
Ciudad de México, 20 de febrero (SinEmbargo).- Este domingo 22, en el Centro Cultural de España, a las 11 horas, el “botello” Armando Vega-Gil regresa a la escena musical con su nuevo disco y un espectáculo humorístico para chicos y grandes llamado Ukulele Loco.
Se trata de un show nacido de la experiencia paterna, que ha llegado a la vida del escritor y músico a una edad madura, lo que no ha impedido –más bien todo lo contrario- que Andrés, su retoño, apareciera a los 55 años de su padre con varias tortas de jamón bajo el brazo.
En este show, Armando mezcla la narración oral de las historias de sus libros con divertidas rutinas teatrales y canciones interpretadas con su ukulele hawaiano.
Piezas que van del son jarocho a la samba brasileña, del mariachi al rock y que enlazan sus relatos y acciones escénicas en un montaje que puede durar entre los 45 minutos y una hora y media de diversión pura que el artista ejecuta en forma simultánea con el ilustrador Pablo Zeta, quien va haciendo dibujos que se reproducen en una pantalla gigante ubicada en el centro del escenario.
Ha contado Armando en numerosas entrevistas que Ukulele loco nació de la afición de Andrés por las guitarras y guitarritas. En la búsqueda de un instrumento que no fuera una imitación de plástico o malhecha se topó con un lindo ukulele soprano, una muestra pequeña de lo que podría ser un cuatro venezolano, una jarana jarocha o una guitarra de golpe michoacana.
Al ponerse a jugar con su niño, descubrió sus inabarcables posibilidades, con un sonido dulce y potente y que además puede llevar por el mundo sin que haga bulto, es así como jugando con el ukulele de Andrés, compuso con paciencia una docena de “canciones felices”, para bailar y cantar sin más responsabilidad que la de celebrar la alegría.
El disco, el show, Ukulele loco, tienen el sabor de una devolución sentimental y artística. El de un padre y su hijo. En el medio, el público para disfrutar el intercambio.

Armando Vega-Gil ha sido galardonado con cinco premios nacionales de literatura. Ha publicado 22 libros, de los cuales, El Perro de Oventic; Una Noche de Catarro y Pesadillas; Cumpleaños en la Marisquería; Azahar y Agustín y Renata y la fábrica de juguetes, entre otros, van dirigidos al público infantil.
–Este instrumento me hizo acordar un poco al charango, tan habitual en el Altiplano…
–Déjame contarte, el ukulele me conecta con un pasado folclórico de los ’70, más o menos, de una manera muy directa y contundente. En el disco hago rasgueos que tienen que ver con mis aprendizajes de música folclórica. Hay una canción que se llama “Pastel de lodo”, donde hago un golpe como de carnavalito; en otra que se titula como el disco, “Ukulele loco”, hay un ritmo como de joropo venezolano, otra de jarana jarocha, otra de mariachi jalisciense…todo esto mediado, claro, por mi formación de músico rocanrolero. Así que claro que tiene que ver con el charango.
–El rock finalmente siempre bebe de la música de la tierra, del lugar donde se crea…
–Sí, en Botellita de Jerez siempre hemos indagado en nuestras raíces musicales y culturales, así que con el ukulele estoy dando un brinco todavía más atrás, yendo a esa época que te comentaba y que la verdad, sí, me marcó mucho. De alguna manera soy quien soy por haber pasado por ahí. Pienso en gente como Gustavo Santaolalla, que usa el charango de manera poco convencional, un poco eso es lo mío con el ukulele. Lo toco como se me da, como me sale del alma. Es un instrumento que adoptó un rey de Hawaii como instrumento nacional, es muy joven, pariente del cavaquinho, muy representativo de la música brasileña y portuguesa.
–Al final, como suele decirse, casi toda la música viene de África
–Hay una curva donde se junta el ritmo africano con las cuerdas tañidas por la cultura árabe y esa curva se da en Europa.
–Este hijo ha venido con un disco bajo el brazo
–Fíjate que este proyecto del Ukulele loco no es una torta simple, porque viene como con muchas cosas. Por ejemplo, en Aguascalientes se han prendido tanto con el proyecto que vamos a sacar libros ilustrados con las letras de las canciones. Así que a los siete libros que ya tengo publicados como autor para niños se van a sumar estos y luego viene otro con Felipe Ehrenberg. Así que Andrés vino con muchos panes bajo el brazo.
–¿Andrés es tu único hijo?
–Sí, empecé tarde con esto de la paternidad. Andrés llegó cuando yo tenía 55 años, en un momento muy importante de mi vida. Ahora me doy cuenta de en estos 59 años de vida en el planeta, he ido sumando experiencias, amigos, cosas que estoy volcando en este primer proyecto como músico en solitario, puesto que siempre he formado parte de grupos: Botellita de Jerez, Palomazo Informativo, Arraigo Domiciliario, un grupo muy antiguo de música folclórica del que me corrieron muy “gachamente” hace muchos años y que se llamaba Canek…aquí estoy, entonces, heredando lo que yo mismo he sembrado.
–Siempre gestionas tus proyectos y tus proyectos al mismo tiempo tienen alas e incorporan a personas de otros artes y oficios…
–Fíjate que sí, que mis proyectos tienen siempre esas posibilidades. A menudo me concentro mucho en cada uno de ellos. Una vez que existe un libro en el que estuve trabajando mucho, por ejemplo, abre puertas para que se incorporen otras personas. Como pasó con El perro de Oventic, al que se sumó el artista plástico de Querétaro Rafael Ontiveros con un trabajo gráfico sorprendente del que se desprendió una App para dispositivos digitales.

–¿Cómo va a ser el concierto del domingo?
–Estaré en el centro del escenario con mi ukulele y un tambor eléctrico y a mi lado se apostará el ilustrador Pablo Zeta, quien hará dibujos y los irá moviendo con una cámara que tiene en la mesa y que proyectará imágenes hacia una pantalla gigante.
–¿Está pasando algo con Botellita de Jerez?
–Está pasando algo muy interesante: estamos grabando el disco en el estudio de Santiago Ojeda, a pocos meses de sacar nuestro nuevo material.
–Sin Sergio Arau, ¿verdad?
–Sí, lo cual es una gran tristeza. Esperemos que algún día eso se arregle.




