Ante el reciente comportamiento de Elon Musk, quien han manifestado su afinidad con la ultraderecha, los propietarios y posibles compradores de un auto Tesla se cuestionan la imagen que proyectan.
Ciudad de México, 7 de marzo (SinEmbargo).– Cuentan los periodistas Becky Peterson y Sean McLain que pocas marcas tienen su imagen tan estrechamente ligada a su director ejecutivo como Tesla. Durante la mayor parte de la historia del fabricante de autos eléctricos, eso fue bueno para el negocio. “La promesa de Elon Musk de reducir la dependencia mundial de los combustibles fósiles y su impulso para ampliar el atractivo de los autos eléctricos atrajeron legiones de compradores que buscaban mostrar una imagen y declarar su lealtad a su gran visión del tecnoambientalismo”.
Ahora que Musk se ha aliado con Donald Trump y se ha sumergido en las profundidades de la política nacional, agregan los dos reporteros de The Wall Street Journal, muchos propietarios y posibles compradores de Tesla se preguntan qué tipo de imagen dan al ponerse al volante de un Tesla en estos días. Y tales dudas han comenzado a configurarse en cifras preocupantes para la empresa.
Los periodistas citan a Garth Ancier, un ejecutivo de televisión de Los Ángeles, quien recordó haber discutido hace más de un año con dos compañeros sobre cómo se sentía al ser visto en un Tesla. “Dijeron: ‘Sabes, me estoy poniendo incómodo conduciendo este auto porque es como conducir un gran sombrero rojo MAGA’”. MAGA es “Make America Great Again” o “Hacer a Estados Unidos grande otra vez”, el tema y la marca de Donald Trump por la que se autoriza cometer atropellos adentro y afuera de su país.
Ahora Ancier quiere vender su Model X que tiene apenas cuatro años, dicen los reporteros: “Si no fuera por su comportamiento [de Elon Musk], probablemente me quedaría con un Tesla”.

El año pasado, las entregas mundiales de vehículos de Tesla cayeron un 1 por ciento, la primera caída en más de una década, a pesar de que las ventas de vehículos eléctricos en toda la industria aumentaron un 25 por ciento. En Estados Unidos, las ventas de Tesla cayeron un 7 por ciento el año pasado y un 2 por ciento en los primeros dos meses de este año, según estimaciones de la firma de investigación Wards Intelligence.
“Y han comenzado a surgir cifras preocupantes en los mercados extranjeros. En febrero, las matriculaciones de vehículos nuevos de Tesla se desplomaron un 76.3 por ciento en Alemania y un 26 por ciento en Francia, según datos del gobierno y de la asociación de la industria. Tesla China, que exporta a otros países, entregó 30 mil 688 coches nuevos en febrero, un 49 por ciento menos que en el mismo periodo del año anterior, en parte debido a la mayor competencia de los fabricantes nacionales de vehículos eléctricos”, dice The Wall Street Journal.
Los analistas atribuyen las caídas en parte a factores de mercado, incluidos los clientes que esperan un Tesla Model Y renovado que se lanzará este mes. Aun así, dicen, las acciones de Musk son un factor, particularmente en Alemania. “Cuando se juega a la política, siempre hay un riesgo”, dijo al diario Felipe Muñoz, analista de la firma de investigación de consumo automotriz JATO Dynamics.
Estar ligado a Tesla es estar ligado a Musk, y estar ligado a Musk no sólo es abrazar las causas de Trump sino la de todos sus partidarios de ideología de ultraderecha y a los símbolos del neonazismo. Y es estar ligado a la represión que vive una parte de la población estadounidense, muchos de ellos en la élite. Ayer, Elisabeth Bumiller, una periodista experimentada con base en Washington, escribía sobre un tema que poco a poco está reluciendo en la prensa, y con cierto temor: la censura y la autocensura.
“El silencio se hace más fuerte cada día. Los empleados federales despedidos que están preocupados por perder sus hogares piden no ser citados por su nombre. Los rectores de universidades que temen que millones de dólares en fondos federales puedan desaparecer están guardando silencio. Los directores ejecutivos alarmados por los aranceles que podrían dañar sus negocios están en silencio. Incluso los halcones republicanos de larga data en el Capitolio, atónitos por la historia revisionista del presidente Trump de que Ucrania es la culpable de su invasión por parte de Rusia y su estallido en la Oficina Oval contra el Presidente Volodymyr Zelensky, se han amordazado, han pasado de puntillas ante las críticas sin nombrar a Trump o han cambiado completamente sus posiciones.
La periodista dice en su ensayo publicado en The New York Times: “Más de seis semanas después del inicio de la segunda administración Trump, el debate político en Washington y otros lugares se está volviendo cada vez más frío. Las personas de ambos partidos que normalmente participarían en el diálogo público sobre los grandes temas del día dicen que se sienten intimidadas por la perspectiva de ataques en línea de Trump y Elon Musk, preocupadas por el daño a sus empresas y temerosas por la seguridad de sus familias. Los políticos temen ser expulsados por un partido rehecho a imagen de Trump y la perspectiva de oponentes en las primarias financiados por Musk, el socio todopoderoso del Presidente y el hombre más rico del mundo”.
Steven Levitsky, el profesor de gobierno en Harvard y coautor del influyente libro de 2018 “How Democracies Die” (o “Cómo mueren las democracias”) le dijo a la periodista: “Cuando vemos que actores sociales importantes —ya sean rectores de universidades, medios de comunicación, directores ejecutivos, alcaldes, gobernadores— cambian su comportamiento para evitar la ira del gobierno, eso es una señal de que hemos cruzado la línea hacia alguna forma de autoritarismo”.

EL COSTO PARA TESLA
The Wall Street Journal dice hoy que Tesla, el mayor productor de vehículos eléctricos de Estados Unidos, ha liderado durante mucho tiempo la industria automotriz en cuanto a lealtad del consumidor, y las encuestas muestran que muchos propietarios no tienen intención de abandonar la marca ahora. “Sin embargo, las encuestas recientes muestran que el atractivo de la marca se ha ido erosionando y los datos de ventas sugieren que ha comenzado a pasar factura financiera”.
Alexander Edwards, presidente de la firma Strategic Vision, dice: “En 2022, antes de que Musk se metiera en la política presidencial, la consultora automotriz descubrió que el 22 por ciento de los compradores de automóviles encuestados dijeron que ‘definitivamente considerarían} un Tesla para su próxima compra de vehículo. Eso puso a Tesla a la par de otras marcas de automóviles de lujo como Mercedes-Benz y BMW”.
Para el verano pasado, ese porcentaje había caído al 7 por ciento, aproximadamente en línea con Lincoln y Dodge, y se ha mantenido allí, una caída precipitada que es poco común en el negocio del automóvil, dijo Edwards. “En este momento, no vemos ninguna señal de recuperación”, dijo Edwards.
El atractivo histórico de Tesla, dijo, era que se preocupaba por el medio ambiente. Pero la política de tendencia derechista de Musk los aleja. El 63 por ciento de los encuestados por esa firma dijo en diciembre que no considerarían comprar un Tesla, un salto de aproximadamente 10 puntos porcentuales desde la primavera del año pasado. “Los resultados de la encuesta indican que el porcentaje de compradores de automóviles que dijeron que considerarían comprar un Tesla ha disminuido desde que Musk se metió en la política presidencial”.
En las últimas semanas, después de que Musk amenazara con despidos masivos de empleados federales y respaldara a un partido político de extrema derecha en Alemania, los manifestantes se han manifestado en las salas de exposición de Tesla en Estados Unidos y Europa, y algunas tiendas Tesla y estaciones de Supercharger han sido vandalizadas, incluso con esvásticas pintadas con aerosol, dice The Wall Street Journal.
El diario especializado en finanzas y economía dice que las ventas y la rentabilidad de la empresa han estado bajo presión debido a su relativamente antigua línea de vehículos y a la intensificación de la competencia de otros fabricantes de automóviles que intentan atraer a los compradores con promociones agresivas. “Los problemas de calidad y la caída de los valores de reventa también han pesado sobre la percepción de la marca Tesla, especialmente porque los competidores han alcanzado al pionero de los autos eléctricos en tecnología y autonomía de batería”.
El año pasado, agrega, las entregas mundiales de vehículos de Tesla cayeron un 1 por ciento, la primera caída en más de una década, a pesar de que las ventas de vehículos eléctricos en toda la industria aumentaron un 25 por ciento. En Estados Unidos, las ventas de Tesla cayeron un 7 por ciento el año pasado y un 2 por ciento en los primeros dos meses de este año, según estimaciones de la firma de investigación Wards Intelligence.
Y han comenzado a surgir cifras preocupantes en los mercados extranjeros. En febrero, las matriculaciones de vehículos nuevos de Tesla se desplomaron un 76.3 por ciento en Alemania y un 26 por ciento en Francia, según datos del gobierno y de la asociación de la industria. Tesla China, que exporta a otros países, entregó 30 mil 688 coches nuevos en febrero, un 49 por ciento menos que en el mismo periodo del año anterior, en parte debido a la mayor competencia de los fabricantes nacionales de vehículos eléctricos, según The Wall Street Journal.
Los analistas atribuyen las caídas en parte a factores de mercado, incluidos los clientes que esperan un Tesla Model Y renovado que se lanzará este mes. Aun así, dicen, las acciones de Musk son un factor, particularmente en Alemania. “Cuando se juega a la política, siempre hay un riesgo”, dijo Felipe Muñoz, analista de la firma de investigación de consumo automotriz JATO Dynamics”.







