En su más reciente obra, Grandeza, el expresidente Andrés Manuel López Obrador ofrece una profunda y polémica revisión de la historia de México, centrando su análisis en la Conquista española. El texto no solo aborda el proceso de ocupación militar, sino que se adentra en lo que el autor denomina la "colonización mental" y la "manipulación masiva" perpetuadas por las "oligarquías dominantes" a lo largo del tiempo. A través de este libro, López Obrador busca refutar las narrativas históricas tendenciosas y exaltar la grandeza de las civilizaciones mesoamericanas, al tiempo que denuncia cómo el pensamiento conservador mantiene vivos los prejuicios y la discriminación contra el pueblo mexicano.
Ciudad de México, 5 de diciembre (SinEmbargo).– En su libro Grandeza, el expresidente Andrés Manuel López Obrador critica la Conquista española como una "ocupación de un territorio ajeno con el uso de la fuerza" que se justificó con propaganda, como la invención de los sacrificios humanos y el canibalismo, para encubrir la esclavitud, el exterminio cultural y la avaricia. Dentro de este proceso, el tacha a Hernán Cortés como "uno de los políticos más siniestros y farsantes en la historia del mundo," obsesionado con el oro, cuya sed de riqueza se resume en la frase: "Tenemos yo y mis compañeros mal de corazón, enfermedad que sana con ello." Además, el expresidente argumenta que la "colonización mental" y la manipulación masiva fueron instauradas por la "oligarquía dominante en cualquier época," y que esta élite mantiene vivo el predominio del pensamiento conservador y los prejuicios inhumanos que se manifiestan en la discriminación del pueblo mexicano.
“El estigma del masoquismo y del complejo de inferioridad fue impuesto por la invasión española, se mantuvo en el México Independiente, lo retomó el afrancesamiento de la élite en el poder durante el Porfiriato y aún está latente en la esencia del pensamiento conservador de nuestros días” escribe Andrés Manuel López Obrador en su nuevo libro Grandeza (Planeta). “Naco, chairo, chinto, indio, pata rajada, indita, inculto, tonto, ignorante, maloliente, raspa, liso, muerto de hambre, pobre diablo, flojo, don nadie y otros epítetos más tienen como única explicación lo profunda que ha sido la colonización mental y la manipulación masiva, implantada por la oligarquía dominante en cualquier época”, ahonda el expresidente en esta amplia obra que abarca desde la evolución biológica y el origen de las civilizaciones hasta las prácticas coloniales en México.
López Obrador sostiene que la intención de Grandeza es demostrar que los mejores principios éticos y la bondad que poseen los mexicano como pueblo y nación es una herencia de las grandes civilizaciones del México prehispánico. Para sustentar esta hipótesis, el expresidente se apoya en el trabajo de antropólogos, sociólogos, historiadores, arqueólogos y otros científicos sociales, además de expertos en biología, física y astronomía. También recurrió a especialistas en la interpretación de códices y traducción de jeroglíficos, y al estudio de tradiciones y costumbres.
“Esta es la razón principal por la que escribo este libro: para explicar cómo se concibieron, fueron penetrando y pretenden mantenerse estos prejuicios perniciosos e inhumanos en tanta gente, y cómo han permanecido a lo largo de nuestra historia a pesar de movimientos tan profundos y radicales como la Independencia, la Reforma liberal y la Revolución mexicana, en específico con los cambios registrados durante el gobierno cardenista y, recientemente, con la toma de una conciencia colectiva nunca antes vista en nuestro país, promovida por la Cuarta Transformación de la vida pública de México”, plantea desde la introducción.

Frente a estas narrativas de opresión, la obra busca refutar la historia inventada o tendenciosa que atribuye a los pueblos indígenas de la Antigüedad supuestas prácticas de sacrificios humanos, canibalismo y otros procederes de ese tipo. Por el contrario, la intención es dar a conocer y exaltar la grandeza de las espléndidas civilizaciones mesoamericanas que han mantenido a México como una potencia cultural en el mundo.
En el texto, López Obrador también critica cómo el naturalista Charles Darwin se alinea con las ideas de la élite de su tiempo, pues a pesar de sus descubrimientos, buscó "congraciarse con el pensamiento conservador de esos tiempos" al insistir en la barbarie y la civilización.
López Obrador indica cómo Darwin se preocupaba por la sobrepoblación porque no todos podrían "vivir confortablemente" y por lo mismo criticaba que Darwin se apoyara en Malthus para sostener que la mayor tasa de mortalidad infantil en las clases más pobres era "muy importante".
“Sin tomar en cuenta los vastos recursos del planeta, se limita a culpar de una posible sobrepoblación a los pobres, a los que llama una y otra vez ‘bárbaros’ o ‘raza bárbara’”, señala el expresidente mexicano. “Incluso muy tempranamente insinúa que debiera buscarse un control poblacional, pues aunque ‘los salvajes parecen ser menos prolíficos que las personas civilizadas, sin duda aumentarían rápidamente si su número no se mantuviera rígidamente bajo por algunas razones’”.
En el libro, López Obrador aborda la construcción del concepto de "salvaje" y su uso para justificar la opresión. Sostiene que las ideas sobre la supuesta inmoralidad de los "salvajes" son útiles para justificar hechos crueles como la opresión, la humillación e, inclusive, el exterminio, y mantienen el predominio de siglos del pensamiento conservador basado en la superioridad.
El expresidente refiere que la pretensión de diferenciar entre salvajismo y civilización es, en esencia, un asunto de interés político y económico. Históricamente, los europeos justificaron conquistas y genocidios argumentando el salvajismo de los pueblos, siempre apoyados por "intelectuales y científicos vinculados y dependientes de los regímenes de opresión".
“Los europeos históricamente han buscado justificar conquistas, esclavi- tud y genocidios, esgrimiendo el salvajismo de los pueblos sometidos. En la construcción de este relato siempre han contado con una pléyade de intelectuales y científicos vinculados y dependientes de los regímenes de opresión”, sostiene-
Más adelante señala cómo el humanista Juan Ginés de Sepúlveda, basándose en Aristóteles, afirmaba que los indios eran "siervos por natura" y que los españoles podían imponerles un gobierno despótico. Aunque la Corona no legalizó la esclavitud de jure, "fue implantada de facto," y el maltrato y la sobreexplotación continuaron por siglos.
Al respecto, López Obrador autor reitera que la propaganda sobre sacrificios fue una "perversa estrategia de justificar con ello la esclavitud y la crueldad en aras de la avaricia, y el despojo de bienes y riquezas a los pueblos originarios".
“Los sacrificios humanos y el canibalismo no existieron en el México prehispánico”, sostiene, “su invención correspondió más al fanatismo y a la perversa estrategia de justificar con ello la esclavitud y la crueldad en aras de la avaricia, y el despojo de bienes y riquezas a los pueblos originarios”.
“Las grandes civilizaciones mesoamericanas se elevaron con imaginación y talento, y casi siempre optaron por la no violencia. La propaganda sobre los sacrificios huma nos y el canibalismo fueron inventos del conquistador Hernán Cortés y sus huestes, propalados por la nobleza y el alto clero, leyendas elaboradas por frailes y burócratas, difundidas de manera ininterrumpida por cronistas y escritores de pensamiento racista y conservador”, afirma.

De hecho, López Obrador autor sostiene que Cortés fue uno de los políticos más siniestros y farsantes en la historia del mundo”, añade que “comparados con él, otros tiranos palidecen o pueden considerarse de segunda” y denuncia que la propaganda sobre los sacrificios humanos de los aztecas fue urdida para justificar las grandes injusticias de los colonizadores. Sostiene en ese sentido que la obsesión de los conquistadores por el oro se resume en la famosa frase de Cortés: "Tenemos yo y mis compañeros mal de corazón, enfermedad que sana con ello".
Para López Obrador, la Conquista se define como la "ocupación de un territorio ajeno con el uso de la fuerza, sin razón o derecho alguno" y subraya que, aunque en nombre de Dios se han cometido atrocidades, en la Conquista de América sobresalen crímenes perpetrados con la espada y la cruz. Los conquistadores eran generalmente "gente movida por la ambición, temerarios y de malos instintos".
La conquista, dice, fue un proceso de "pocas batallas y más escaramuzas, traiciones, asesinatos y masacres". Más adelante en el libro menciona que el gobierno monárquico y el periodo colonial significaron "desdicha y corrupción, estancamiento y retroceso". Los monarcas españoles eran "aficionados a las guerras, ostentosos, derrochadores e ineptos", escribe para situarlos entre los peores gobernantes en la historia de la humanidad.
De igual forma indica que la esclavitud "aparece realmente con la llegada de los europeos" e indica que lla corrupción es un fenómeno relativamente nuevo, iniciado con la invasión extranjera y fomentado por la codicia y el lucro. El afán de avaricia, superioridad, mando y dominio impulsó este vicio.





