El Partido Acción Nacional, que alguna vez se asumió como una fuerza moral y democrática, atraviesa una de sus peores crisis. Atrapado por la mezquindad, el egoísmo y el cinismo de sus propios dirigentes, el PAN ha perdido votos, credibilidad y rumbo desde que llegó a la Presidencia con Vicente Fox y hasta las elecciones presidenciales de 2024, cuando quedó evidenciado su desgaste y desconexión con la sociedad.
Ciudad de México, 20 de octubre (SinEmbargo).- Hubo panistas que alguna vez soñaron con ser grano de trigo en el molino de la historia, para que a otros les tocara la harina y el buen pan. El PAN actual, convertido en una verdadera calamidad para la sociedad, está atrapado por la mezquindad, el egoísmo y el cinismo de quienes lo han desacreditado y lo han conducido al abismo en los más recientes diez años.
Pero el proceso de desgaste empezó a profundizarse día con día, desde la llegada del partido albiazul a la Presidencia de la República, con Vicente Fox Quesada, hasta los más recientes comicios presidenciales del 2024. El partido conservador, católico, de derecha, ha perdido votos y posiciones políticas relevantes en forma sistemática. Pero ese deterioro no es nuevo, esa pérdida de identidad partidista y de solidez ideológica ya viene desde muy lejos.
El pasado sábado 18 de octubre del 2025, el presidente Nacional del PAN, Jorge Romero Herrera, anunció el relanzamiento del partido con una visión que calificó de moderna, cercana y basada en los valores de Patria, Familia y Libertad. Y lo más significativo del evento fue el cambio del logotipo del partido albiazul y la presencia de la misma cofradía que desde hace una década tiene secuestrado al PAN y lo ha conducido al abismo.
“El conservadurismo fascista y demagógico, la manipulación de la religión, el materialismo de los que acuden al espíritu para defender injustamente el dinero, son dentro de Acción Nacional, frutos naturales del abandono de la educación política, que fue causa sincera de la existencia del PAN original”. Lapidaria, sólida, seca, como una roca que estalla en el rostro, la frase fue cincelada por Efraín González Morfín en un documento que presentó ante el Consejo Nacional del PAN el 25 de febrero de 1978, cuando dijo adiós al partido de sus amores.
Efraín González Luna fue uno de los padres fundadores del PAN, y junto con Manuel Gómez Morín, uno de sus primeros ideólogos. Además, fue el primer candidato del PAN a la Presidencia de la República en 1952. Efraín González Morfín, hijo de González Luna, fue candidato del PAN a la Presidencia de la República en 1970, dirigente nacional del albiazul en 1975 y es considerado el último gran ideólogo de su partido.
El texto de González Morfín es implacable en su crítica a la dirección que el PAN había tomado en aquellos años, la decada de los 70, cuando presumía que los empresarios del Grupo Monterrey pretendían apoderarse del partido, utilizando como punta de lanza a Pablo Emilio Madero. Reprochaba González Morfín que a su partido le hacía falta pensamiento panista, doctrinal y programático; que el partido necesitaba identidad panista en la conducta congruente, y voluntad decidida para defender la esencia de Acción Nacional contra la desfiguración oportunista.
Como si escudriñara en el futuro de su partido y se refiriera a la camarilla que actualmente controla el PAN, González Morfín advertía: “Por desgracia prevalecen la desorientación y la demagogia entre los miembros; no hay conciencia ni defensa suficientes de la identidad de Acción Nacional; aumenta el interés como estímulo de candidaturas, y se puede prever un desbordamiento de ambiciones aún peor”.
Como si González Morfín les hablara a los panistas de ahora, a los que anuncian el relanzamiento de Acción Nacional, señalaba: “El PAN necesita con urgencia algo que no se quiere realizar: renunciar al activismo destructor, retornar con humildad a las fuentes intelectuales y morales que dieron origen a Acción Nacional, volver sobre sí mismo para analizar su capacidad de respuesta a las exigencias de México”. Dejaba entonces González Morfín a un PAN sin levadura, al que nunca más regresaría.
El mismo cascarón
El dramático hundimiento del PAN está escrito en las crónicas de las últimas cinco elecciones presidenciales.
Cuando el PAN llegó al poder, con Vicente Fox Quesada y en alianza con el Partido Verde Ecologista de México, sumó casi 16 millones de sufragios para llevarse la victoria. Dos décadas después, apenas rebasó los nueve millones de votos en las urnas durante la contienda de junio del 2024.




La otra crónica de la derrota del albiazul esta escrita en forma paralela y muestra la profundidad del desastre: simplemente, entre 2018 y 2024, en manos del grupo político que controla al partido, en el que sobresalen Ricardo Anaya Cortés, Marko Cortés Mendoza y Jorge Romero Herrera, el albiazul ha perdido siete gubernaturas. Y sólo conserva cuatro: Aguscalientes, Chihuahua, Querétaro y Guanajuato.
Sin embargo, en el 2027, cuando se contenderá en el país por 17 gubernaturas, Acción Nacional pondra en riego tres de las cuatro gubernaturas que todavía conserva, con claro riesgo de perder Chihuahua y Querétaro.

Pobreza distrital
No existe algún indicio de que el llamado relanzamiento vaya a mejorar la situación crítica del PAN. Los números son muy ilustrativos de su permanente declinación. Anunció su presidente Romero Herrera que sólo de manera excepcional aceptará aliarse con algun otro partido, que podría ser Movimiento Ciudadano, pues ha expresado muy claramente que no le emociona revivir la coalición Prianista.
Pero también es claro que por la libre, sin coalición, será muy difícil que el PAN pueda obtener triunfos de mayoría, retener sus gubernaturas o ganar alguna más, como pretendería en el caso de Nuevo León. El 2018 el PAN sólo ganó, de manera independiente y con sus propias fuerzas, tres de los 300 distritos electorales de mayoría que hay en el país; en 2021 tuvo un ligero repunte y se apuntó 33 victorias; pero en 2024 se fue nuevamente al fondo del poxo pues apenas rescató tres victorias de mayoría, de las 300 posibles por las cuales se compitió.
Solo no podría
El único estado en el cual el PAN tiene posibilidades de triunfo es Aguascalientes. Quizá será su victoria más importante en el 2027. Pero enfrentará un panorama muy complicado en dos entidades clave donde no podrá aspirar al triunfo si no va en alianza con Movimiento Ciudadano: Nuevo León y Jalisco.



En Jalisco el panorama también es sumamente complicado para el PAN. De 20 distritos electorales federales sólo ganó cuatro en coalición con PRI y PRD. Y no tiene el gobierno de algún municipio de la zona metropolitana de Guadalajara.









