El Congreso de El Salvador también añadió un año más al periodo presidencial, por lo que hasta 2030 se celebrarán nuevas elecciones.
Ciudad de México, 1 de agosto (SinEmbargo).- El Congreso de El Salvador, dominado por una mayoría oficialista, aprobó ayer en una reforma constitucional la reelección presidencial indefinida, con lo que el actual Presidente, Nayib Bukele, podrá perpetuarse en el poder.
"Gracias por hacer historia, colegas diputados", afirmó el presidente de la Asamblea Legislativa, Ernesto Castro, del oficialista partido Nuevas Ideas, al contar los 57 votos a favor, de 60 votos.
El paquete de reformas constitucionales también elimina la obligatoriedad de celebrar una segunda vuelta electoral cuando ningún partido político o coalición obtenga mayoría absoluta.
Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y Vamos, ambos partidos opositores a Bukele, se han expresaron su repudio a la reforma. "Ha muerto la democracia en El Salvador", dijo, por ejemplo, la Diputada Marcela Villatoro (ARENA), al remarcar que no se consultó a las fuerzas políticas la reforma. "Se quitaron las máscaras", dijo sobre la colación que gobierna.
La decisión deberá ser ratificada por la misma cámara, que también es probable que apruebe la 41º prórroga al régimen de excepción, un estado vigente desde marzo de 2022. "Me tiene sin cuidado que me digan dictador", declaró el propio Bukele a inicios del pasado mes de junio.
Bukele gobierna desde 2019 y ya fue reelegido el 4 de febrero de 2024 con 85 por ciento de los votos, algo que estaba prohibido por la Constitución, pero que validó la Suprema Corte de Justicia con ministros afines a Bukele.
La elección le dio al mandatario un control casi absoluto sobre todos los poderes e instituciones del Estado, lo que ha sido criticado por organizaciones civiles alrededor del mundo.
¿Cómo se hace una dictadura?
Nayib Bukele llegó a la Presidencia de El Salvador en 2019 rompiendo con los partidos tradicionales y prometiendo combatir la violencia y la corrupción. Su estilo directo y el uso de redes sociales, junto con una drástica reducción de homicidios tras sus políticas de seguridad, en las que la prensa reveló tratos con la Mara Salvatrucha, lo consolidaron como uno de los mandatarios más populares.
Fue el 1 de mayo de 2021, cuando la Asamblea Legislativa de El Salvador, dominada por el partido oficialista Nuevas Ideas y sus aliados, aprobó de manera inmediata la destitución de los cinco magistrados titulares y suplentes de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, así como del Fiscal General Raúl Melara.
Los legisladores oficialistas justificaron la medida bajo el argumento de que los magistrados emitían resoluciones que obstaculizaban la gestión gubernamental, especialmente durante la pandemia de Covid-19, mientras que al Fiscal lo señalaron por supuestos vínculos con la oposición.

En cuestión de horas, la Asamblea juramentó a nuevos magistrados y nombró a Rodolfo Delgado como Fiscal interino. La destitución de los funcionarios generó críticas inmediatas de la oposición y de organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y Human Rights Watch, que denunciaron un debilitamiento del Estado de derecho y un golpe a la independencia judicial.
Los magistrados removidos declararon inconstitucional la medida, pero la resolución fue ignorada por la Asamblea y nunca se publicó oficialmente.
El 3 de septiembre de 2021, los nuevos magistrados impuestos por Bukele resolvieron que los argumentos que impiden la reelección habían quedado obsoletos y que sólo competía al pueblo decidir en las elecciones si el Presidente debía seguir en el cargo o no.
Hoy en día, Bukele se ha convertido en un aliado abierto de la derecha con su ofrecimiento al Gobierno de Donald Trump de sus cárceles para que sirvan como centro de detención de migrantes que hayan cometido delitos en Estados Unidos, una medida que ha confirmado su camaleonismo y que ha sido señalada de un abierto entreguismo al Gobierno de Donald Trump.
-Con información de Europa Press.




