
Ciudad de México, 23 de junio (SinEmbargo).- A diferencia de otros juegos infantiles que llevan años en el mercado, los Legos no se han vuelto demasiado caros. Sin embargo, un estudio internacional descubrió que estos populares juguetes han desarrollado un problema de actitud.
Los personajes de Lego, lanzados a partir de inicios de los 90 son proporcionalmente más iracundos, según un estudio realizado por dos investigadores de la Universidad de Canterbury, en Nueva Zelanda, y uno más del Instituto polaco de Investigación Industrial para la Automatización y Medida en Varsovia (PIAP).
Los autores del estudio tienen la hipótesis de que el pico de negatividad alcanzado puede estar relacionado con el lanzamiento de series temáticas como piratas o de la sagade Harry Potter, por ejemplo, en donde se incluyen armas, además de hacer la obvia distinción entre personajes "buenos" y "malos".
"Es nuestra impresión que esos temas se han incrementado basados en conflictos", dijeron los investigadores Christoph Bartneck, Mohammad Obaid y Karolina Zawieska.
Los investigadores llegaron a esta conclusión después de fotografiar los tres mil 655 personajes de Lego realizados entre 1975 y 2010. Los especialistas le pidieron a un grupo de 264 adultos que calificaran las expresiones de las figuras como enojado, feliz, triste, etcétera.

Variables como el color de la piel y la manera en la que la cabeza está unida al cuerpo de las figuras no afectaron las conclusiones de manera substancial.
Después de esta prueba, Bartneck encontró un incremento proporcional de rostros iracundos a partir de principios de la década de los 90.
Los resultados de la investigación se presentarán en la Conferencia del Primer Congreso Internacional de Interacción Humano-Agente en Sapporo, Japón.
La investigación puede ser banal, si no fuera porque en la actualidad darle forma de pistola, a mordidas, a una Pop-Tart puede ser motivo de suspensión en la escuela; como le ocurrió a Josh Welch, un niño de ocho años, hace unos días en Maryland.
Pero además de hechos tan particulares como el del estudiante de primaria, también se encuentra el debate sobre los efectos psicológicos de los juegos de video violentos en sus usuarios.

Todo esto lleva a la conclusión lógica de que lo último que los padres quisieran en el cajón de los juguetes de sus hijos sería figuras de acción conflictivas.
De hecho, una de las mayores preocupaciones de los investigadores son las implicaciones para la psicología del niño. "No podemos dejar de preguntarnos cómo el paso de caras positivas a un número cada vez mayor de caras negativas repercute en la manera en la que juegan los niños. (...) Los niños que hoy crecen con Lego no sólo recordarán a aquellos sonrientes, sino también la ira y el miedo en los rostros de las minifiguras".
No obstante, antes de iniciar una cacería de brujas, también hay que considerar los aspectos positivos que incluso los Legos furiosos pueden brindar.
El estudio de los especialistas dice que un amplio rango de expresiones emocionales se conectan gracias a "la compleja interacción de escenarios de los usuarios actuales". Esto quiere decir que la variedad refleja la realidad.
En un contexto en el que la ira, el miedo y las sonrisas coexisten de manera "mágica", algunos psicólogos sugieren que los juegos orientados al conflicto –incluso aquellos en los que se involucran armas de juguete– ayudan a los niños a lidiar con temas como "la lucha entre el bien y el mal", publicó The Japan Times.





