Si te hiciste recientemente un tatuaje o un piercing, debes tener precauciones antes de meterte al agua, ya que puede representar un riesgo para tu piel en el proceso de cicatrización. Aquí te contamos qué cuidados debes seguir.
MADRID, 20 May. (EUROPA PRESS).- Lucir piercings o tatuajes estuvo a la orden del día en todos los grupos de edad. Se trató de prácticas seguras si se realizaron en los establecimientos adecuados, y siguiendo las recomendaciones de cuidado y tratamiento. Sin embargo, a veces se produjeron ciertas complicaciones, como reacciones alérgicas, picazón, hinchazón o infección del área tatuada o perforada.
Estas complicaciones no pudieron preverse y dependieron básicamente de los cuidados que aplicó cada persona, así como de la experiencia de quien las practicó y de las condiciones higiénicas en las que tuvo lugar la realización, explicó el doctor Julio Maset, médico de Cinfa.
Además, las complicaciones variaron en función de la zona del cuerpo en la que se situaron. "En el caso de piercings, los problemas que pudieron darse fueron picor o escozor de la zona perforada, posible inflamación temporal de la zona o reacciones alérgicas al material del pendiente. En los peores casos, se pudo producir una infección que, en determinadas ocasiones, conllevó retirar la pieza de joyería", resumió el experto.
En tatuajes, además de picazón o escozor e infección, en casos más extremos, pudieron aparecer hongos en la piel o reacciones alérgicas a la tinta utilizada.

Para cuidar correctamente un piercing o tatuaje, fue importante elegir un establecimiento debidamente certificado, que cumpliera con todos los requerimientos legales y brindara garantías de higiene y seguridad.
También fue esencial seguir las recomendaciones de lavado y curación que se indicaron en estos centros: lavar la zona tatuada o perforada tres veces al día con agua y jabón neutro —nunca con alcohol o agua oxigenada—; después, secar la zona de forma suave con una toalla limpia, y aplicar una crema adecuada para su cuidado y evolución.
En el caso de tatuajes, fue preferible optar por usar ropa más amplia, que no oprimiera la zona tatuada; y con los piercings, fue mejor elegir prendas que no se engancharan en la joyería y que pudieran provocar un desgarro en caso de quedarse trabadas. En ambos casos, fue recomendable preguntar en el centro o en la oficina de farmacia qué pasos seguir.
En el caso de la realización de tatuajes y ante la llegada del buen tiempo, el doctor recordó el impacto nocivo que tuvieron las radiaciones solares sobre la piel en general "y, especialmente, en la tatuada, que no dejó de ser una herida cutánea en proceso de cicatrización". Por eso, ante un tatuaje reciente, fue preferible evitar exponer esa zona al sol, para protegerla y que los rayos no afectaran esa cicatrización.

En caso de que fuera inevitable, hubo que aplicar siempre un fotoprotector de, al menos, factor 50 antes de la exposición, y reaplicarlo cada poco tiempo para evitar posibles complicaciones. "De hecho —prosiguió—, existieron productos y fotoprotectores específicos para la piel tatuada, que se pudieron adquirir en la farmacia y que fue recomendable utilizar si se iban a realizar actividades al aire libre".
Respecto a los baños en piscinas, playas, ríos y pantanos, el doctor señaló que incluso en las aguas más tratadas, como las piscinas, pudieron existir microorganismos y otras partículas que generaron complicaciones en una piel tatuada o perforada, ya que aún se encontraba en periodo de cicatrización y el riesgo de infecciones aumentó. Por ello, fue recomendable no bañarse durante el primer mes tras la realización del piercing o tatuaje.
En meses posteriores y tras cada baño en este tipo de aguas, fue importante realizar un lavado completo de la piel tatuada o de la perforación con agua y jabón neutro, y proceder a secarla con cuidado con una toalla limpia para evitar que los microorganismos presentes en el agua provocaran una infección cutánea. Esto fue esencial, ya que algunos piercings, como los microdermales, en labios o en el ombligo, tardaron de cuatro a seis meses en cicatrizar.
Estas fueron las principales recomendaciones del doctor Maset para el cuidado tanto de piercings como de tatuajes:

- Sigue las recomendaciones de limpieza. Tres veces al día, limpia la zona perforada o tatuada con agua y jabón neutro, y sécala con una toalla limpia. Es esencial que tus manos estén limpias para realizar este proceso. No uses nunca alcohol o agua oxigenada.
- Aplica las cremas o productos que te hayan indicado. En el estudio te dieron una serie de pautas, así como recomendaciones sobre cremas cicatrizantes y limpiadoras. No te olvides de aplicarlas con la frecuencia indicada en el prospecto y, si tuviste dudas, consultaste en tu farmacia.
- No rascarse. Tanto con un tatuaje como con un pendiente, la irritación de la piel pudo provocar picazón. Evitaste rascar la zona ya que podrías haber generado una mayor irritación y, en el peor de los casos, provocado una infección. En el caso de los tatuajes, pudiste aplicar pomadas hidratantes para ayudar a hidratar y regenerar la piel.
- Protege ante el sol tus tatuajes. El área tatuada no dejó de ser una herida cutánea en proceso de cicatrización. Por eso, fue preferible evitar exponer esa zona al sol; en caso de haber sido necesario, fue esencial que utilizaras una fotoprotección con factor 50 o más. Incluso existieron productos específicos, que pudiste adquirir en tu farmacia, tanto si ibas a exponerte al sol como si ibas a realizar actividades al aire libre.

- Ten cuidado con los baños en playas, piscinas, ríos y pantanos. El agua de estos lugares, incluso la más tratada, como la de una piscina, pudo contener microorganismos que provocaran una infección. Si te bañaste, limpiaste inmediatamente después la zona con agua y jabón neutro, y la secaste con una toalla limpia.
- Elige una vestimenta que no apriete, roce o se pueda enganchar. En el caso de tatuajes, elegiste prendas que no se pegaran o apretaran la piel, ya que fue importante que la zona "respirara". En el caso de los piercings, utilizaste prendas que no rozaran el área perforada o que no pudieran engancharse con la joyería, como gorros y gorras (en el caso de piercings en la oreja), pantalones bajos (en perforaciones en el ombligo), o prendas de lana o punto, que se enganchaban al retirarlas en el caso de piercings en otras zonas de la cara y el cuerpo.
- Cuida tus perforaciones en la boca. Si te realizaste un piercing en la boca —en cualquier zona de la lengua o en los labios—, fue esencial que tuvieras precauciones adicionales, como enjuagar la boca varias veces al día con enjuague bucal antiséptico sin alcohol. También prestaste atención a la hora de comer y en caso de que la zona se inflamase.
- Si tienes dudas, consulta. No te marchaste del estudio o centro de piercings y tatuajes con dudas. Si surgieron una vez te marchaste, también pudiste acudir a tu farmacia habitual.
- Y si aparecieron complicaciones, ve al médico. En caso de que hubo alguna complicación posterior, lo mejor fue pedir cita con tu médico o consultar en tu oficina de farmacia.




