El desempleo sigue al alza en EU, mientras Trump sufre el coletazo de su guerra comercial con el mundo entero, aliados incluidos, que ya le pegan no sólo en su popularidad, sino entre su propia base, mientras otros problemas, como el caso Epstein, lo persiguen.
Ciudad de México, 16 de diciembre (SinEmbargo).- La tasa de desempleo de Estados Unidos (EU) aumentó a 4.6 por ciento en noviembre frente al 4.4 por ciento de octubre, por lo que se colocó como la más alta desde septiembre de 2021, cuando las consecuencias de la pandemia de COVID-19 aún eran latentes, mientras la administración de Donald Trump intenta impedir que cifras oficiales con este tipo de indicadores se publiquen con normalidad para evitar los cuestionamientos, incluso de su base.
La cifra es producto de los despidos federales y el aumento de los costos, lo que lanza una señal de alerta sobre la salud de la economía estadounidense antes de que se cumpla el primer año del segundo periodo de Trump en la Presidencia de EU.
Además del informe de noviembre, la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por su sigla en inglés) también reveló un recuento abreviado de octubre. Éste mostró una disminución de 105 mil puestos de trabajo.
The unemployment rate rose to 4.6% in November, higher than expected. pic.twitter.com/tay03WcHO1
— Steven Rattner (@SteveRattner) December 16, 2025
De acuerdo con CNBC, la baja de octubre se debió a una fuerte caída del empleo público tras la entrada en vigor de los despidos diferidos implementados a principios de este año. De esta forma, las nóminas gubernamentales disminuyeron en 162 mil puestos durante ese mes y en seis más en noviembre.
El descenso de octubre marcó la tercera vez en seis meses que las nóminas registraron un nivel neto negativo: las cifras de agosto se revisaron a la baja en 22 mil puestos, mostrando una pérdida más pronunciada de 26 mil, mientras que el recuento inicial de septiembre se redujo en 11 mil puestos.
Otro aspecto que afecta el clima laboral en EU, que continúa siendo de bajas contrataciones, son las estrictas prácticas fronterizas del Presidente Donald Trump, que han golpeado la fuerza laboral del flujo habitual de migrantes.
Bajo este escenario, según CNBC, las cifras del sector privado mostraron que la mayor parte de las ganancias en noviembre provinieron de una fuente conocida: el sector salud creó 46 mil empleos, lo que representa más del 70 por ciento del aumento neto total, mientras que la construcción aumentó en 28 mil y la asistencia social aportó 18 puestos laborales.

Por otro lado, el transporte y el almacenamiento perdieron 18 mil puestos, como parte de una tendencia continua de pérdida de empleos en el sector. A su vez, el ocio y la hostelería también registraron una pérdida de 12 mil puestos.
El informe mantiene diferencias marcadas entre segmentos de población. El desempleo entre adolescentes llegó a 16.3 por ciento. Entre hombres y mujeres adultas, las tasas se situaron en 4.1 por ciento. Por grupo racial u origen étnico, las tasas fueron de 3.9 por ciento para blancos, 8.3 por ciento para afroamericanos, 3.6 por ciento para asiáticos y 5 por ciento para hispanos, sin variaciones destacadas respecto a los meses anteriores según las series del BLS.
El grupo de desempleo de corta duración ascendió a 2.5 millones, un incremento superior a 300 mil personas frente a septiembre. El segmento de desempleados de larga duración permaneció cerca de 1.9 millones, con un peso de 24.3 por ciento del total, una proporción estable dentro del rango observado durante 2024 y 2025.
Los datos muestran que la economía de Trump va para abajo
El mensaje de la administración Trump ha cambiado: pasó de decir que las cosas se solucionarían en cuanto los republicanos retomaran el poder en la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso en enero pasado a indicar que tomará tiempo y que será recién en 2026 cuando se empiecen a notar los efectos del "Trumpconomics", la política trumpista que se basó sobre todo en una guerra arancelaria y la reducción indiscriminada del gobierno federal.

"Lo mejor está por venir", publicó este martes la cuenta oficial de la Casa Blanca, como respuesta a las cifras de desempleo. El mismo Trump, verborrágico incluso en redes sociales, no se ha pronunciado sobre el informe del desempleo, una pista más de que no fue bien recibida por el magnate: cuando los datos le ayudan en su narrativa, el primero en promocionar los resultados es el Presidente estadounidense.
La realidad es que la ausencia de un reporte completo en octubre y la publicación conjunta de datos en diciembre añadieron un nivel inusual de ruido interpretativo a las series laborales. El BLS informó que la encuesta de hogares de octubre no pudo realizarse y que la situación de los empleos de noviembre incluiría componentes rezagados, incluidos aquellos que están relacionados con el cierre del gobierno que sangró durante semanas al país.
Estas circunstancias condiciona la lectura de los datos recientes y obliga a observar los próximos informes para identificar si la tasa se mantiene cerca del rango actual o muestra variaciones que permitan distinguir entre un enfriamiento prolongado y un cambio de ciclo más amplio.
Por ejemplo, las bolsas han tomado a mal el informe de desempleo. Wall Street abrió este martes con caídas en el Dow Jones, con una caída del 0.86 por ciento al mediodía. El índice S&P 500 mostraba una caída del 0.76 por ciento. Ambos, con tendencias negativas para el resto del día.
La economía, el desempleo: votantes ven cada vez peor a Trump
Otro dato que ha pegado en los mercados es el del Departamento de Comercio, que publicó cifras que mostraron que las ventas en tiendas minoristas y restaurantes estadounidenses se mantuvieron estables en octubre, tras un crecimiento del 0.1 por ciento en septiembre. "Las cifras indican que los consumidores han demostrado resiliencia al afrontar el aumento de precios en comestibles y productos importados, en medio de la preocupación por el mercado laboral", señaló The New York Times.
La crisis que han causado los números de la economía estadounidense en los últimos meses han obligado a la administración a enviar esta misma semana al Vicepresidente JD Vance a Pensilvania, uno de los estados clave en las elecciones de cada ciclo, tanto para el Congreso como para la Casa Blanca.
Ahí, Vance intentará convencer a los votantes que la alternativa económica de los republicanos es mejor que volver al tiempo de los demócratas. Deberá ser más medido que Trump, quien la semana pasada dijo en ese estado que la economía va "increíble" y que los precios –es decir, la inflación– está bajando "tremendamente". Los datos, e incluso el sentir de la población en general, contradicen al mandatario.
Y es que Trump se perfila a cerrar este año con una caída pronunciada en su popularidad, la cual inició el 27 de enero en un 50.5 por ciento y se desplomó hasta el 42.6 por ciento —según el ponderado RealClearPolitics— principalmente por el pésimo manejo económico y las medidas migratorias que han caracterizado a su segunda administración.
No sólo eso. Las acciones y criptomonedas vinculadas al Presidente estadounidense y su familia se han desplomado en medio de una caída más amplia de activos más riesgosos, según reporta The Wall Street Journal.
A eso se suma que, en noviembre, el Pew Research —un reconocido think tank con sede en Washington D. C.— indicó que los latinos son cada vez más críticos con el desempeño laboral y las políticas migratorias y económicas de la administración de Trump, “dos temas clave para los votantes latinos en las elecciones del año pasado”.
Pero los problemas no acaban ahí, ya que los datos, negativos en su mayoría en los últimos meses, han provocado que Trump y su gobierno intenten frenar la publicación de este tipo de indicadores: la semana pasada dijo que la crisis del aumento de precios y la incapacidad de la gente de pagar incluso la despensa era un hoax, en español un fraude o una conspiración basada en una mentira.
En agosto, por ejemplo Trump ya había despedido a Erika McEntarfer, quien dirigía la agencia que elabora datos clave sobre empleo e inflación en el BLS. El republicano argumentó que las cifras negativas de empleo y de inflación habían sido "amañadas" por la funcionaria para hacer quedar mal a su gobierno.




