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Ramiro Padilla Atondo

13/04/2015 - 12:00 am

Los privilegios del poder

Hace ya algún tiempo escribí acerca de la percepción que tenían los políticos acerca de lo que es el poder. Y al entrar EPN al poder escribí de manera extensiva acerca de las diferencias entre el primer Priísmo y el que regresaba. Que eran contextos totalmente diferentes. Y al parecer no lo entendieron. El gobierno […]

Hace ya algún tiempo escribí acerca de la percepción que tenían los políticos acerca de lo que es el poder. Y al entrar EPN al poder escribí de manera extensiva acerca de las diferencias entre el primer Priísmo y el que regresaba. Que eran contextos totalmente diferentes.

Y al parecer no lo entendieron. El gobierno (por utilizar una analogía) cree que vivimos en el mundo de los televisores en blanco y negro. No sabe o no se ha dado cuenta que este tipo de televisores dejaron de existir hace tiempo. Lo de hoy son televisiones de alta definición con acceso a internet.

Esa es más o menos la diferencia entre la generación que dejó el PRI cuando perdió la presidencia y la que recibió cuando lo recuperó.

Por supuesto que ha habido todo tipo de análisis intentando minimizar el poder de las redes sociales a la hora de fiscalizar a los poderosos. Porque en México aún no hay una masificación del uso del internet. Esto sería el beso de la muerte para un sistema político que agoniza, pero que no se ha dado cuenta.

El último de los incontables escándalos es un botón de muestra. Un tipo que abusa de los recursos públicos que tiene que renunciar gracias a las redes sociales. Y esto no es poca cosa.

Los políticos quisieran de corazón volver a los tiempos donde nada se movía sin la voluntad del señor presidente. Pero se los explico de nuevo. Esta generación es quizá la más combativa en la historia del país. Quiero aclarar que eso no significa que sea mayoría. Ya es un número importante eso sí, y es bastante ruidosa como para provocar cambios.

El progreso (quiero aclarar también que se le ha dado una connotación positiva a la palabra progreso aunque este no lo sea en todos los casos) ha traído cambios en los comportamientos sociales.

Seguimos oscilando entre la civilización y la barbarie. Como diría Agustín Basave, es parte de nuestra esquizofrenia, la extraña dualidad en la que nos hemos movido en nuestra historia.

Parte de nuestro subdesarrollo está explicado por las maneras faraónicas de comportarse de los poderosos, sean del sector público o privado. La naquez como forma de vida, la austeridad republicana como letra muerta y la estupidez como forma de gobierno.

Los gobernantes siguen pensando que se puede dirigir a un país de espaldas a sus necesidades. Siguen pensando que se puede vivir una vida de impunidad y opulencia sin rendir cuentas a una sociedad que ahora sí empieza a informarse.

Pero como lo dije de manera anterior, se han topado con la generación equivocada. Tampoco puedo decir que caerá el PRI-Mordor como en el señor de los anillos. Para eso falta tiempo y se requiere trabajo y esfuerzo conjunto.

A ver si dentro de tres funcionarios cesados el gobierno de la república entiende que no se puede gobernar desde la frivolidad. Y que la bolsa de trucos electorales se está quedando vacía.

En fin. Un abrazo.

Ramiro Padilla Atondo
Ramiro Padilla Atondo. Ensenadense. Autor de los libros de cuentos A tres pasos de la línea, traducido al inglés; Esperando la muerte y la novela Días de Agosto. En ensayo ha publicado La verdad fraccionada y Poder, sociedad e imagen. Colabora para para los suplementos culturales Palabra del Vigía, Identidad del Mexicano y las revistas Espiral y Volante, también para los portales Grado cero de Guerrero, Camaleón político, Sdp noticias, El cuervo de orange y el portal 4vientos.

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