Una historia inspiradora y que deja un mensaje agradable para toda la semana es que el autor nos presenta este domingo. Una perrita mestiza fue abandonada por tener una severa deformidad en sus patas delanteras que le impedían caminar. Fue descubierta por un joven de EU que describe su encuentro con ella como “algo mágico”. Cuando la llevó al veterinario, el doctor le recomendó dormirla. Pero él se empeñó en ayudar a “Fe” –como la bautizó– y, con dedicación y cuidados caseros, la ayudó a recuperar el movimiento con sólo dos patas. Todo se puede, nos dice hoy Beto Castillo, “con un poquito de fe”.




