La influencer Natalie Reynolds expuso a una mujer en condición de calle por likes. TikTok le cerró la cuenta, pero luego se la devolvió.
Ciudad de México, 18 de junio (SinEmbargo).- La influencer Natalie Reynolds decidió actualizar la tradición milenaria del circo romano: esta vez no con leones, sino con un lago. Y no con gladiadores, sino con una mujer en situación de calle.
Natalie Reynolds, quien genera contenido en TikTok, le ofreció 20 dólares, alrededor de 380 pesos mexicanos, a una mujer sin hogar a cambio de saltar a un lago. La mujer aceptó y saltó, pero no sabía nadar y casi se ahoga. ¿Qué hizo Natalie? Pues, grabó, se rió y se fue.
Por esta razón, TikTok le cerró la cuenta. La influencer lloró, y hasta se presentó en las oficinas de la empresa en Estados Unidos para suplicar que se la devolvieran. Lo consiguió: la plataforma le reactivó el perfil. Entonces, Natalie subió un video en el que aseguró que todo lo ocurrido se debía a los celos que le tienen. Según ella, todo fue parte de un boicot.
Lo que Natalie hizo es un ejemplo claro de cómo las redes sociales monetizan el dolor ajeno, cómo los algoritmos premian el morbo, y cómo el capitalismo digital transforma la miseria humana en contenido para generar millones de clics.
Karma Hits HARD ~ And So Well Deserved...
THIS is Natalie Reynolds who was just banned from TikTok for deceiving a mentally ill homeless woman into jumping into a lake, by promising her $20.00 and then running away when she could not swim pic.twitter.com/EYgr8gMLVw
— CertainHOPE (@CertainHOPEx) June 10, 2025
Los algoritmos de TikTok priorizan contenidos chocantes que generan vistas a costa de otras personas no necesariamente de manera consensuada o voluntaria. Esta dinámica refleja lo que teóricos han denominado "trabajo digital no remunerado", donde las personas, especialmente las más precarizadas, son las que proveen de contenido monetizable a influencers.
Y efectivamente, vemos que esto viene de una mujer blanca y privilegiada contra otra mujer en situación de calle. Y nos recuerda que la opresión de género no es el único problema: también pesan la clase y la raza. Al final, lo que hizo esta influencer muestra cómo las plataformas convierten la vulnerabilidad en espectáculo.
Y mientras TikTok cierra y luego devuelve cuentas a este tipo de generadoras de contenido, siempre hay gente así que se aprovecha del dolor ajeno, lo disfraza de entretenimiento y encima se victimiza cuando se le señalan los abusos.





