El doctor Edgardo Arredondo habló sobre su nuevo libro, un anecdotario que recopila vivencias personales tras casi 40 años de ejercicio profesional en la medicina.
Ciudad de México, 19 de septiembre (SinEmbargo).– Mediante 25 anécdotas el médico y escritor yucateco Edgardo Arredondo expone “una visión de lo que es realmente el otro lado de la medicina”, una visión humanista que se aprecia en su libro Andanzas de Médico.
Se trata de episodios tan cotidianos como sorprendentes: desde el paciente que pregunta "¿Doctor, puedo tomar?" hasta aquellos que intentan engañar al médico con síntomas fingidos.
En sus páginas hay personajes como un hombre que se niega a un tacto rectal o una mujer ciega que asegura comunicarse con sus parientes muertos. De esta manera el doctor Edgardo Arredondo invita a la reflexión sobre temas cruciales como: la empatía como herramienta de diagnóstico, el derecho al bien morir, la relación médico-paciente, y los desafíos éticos y sociales de la medicina contemporánea.
“¿Qué es ser humanista en medicina? Pues es sentir empatía por la persona, en este caso el paciente, comprenderlo y en un momento determinado estar más compenetrado y yo creo que esto es lo que alimenta la relación médico-paciente y esto es lo que hace no solo llevadera la profesión, sino es el éxito que en un momento determinado tiene el médico para tratar la enfermedad y preservar la salud del enfermo”, comentó el doctor Arredondo en entrevista.
Al ofrecer una visión desde la perspectiva del doctor, los relatos muestran cómo el médico que se identifica perfectamente con su paciente, lo entiende y lo comprende mejor. Aunque la misma visión también exhibe la falta de cuidados y de prevención por parte de los pacientes.
“Fíjate que se dan cosas muy simpáticas. A veces el paciente está despotricando, el ejemplo claro es el Seguro Social, pero mientras está diciendo y quejándose el paciente de que ya fue un montón de veces y no le surte su su medicina para la diabetes, pues tiene su Coca-Cola y sus galletas Emperador a un lado. Entonces, muchas veces no tenemos esa cultura de la prevención”, compartió.
El autor también aborda temas sensibles como el sobrepeso, el impacto de la pandemia, la deshumanización de la medicina, el papel del médico como educador y la relevancia del personal de enfermería, “nuestros ángeles de blanco”. Como colofón, incluye una sección de “Humildes Homenajes”, textos publicados previamente sobre maestros y personajes que marcaron su vida profesional.
También entre estas historias hay momentos difíciles, casos de amputaciones y diagnósticos difíciles de comunicar. “Hay varias historias desgarradoras, vamos a decir. No hay momento más de frustración para un médico, por ejemplo, que en el caso mío como ortopedista que tener que amputar a un paciente”.
“Hay cosas que son difíciles de enfrentar. Yo tengo una imagen que me duele mucho y que es entrar a una sala de pediatría y pasar donde hay un niño que le están dando quimioterapia, ver esas cabecitas sin pelo, ojos hundidos, una manita en la quimioterapia, otra manita jugando al carrito de plástico, cuando me pasaba a mí eso desde el Seguro Social, el resto del día yo no quería saber nada, me sentía muy muy triste, muy golpeado y son esas cosas que también tiene la profesión”.





