Mazatlán, Badiraguato y Los Mochis tienen tres miradores que destacan por brindar vistas hermosas.
Ciudad de México, 17 de diciembre (SinEmbargo).- En Sinaloa, un lugar con paisajes hermosos y diversos, ¿qué tal disfrutar desde las alturas del azul del Pacífico, la inmensidad de la sierra y la energía urbana que forman parte de su identidad?
Mirador del Crestón, en Mazatlán
En Mazatlán, el Mirador del Crestón ofrece una de las vistas más impresionantes del Pacífico. Desde su mirador de cristal es posible admirar el malecón, las tres islas, Olas Altas y Paseo Centenario, además de apreciar el faro natural más alto del mundo, a más de 150 metros de altura. Para los amantes de la aventura, la experiencia se complementa con la Farolesa, una tirolesa que cruza el Pacífico a 121 metros de altura y conecta con el Cerro del Vigía, regalando un vuelo panorámico entre mar, costa y aves marinas.
Mirador del Madroño, en Badiraguato
Muy distinto, pero igual de impactante, es el paisaje que se abre desde el Mirador del Madroño, en Badiraguato. En plena sierra, este punto permite apreciar la grandeza montañosa del estado en un entorno de silencio, aire puro y horizontes amplios. El lugar cuenta con áreas para descanso, fotografía y observación del paisaje, así como cabañas que invitan a prolongar la estancia y vivir una experiencia completa entre caminatas al amanecer, bosques y cielos estrellados. Un sitio ideal para quienes buscan naturaleza, bienestar y experiencias de ecoturismo.
Cerro de la Memoria, Los Mochis
Hacia el norte, el Cerro de la Memoria se eleva como uno de los puntos más representativos de Los Mochis. En su cima se encuentra la estatua de la Virgen Reina del Valle del Fuerte, un ícono local de 11 metros de altura. El cerro cuenta con una pista ciclista de 3.4 kilómetros, rutas para ascender a pie y La Pérgola, una explanada-mirador desde donde se observa tanto la ciudad como la costa sinaloense, brindando una vista completa del paisaje del norte del estado.
Los miradores de Sinaloa reúnen experiencias para distintos estilos de viaje: naturaleza, aventura y bienestar. Desde las alturas, la diversidad geográfica del estado se revela con belleza natural y se convierte en un atractivo que invita a mirar el destino desde otra perspectiva.
