionamiento José Vasconcelos, para llegar a la primaria “nos vienen a dejar”, pero de regreso tiene que tomar una Urvan de la ruta La Nuez o Jardines de Zinnia.
“No hay mucha confianza en sí, sale una pensando que los vamos a exponer [a sus hijos], pero tampoco podemos quedarnos en casa y tienen que seguir ellos con sus estudios y tareas y todo, entonces, mucha seguridad no sentimos al salir, pero no queda de otra”.

Expuso que entre la falta de garantías de seguridad y que ayer el cielo estuvo nublado, con lluvias en distintos momentos del día, el ambiente en la capital fue tenso, casi lúgubre.
Puntualizó que contrario a lo que informaron las autoridades, el transporte no se reactivó en su totalidad y hubo poca movilidad, por ello, llamó a las autoridades a que sean “más eficaces con este tipo de situaciones y que pongan más atención porque sí se está saliendo un poco de control el tema de la violencia”.
Añadió que son pocas las Urvan que sí reanudaron el servicio, en tanto que los taxis locales comenzaron a cobrar una tarifa mínima de 100 pesos, por eso decidió esperar a sus hijos en la escuela, “andar en la calle, en cualquier transporte, taxi o combi, todavía es de pensarse”.
En contraste, María Gómez decidió no llevar a su hijo de dos años al Centro de Desarrollo Infantil Soledad Orozco ubicado en la calle Nicolás Catalán, a un costado de la Alameda Central Francisco Granados Maldonado, a pesar de que las clases se reanudaron de manera normal ayer.
“Yo creo que realmente, hasta que vea que todo está completamente lleno de policías, militares, Guardia Nacional, que realmente nos estén protegiendo”, llevará a su hijo a la escuela.

También consideró que la seguridad debe garantizarse en las paradas del transporte público.
Manifestó que no se puede arriesgar la vida de las personas, menos de la clase trabajadora como los conductores del transporte público, si bien las tarifas de los taxis aumentaron los últimos días, María Gómez dijo que lo comprende “porque ellos se están arriesgando”.
También pidió a las autoridades brindar garantías de seguridad, ya que la estrategia planteada por el Gobierno federal que se replica en el estado “no está funcionando”.




