TRES COLORES, BLANCO: De tequila, nogada y calaveras de azúcar es la franja más clara de la Bandera

07/09/2012 - 10:00 am

La unión de los mexicanos está representada en la bandera nacional. Aunque en un inicio el blanco en nuestra enseña Patria significaba la religión, la secularización del país propició el cambio a como lo conocemos en la actualidad. Este país ya es demasiado religioso como para llevar la religión hasta en la bandera. Sin embargo, más allá de conceptos abstractos como la unión... ¿Qué es la unión?

Que mejor tema unificador que el pretexto de un color, aunque los más quisquillosos digan que el blanco no es un color sino la unión de todos los que conforman el espectro cromático. Conformémonos, pues, con la gran variedad de elementos blancos que forman parte de nuestra cultura y vida diaria.

1. TEQUILA BLANCO

La bebida alcohólica emblemática de nuestro país tiene su origen en el municipio de Jalisco del mismo nombre. Modas van y vienen, y aunque los más folclóricos se empeñen en el resurgimiento del mezcal y los más ñeros no suelten la cerveza ni a sol ni sombra, no hay bebida etílica comparada con un buen tequila blanco. Eso sí, derecho, en su respectivo caballito y acompañado con limón y sal (blanca también, por cierto).

2. LA NOGADA

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Sin la salsa de nogada el chile relleno es uno más entre la ya de por sí gran variedad de platillos mexicanos. Surgido de la Meca de la cocina colonial (Puebla) los chiles en nogada son típicos de esta época debido a los ingredientes que conforman la famosa salsa, para la cual se emplean nueces, leche, queso de cabra y jerez. El resultado es una crema blanca que junto con las semillas de granada y el mismo chile  forman una bandera comestible.

3. EL PULQUE

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Tercer miembro de la trilogía etílica nacional que se redondea con el tequila y el mezcal. El pulque viene del agave o maguey y, aunque el blanco no sea precisamente una de sus variedades más populares (como lo pueden llegar a ser los curados), sus propiedades rústicas lo convierten en la bebida más asequible para los parroquianos de las pulquerías. Aunque a últimas fechas esté confinado a establecimientos "especializados" (y caros), el pulmón de "ajo" (de a jodido) siempre será un clásico de clásicos.

4. LOS VOLCANES

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Las cumbres mexicanas se encuentran entre las más altas de Norteamérica. Las dos cordilleras más grandes de México (la Sierra Madre Oriental y Occidental) albergan entre sus revueltos recorridos puntas nevadas que son testigos de otras etapas geológicas. Más al centro del país, en cambio, se encuentran los volcanes característicos de nuestra orografía, entre los que destacan el Iztaccíhuatl, el Popocatépetl y –por supuesto– el Nevado de Toluca. Un poco más al oriente de la República podemos encontrar al Cofre de Perote y al Pico de Orizaba. Sin duda, una imponente colección de gigantes de roca.

5. EL CUELLO BLANCO

Lamentablemente los delincuentes de cuello blanco son un mal que en nuestro país han anidado de manera descarada. Por supuesto, México no es el único lugar en donde las actividades delictivas derivadas de las estafas y los fraudes fiscales han tenido lugar. Sin embargo, la corrupción imperante en los últimos sexenios han propiciado el florecimiento de estos "transas" que, apoyados en las irregularidades de nuestro sistema judicial hacen de las suyas y sus actos quedan impunes.

6. LA HORCHATA

El agua de horchata puede confundirse con la típica española elaborada a base de chufas, sin embargo, en México está elaborada simple y sencillamente con arroz  y leche. Debido a lo sencillo y barato de su preparación es la favorita de fondas y establecimientos de comida corrida. El toque lo pone la canela y redondea el consumo de los platillos.

7. MÉRIDA

La capital del estado de Yucatán es conocida como la "Ciudad Blanca" desde hace muchos años, aunque las versiones del origen de dicho apodo se dividen entre su limpieza y las fachadas blancas propias desde la época de la Colonia hasta el siglo XX. Sea cual sea la razón, la "Muy noble y muy leal ciudad de Mérida" agrega a su pálido nombre el reflejo de sus guayaberas: una prenda de vestir que aparentemente sólo prefieren los hombres de la tercera edad, aunque es bastante cómoda en verano.

8. LOS QUESOS MEXICANOS

La denominación de las distintas variedades de quesos en México tiene en común su color. Desde el queso Chihuahua hasta el Oaxaca, pasando por el panela y el cotija, la blancura de este producto lácteo y su versatilidad a la hora de preparar platillos típicos lo coloca como uno de los emblemas gastronómicos. A diferencia de los tonos amarillos, verdes o azulados que en otras partes del mundo tiene, el queso mexicano es blanco y desde una tostada hasta en una quesadilla siempre será bien apreciado por los estómagos de los comensales.

9. CALAVERAS DE AZÚCAR

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El tradicional Día de Muertos no sería el mismo sin las clásicas calaveras de azúcar rematadas con sus detalles de repostería. El emblema de la celebración del día de todos los santos ha pasado de ser una golosina a un objeto de colección para muchos a quienes lo kitsch les atrae. No obstante, hay quien si las come, junto con las cañas y el resto de las ofrendas a los difuntos.

10. LA JÍCAMA

Tradicionalmente mexicano, este tubérculo es uno de los tentempiés favoritos de este país. Acompañado con chile y preferentemente bañado en jugo de limón es una alternativa sana a la comida chatarra. Por si fuera poco, la facilidad con la que puede ser preparado lo vuelve a prueba de aquellos cocineros fallidos que son capaces de quemar hasta el agua.

Redacción/SinEmbargo

Redacción/SinEmbargo

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