No queremos desmotivarte, sólo que contemples que antes de iniciar un programa de ejercicio debes consultar a un médico. Este es un consejo recurrente, que probablemente te tiene harto, pero es al que menos se le hace caso. Y de hecho,
sería muy bueno consultarlo, especialmente si tu corazón ha estado bombeando durante una década la miel de maple que llevas por sangre.

Sin embargo, también hay otras cosas terribles que podrían sucederte al hacer ejercicio como ...

5.

Diarrea del corredor

Bravo, decidiste armar un plan para correr. Haz preparado tus tenis y tus shorts, pondrás el despertador a una hora que no has visto jamás o por lo menos, no recuerdas la última vez que te levantaste a las 5 de la madrugada. Bien, te estás preparando para vivir la aventura de muchas victorias personales para restregarle a los demás y en su cara tus habilidades atléticas.
Y para tu sorpresa, sí lo haces. Sales a las calles oscuras y vacías. Todo es fabuloso hasta que, de repente, cuando tu cuerpo detecta que te encuentras lo más lejos posible del baño, te das cuenta que la celebración en honor a tu nuevo estilo de vida de anoche, donde comiste tacos al pastor, no fue la mejor decisión.

Pues bienvenido a la diarrea del corredor. Correr es un deporte muy movido, de mucho impacto. Y las vibraciones de tus pies golpeando contra el pavimento una y otra vez, hacen resonancia en tu sistema gastrointestinal, haciendo que, digamos, se despierte. Y cuando esto sucede, entras en una carrera contra el diablo para encontrar un lugar con privacidad.

Paula Radcliffe es poseedora del récord femenil para el maratón, con 2:15:25. Y cerca del final de un campeonato mundial en el 2005, Paula tuvo algunos problemas: “Comencé a bajar el ritmo porque tenía retorcijones de estómago y pensé, necesito ir al baño y estaré bien. No quería recurrir a eso frente de miles de personas. Pero tenía que hacerlo, llevaba más de la mitad de la carrera sintiendo la necesidad y se hacía insoportable. Debo haber comido demasiado.”
Se agachó tras una barrera e hizo lo que tuvo que hacer. La televisión, dándose cuenta del momento tan vergonzoso y desafortunado por el que pasaba, lo transmitió en vivo al mundo entero. Y para sorpresa de muchos, ganó la carrera con un tiempo de 2:17:42.

Eso no fue un extraño accidente. De acuerdo a un estudio holandés, 45% de los corredores experimentan algún tipo de molestia intestinal durante sus carreras. La mayoría de las veces, esta forma de incontinencia se manifiesta como una repentina y clara urgencia de ir al baño y no necesariamente te impulsará explosivamente por tu recorrido. Con algo de planeación y sentido común, puedes reducir la urgencia y estar preparado cuál boy scout para cuando lo inesperado se haga presente. Debes cenar cena baja en fibra la noche anterior al evento, hidrátate, ubica los baños disponibles en la ruta, usa calcetas extra gruesas. Pero lo más probable es que con el tiempo, te toque enfrentar esto.
Por supuesto, podrías dedicarte a otra forma de ejercicio, como el ciclismo. Como Greg LeMond, quién ganó el Tour de Francia en 1986 con sus shorts “llenos”. Hmmm… podríamos sugerir la natación pero trae a mi mente una imagen particularmente horrible.

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4.

Sudor constante e interminable

Has progresado mucho. Has incrementando el tiempo de ejercicio de 20 minutos al día cada tercer día, a una hora diariamente. Ya corriste carreras de 5K y 10K. Quizá nadaste un kilómetro y estuviste dentro de los más rápidos de la competencia. Incluso, pedaleas los 15 kilómetros de ida y vuelta al trabajo todos los días. Tu ropa te queda floja y has tenido que comprar nuevo guardarropa más ajustado.
Pero has notado que cuando sales con tus amigos, sudas excesivamente.

De acuerdo con el entrenador de Lance Armstong, Chris Carmichael, cuando una persona está más en forma, sudará con mayor facilidad. En esencia, conforme incrementas la intensidad y duración del ejercicio, estás acondicionando a tu cuerpo a estar mejor preparado para el castigo atlético al que lo sometes con regularidad. Esto se manifiesta en diversas maneras: bajo nivel de grasa corporal, mayor masa muscular, huesos más fuertes, mayor almacenamiento de glucógeno y ritmo cardiaco lento.

Tu cuerpo sabe que es probable que hagas recorridos de 75 km en bicicleta y tiene que estar preparado para regular tu temperatura (enfriarte) y no puede notar la diferencia entre tus ejercicios de calentamiento y cuando subes por las escaleras de tu oficina.

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3.

Abuso a tus pies, pezones y zona escrotal

Uno de los beneficios de estar y mantenerse en forma es que te hace ver más sexy. Y no en una forma artificial, como la cirugía plástica, sino de una forma genuina.
Eso es, sin contar algunas partes de tu cuerpo que a partir de ahora querrás ocultar como tus pies.
Los pies empiezan a cambiar su estética. La gente que corre 5 kilómetros tres veces a la semana o pedalean al trabajo de ida y vuelta 7 kilómetros no tendrán este problema. Pero una vez que incrementas tu entrenamiento y comienzas a presionarte a ir más rápido y más lejos, los pies se pondrán callosos y las uñas llegan a enterrarse.
Otra parte del cuerpo que resulta "dañada" es la piel de los pezones. A diferencia de la piel del resto del cuerpo, es incapaz de volverse callosa, pero el sudor deja una capa de sal tan áspera que parece lija, y esto, aunado a los pezones cuando rozan contra la playera, provocarán que sangren.
Esto es más frecuente en los hombres, debido a las mujeres usualmente visten ajustados bras deportivos que absorben el sudor y reducen el roce entre pezón y la tela.
Esto es en cuanto a pies y pezones, pero el ejercicio es movimiento y por lo tanto produce fricción, así que no importa cuán en forma estés, habrá áreas de tu cuerpo que estarán predispuestas a las erupciones a causa del sudor como la zona escrotal.

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2.

Nadar puede matarte en formas poco imaginables

Cuidado con las amibas cerebrales. Este no es un problema que pueda pescarse en la alberca de tu centro deportivo, pero si en el mar o en un lago. Una vez que te conviertes en un gran nadador de largas distancias y quieres entrenar para un triatlón, sueles hacerlo en aguas abiertas. Nadar un kilómetro y medio en una alberca de 50 metros es repetitivo e involucra muchas vueltas y altos. Practicar en un río o en lago te prepara para la realidad de no tener un piso en que pararte o una orilla donde asirte.

La amiba, de la cual estamos hablando es llamada Naeleria fowleri, la cual simplemente se introduce a tu nariz para luego adherirse a tu nervio olfativo y después a tu cerebro. Se pensaba que era excepcionalmente poco común (con solo unos cientos de casos en el mundo desde su descubrimiento), pero de pronto en el 2007, seis personas en E.U. murieron por su causa. La amiba requiere de agua caliente para vivir, y se cree que su repentino crecimiento en número se debe a el calentamiento global.

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1.

Los genitales se encogen

Ya seas corredor, ciclista, nadador o un osado practicante del parkour poniendo a prueba la gravedad, pronto descubrirás que el sometimiento al esfuerzo físico continuo causa que los genitales se encojan. Y por encogerse queremos decir, esconderse literalmente dentro de tu cuerpo. Afortunadamente, los genitales regresan a su estado normal en más o menos una hora.
En cuanto a las mujeres, de lo que necesitan preocuparse es de la tercia atlética femenina, una condición que combina una pobre imagen corporal, desórdenes alimenticios e irregularidades menstruales. Este mal ataca particularmente a mujeres que practican en exceso deportes como correr, nadar y andar en bicicleta para mantener sus cuerpos delgados, es en estas actividades donde hay menos masa corporal que mover y por lo tanto, mejor desempeño.
El bajo peso corporal aunado a una baja ingesta calórica provoca huesos porosos y amenorrea, la perdida de ciclo menstrual durante tres o más meses. Dependiendo del deporte que practiques tendrás una probabilidad de 3.6 a 66 por ciento de desarrollar esto, comparado a la probabilidad de tan solo 2 a 5 por ciento que experimenta la población en general.