
El ex alcalde de Monterrey tiene una carrera política relativamente corta. El panista nació en Oaxaca el 11 de agosto de 1962 y estudió Ingeniería Civil en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey.
En enero de 2000, a los 37 años, fue electo como candidato del PAN a la Presidencia Municipal de San Nicolás de los Garza. Larrazabal, quien antes había encabezado la Secretaría de Obras Públicas de ese ayuntamiento, inició su campaña acompañado por el entonces candidato presidencial del blanquiazul, Vicente Fox Quesada.
Apenas un año después de asumir el cargo, en diciembre de 2001, Fernando Larrazabal se vio envuelto en su primer escándalo de corrupción. El Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas denunció ante la PGR a Adrián Laffitte Bretón, primo hermano del edil y representante legal de Constructora Labre, empresa en la que Larrazabal también participaba como socio, por recibir un pago en exceso por la construcción del edificio de laboratorios de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León en 1997. Sin embargo, en agosto de 2002, la PGR decidió no ejercer acción penal.
En sus tres años al frente del municipio, Larrazabal recibió de manos de Fox Quesada cuatro premios dentro del Concurso de Programas Exitosos. Según una nota del diario Reforma, fechada el 2 de noviembre de 2003, el panista fue el único alcalde, entre aquellos electos en 2000, que logró reducir la deuda pública del municipio. De acuerdo con cifras otorgadas por la propia administración de Larrazabal, los pasivos de San Nicolás de los Garza pasaron de 92 millones de pesos a 40 millones, cifra que significa una reducción de casi 57 por ciento.
Pero en julio de 2005, la Contaduría Mayor de Hacienda entregó un reporte al Congreso local en el cual se denunciaban irregularidades por casi 4.5 millones de pesos pagados a dos empresas constructoras (“Constructora y Urbanizadora Rocham” y “Construcciones y Acabados del Real Vega”), proveedores y hasta a un funcionario municipal. En su defensa, Larrazabal aseguró que la auditoría estaba incompleta: “Yo quisiera que tengan la información completa para que puedan emitir un juicio de valor, porque creo que con el dictamen que recibieron el lunes no está la información completa”.
Larrazabal empezó como un político cercano a Fox, y pronto se adaptó a Felipe Calderón. Es más: se volvió del equipo del Presidente y en 2011, ni tardo ni perezoso, apoyó la carrera de Ernesto Cordero por la candidatura presidencial del PAN, aunque el ex secretario de Hacienda y hoy Senador lo negara.
LOS TROPIEZOS DE LARRAZABAL
En 2003, a su salida de la alcaldía de San Nicolás de los Garza, se rumoró la posible intensión de Fernando Alejandro Larrazabal Bretón de buscar la dirigencia del Partido Acción Nacional en Nuevo León, pero al final el ex edil no participó en el proceso. Un año después, gracias a la invitación del entonces titular de la Secretaría de Educación Pública federal, Reyes Tamez Guerra, Larrazabal asumió la Dirección General del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE).
Durante su gestión al frente del CAPFCE, Larrazabal se encargó de la construcción de tres proyectos que fueron anunciados y promovidos con bombo y platillo por la administración de Vicente Fox: el Centro de Desarrollo de Talentos y Alto Rendimiento (CONADE), la remodelación Centro Cultural Bella Época y la construcción de la megabiblioteca José Vasconcelos.
Tan sólo dos años después de asumir la dirección del CAPFCE, Larrazabal Bretón renunció al puesto en marzo de 2006 para dedicarse por completo a su campaña como diputado local en Nuevo León. Apenas unos días después de su renuncia al CAPFCE, la oposición se lanzó en contra de Larrazabal y exigió una explicación ante el elevado costo de la biblioteca. El proyecto, para el cual según los primeros planes se necesitarían 900 millones de pesos, acabó costando más de 2 mil millones y se firmaron contratos con 40 empresas.
A pesar de los rumores y las denuncias en su contra por las irregularidades en las diferentes construcciones realizadas por el CAPFCE, los neoleoneses eligieron a Fernando Larrazabal como legislador. Durante su primer año como legislador local, el panista fue Presidente de la mesa directiva. Y el 18 de marzo de 2007, casi un año después de su inauguración, se consumó el gran fracaso de la megabiblioteca cuando sus puertas tuvieron que ser cerradas al público por las deficiencias e irregularidades de la obra.
Y mientras, en Nuevo León, el entonces diputado Larrazabal decidió concentrarse en su sueño de convertirse en gobernador. Durante los primeros meses de 2008, la propaganda del panista lucía en diferentes puntos de Monterrey y en diciembre del mismo año solicitó licencia para separarse de su cargo y buscar la candidatura de Acción Nacional a la gubernatura de Nuevo León. En el proceso interno, el oaxaqueño enfrentó al ex gobernador Fernando Elizondo Barragán; al alcalde de San Pedro Garza García, Fernando Margáin Berlanga, y al alcalde de Monterrey, Adalberto Madero Quiroga. El 3 de febrero de 2009, el Comité Ejecutivo Nacional del blanquiazul eligió, por unanimidad, a Elizondo como su candidato a gobernador.
Así, Larrazabal tuvo que conformarse con la candidatura a la Presidencia Municipal de Monterrey. Durante la campaña de Larrazabal, circuló por Internet un correo escrito, supuestamente, por Jorge Guajardo González, embajador de México en China, en el cual denunciaba una red de extorsión y corrupción en la cual formaba parte el oaxaqueño. También se le acusó de poseer cuentas bancarias millonarias y no declaradas en el extranjero. Sin embargo, el panista ganó el cargo con 53.71% de los votos. Su más cercano competidor fue Abel Guerra Garza, candidato de la Coalición Juntos por Nuevo León (PRI, PVEM, PD, Cruzada Ciudadana), quien consiguió para su causa 39.8% sufragios.
Entre sus primeras acciones como edil de Monterrey, Larrazabal Bretón decidió remodelar su oficina en la Presidencia Municipal. La obra costó casi dos millones de pesos. Además, el ex diputado decidió “perdonar” a la administración anterior y apenas mes y medio después de asumir el cargo entregó un reporte en el que aseguró no haber encontrado irregularidades en la gestión del también panista Adalberto Madero, mejor conocido como “Maderito”. Tres meses después, en abril, con altos niveles de violencia en el municipio, la administración de Larrazabal inició una “purga” policial. Tras revisar los antecedentes de 700 elementos, 105 policías fueron destituidos de su cargo.
Luego, a principios de junio, apenas siete meses después de asumir el cargo, el edil regiomontano volvió a estar en el ojo del huracán: mientras la capital de Nuevo León era tomada por el crimen organizado (28 bloqueos callejeros, según cifras oficiales, fueron registrados el miércoles 9 de junio), Fernando Larrazabal viajaba junto con toda su familia rumbo a Johannesburgo para presenciar el juego inaugural del Mundial Sudáfrica 2010.
Las cosas en el municipio no mejoraron. La violencia fue en aumento y Larrazabal prefirió enviar a sus tres hijas a estudiar a Estados Unidos. En enero de 2011, tras un ataque a policías municipales, el edil reconoció que la situación se estaba saliendo de control por la incapacidad de la administración de Rodrigo Medina de la Cruz para enfrentar al crimen organizado: “La capacidad que tienen los policías municipales y los oficiales de tránsito es limitada porque tienen una función preventiva, y quien tiene o debería tener capacidad de enfrentarlos, que es el gobierno del estado, no está teniendo la capacidad para hacerlo”.
Y lo peor estaba por venir.
El 25 de agosto de ese mismo año, un comando armado provocó un incendio en el Casino Royale, dejando 52 muertos y 10 heridos, según cifras oficiales. Las investigaciones revelaron un dato sorprendente: el hermano del edil, Manuel Jonás Larrazabal Bretón, asistía con frecuencia al casino para recibir fajos de billetes. De inmediato, otros dueños de casinos denunciaron actos de extorsión por parte de la administración municipal y del crimen organizado.
Legisladores federales y locales, así como empresarios, exigieron la renuncia de Larrazabal para que las autoridades pudieran investigar libremente la relación de su hermano con el caso de corrupción. Además, un miembro de su gabinete, Miguel Ángel García Domínguez, secretario de Desarrollo Humano, se vio involucrado en el caso. A pesar de las pruebas, el edil panista aseguró varias veces en público que todo era resultado de un intento de chantaje.
El caso creció hasta convertirse en un conflicto interno del blanquiazul. Acción Nacional se dividió entre aquellos que pedían la renuncia de Larrazabal y los que decidieron defenderlo a capa y espada. La presión de algunos grupos tuvo resultados. Larrazabal Bretón fue destituido como líder de la Asociación de Alcaldes de Acción Nacional y en su lugar fue nombrado el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez. Además, un grupo de militantes panistas revelaron el uso de la nómina municipal como parte de un ejército electoral. Según el estudio realizado por los miembros del blanquiazul, el 31 por ciento de los puestos de confianza del municipio eran ocupados por miembros activos y adherentes del PAN, cifra que le permitía a Larrazabal tener fuerte influencia en las decisiones y elecciones de su partido.
Pero con la mente puesta en su sueño de convertirse en gobernador, el oaxaqueño no cedería con facilidad. En diciembre del año pasado anunció que analizaría la posibilidad de contender por un puesto de elección popular el próximo año: “Hay todavía días suficientes para poder tomar una decisión, la cual haré en el momento que exista una convocatoria para los puestos de elección popular”. Y en febrero de 2012 se hizo pública la propuesta de lanzarlo como candidato a diputado federal por la vía plurinominal.
Tras las protestas de varios panistas y ciudadanos neoleoneses, la candidatura plurinominal le fue retirada, pero Larrazabal fue postulado como aspirante de mayoría relativa en el Distrito 10 de Monterrey. Por una diferencia mínima, el oaxaqueño resultó electo como legislador federal y además, la candidata de Acción Nacional a la Presidencia Municipal de Monterrey, Margarita Arellanes Cervantes, resultó triunfadora con 51.7% de los votos, contra 35.9% obtenido por el priísta Felipe Enríquez Hernández.
Sin éxito, el PRI intentó impugnar el triunfo de Larrazabal. Con una sonrisa, el oaxaqueño se despidió diciendo: “Tengo mi conciencia tranquila y tan la tengo que fueron los ciudadanos quienes con su voto me dieron su confianza, y nuevamente estoy en un puesto de elección popular”, y agregó: “Reconozco lo que pasó, pero todos los hechos de un gobierno siempre van a dar a quien la encabeza. Al alcalde, en este caso. Los hechos que hizo un hermano han sido investigados”. Y así, el ex alcalde de Monterrey estará protegido y seguirá impune por unos años más.
Twitter: @fhurias1
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