
Ciudad de México, 15 de septiembre (SinEmbargo).- Asándose como malvaviscos a fuego abierto, los Júpiter calientes –grandes planetas gaseosos que se encuentran en todo el universo en otros sistemas solares– vagan desde lugares distantes a la órbita extraordinariamente cercana a sus propios soles. Sin embargo, esa no es la única característica extraordinaria de estos cuerpos celestes. Ahora, de acuerdo con una reciente investigación, estos grandes exoplanetas gaseosos pueden hacer que sus soles se tambaleen cuando se abren camino a través de sus sistemas hasta una órbita cercana a su estrella.
"Aunque la masa del planeta es sólo una milésima parte de la masa de su sol, las estrellas en estos otros sistemas solares están siendo afectadas por estos planetas, hasta el punto de actuar de una manera imprevista", dijo Dong Lai, profesor de Astronomía de la Universidad de Cornell y autor principal de la investigación, publicó Cornell Chronicle, sitio web encargado de difundir la información de esta institución educativa.
Por lo que saben los astrónomos, esto sólo ocurre en los sistemas de estrellas binarias. Las estrellas binarias asociadas, algunas tan lejanas como a cientos de unidades astronómicas (una unidad astronómica equivale a poco menos de 150 millones de kilómetros, la distancia entre la Tierra y el Sol), influyen en los planetas gigantes similares a Júpiter a través de la gravedad y hacen que vacilen en órbitas poco comunes, las cuales a su vez, hacen que migren hacia el interior, muy cerca de su sol, agregó Lai.

En nuestro sistema solar, el eje de rotación del sol está aproximadamente alineado con el eje orbital de todos los planetas. De esta manera, el eje orbital es perpendicular a la superficie plana en la que los planetas giran alrededor del sol. Sin embargo, observaciones recientes revelaron que en sistemas solares con Júpiter calientes el eje orbital de estos planetas está desalineado con el eje de rotación de su estrella anfitriona.
De acuerdo con Lai, cuando los exoplanetas se encontraron por primera vez en la década de 1990, todos los que se descubrieron eran grandes planetas como Júpiter. "Fue sorprendente que dichos mundos gigantes pudieran estar tan cerca de su estrella madre", dijo. "Nuestro propio planeta Mercurio está muy cerca de nuestro sol. Pero estos Júpiter calientes están mucho más cerca de sus soles que Mercurio".
Al simular la dinámica de estos sistemas planetarios exóticos, los astrónomos de Cornell demostraron que cuando los planetas similares a Júpiter se acercan a su estrella, el planeta puede forzar el eje de rotación de la estrella a un movimiento de precesión (es decir, cambia la orientación de su eje de rotación), muy parecido al bamboleo de un trompo.
"Además, puede hacer que el eje de rotación de la estrella cambie de dirección de una manera compleja o incluso una caótica", dijo Lai. "Esto proporciona una posible explicación a los desajustes de rotación-órbita observados y será útil para entender el origen de estos planetas enigmáticos."
Lai resaltó además que la variación caótica del eje de rotación de la estrella no es algo ajeno a la naturaleza y se asemeja a otros fenómenos caóticos como el tiempo y el clima.




