Hay miles de niños en México (millones en el mundo) que no pueden elegir lo que se llevan a la boca porque sería fatal. Se llama alergia alimentaria y 2013 está dedicado a su conocimiento y tratamiento.

El medio ambiente, la contaminación, el polvo, todas esas bacterias que habitan a nuestro alrededor (organismos que se hospedan en algunas mascotas), han sido enemigos letales de millones de personas; como la penicilina y otras sustancias que algunos organismos rechazan tajantemente. Pero también el enemigo se hospeda en productos de nuestra dieta diaria: pueden estar en cualquier proteína y, sobra mencionar que un sinfín de alimentos las contienen. El mundo de las alergias es más extenso de lo que parece, excede las prohibiciones y las alertas para convertirse en un problema social y muchas veces emocional.
Es un detonador constante de miedo, así lo es por lo menos para Marco Antonio en muchas formas; hace poco más de 20 años le diagnosticaron enfermedad celiaca y, desde entonces encuentra peligroso comer; la única forma en la que se siente 100% a salvo es haciéndolo en casa pero su trabajo (la vida en general) lo obliga a visitar asiduamente restaurantes. El solo hecho de elegir de la carta ya es un problema, pero la complicación mayor viene a la hora de explicar que es celiaco, que cualquier roce del trigo o de algún alimento que contenga gluten en su comida puede ocasionarle un ataque, reacciones que lo pueden llevar al hospital. Mucha de la gente que lo escucha ni siquiera sabe el significado de la palabra gluten, y la cosa se puede poner fea, por eso cuida tanto que no haya riesgos y en cuanto siente que algo está mal corre ya sea por su medicamento o a emergencias.

Los niños son los mayores afectados, pero la buena noticia es que, con un diagnóstico acertado, tratamiento y una dieta estricta, pueden superar este padecimiento en meses o pocos años.
La mala noticia es que no es fácil llegar al diagnóstico, para muchos padres es un viacrucis que consiste en consultar a una cadena de especialistas hasta encontrar la valoración adecuada. Ahí es donde comienza todo, una nueva vida para las familias y muchos retos, porque aun existe poca información al respecto en nuestro país y la falta de claridad en las etiquetas, la poca cultura de la alergia alimentaria en general hacen que este padecer se pueda volver un verdadero pesar. Y un pesar muy costoso, ya que tanto el costo de los alimentos especiales como los medicamentos son altos.
¿ANAFILAX… QUÉ?
Una alergia alimentaria es la reacción exagerada de hipersensibilidad a cualquier componente de los alimentos que deberíamos tolerar para que cumpla su función nutricional.

Las formas más graves de las alergias de alimentos son las inmediatas. Para alguien que es alérgico a los mariscos, la media hora después de comerse un camarón es fatal. Los síntomas pueden incluir: ronchas, comezón y enrojecimiento intenso de la piel, jadeos, tos seca, falta de aliento, inflamación de la boca y la garganta, dificultad al respirar, vómitos, diarrea, cólicos, baja de presión arterial y hasta pérdida del conocimiento. A esta reacción se le conoce como anafilaxia o choque anafiláctico, una respuesta del organismo que puede poner en riesgo la vida.
La epinefrina (adrenalina) es el mejor aliado de una persona alérgica en una situación de este nivel, pero el método más efectivo para evitar estas terribles escenas es mantenerse alejado lo más posible de los alimentos que provoquen alergia.
LA OTRA ALTERNATIVA
Seguramente hay muy pocas circunstancias que provocan tanta impotencia como la de saber que tú bebé se siente mal y no saber de qué ni cómo solucionarlo. Desde sus primeros días de vida era evidente que algo pasaba con Patricio, lloraba mucho y conforme pasaban las semanas su estomaguito se inflamaba más, entre otros síntomas como diarrea y reflujo. Fue angustiante para su mamá escuchar los diagnósticos, administrarle medicinas y ver que no mejoraba hasta que, pasados los dos meses de vida, Patricio fue diagnosticado con alergia a la proteína de la leche y a partir de ese momento la vida de él y la de su mamá cambió; comenzó un paseo por el mundo de las medicinas, tenía que tomar al menos tres al día, para el reflujo y otros síntomas. Y antibióticos, que al final le afectaban la flora intestinal y había que atacar ese problema con más medicinas (sin contar la serie de análisis que le tuvieron que realizar desde el día de su nacimiento). Se despidió de la leche y en cambio tomaba una fórmula especial cuyo costo de 600 pesos por lata de 400 gr fue uno de los mayores golpes para la economía de la casa. Así vivieron ocho meses, sin más síntomas pero con nuevas sorpresas, hasta que se pusieron en manos de la homeopatía, medicina que, se ha comprobado, ayuda a sanar o mejorar padecimientos que la medicina tradicional o alopática ha etiquetado como crónicos.

“El tratamiento homeopático busca corregir constitucionalmente, es decir, modificar esa capacidad o tendencia reactiva a no digerir ciertos alimentos; modificando “el terreno”, que pueda ser verdaderamente curativo y encaminado a corregir esa tendencia. Es importante que el niño lleve una alimentación adecuada y en principio, evite la ingestión de ciertos alérgenos de acuerdo a su susceptibilidad; y en base al éxito del tratamiento homeopático en cada paciente, se pueda introducir paulatinamente ciertos alimentos.
Lo que la homeopatía busca curar en un paciente es la susceptibilidad a ser alérgico, siempre tomando en cuenta las características individuales de cada niño”, afirma Estrella Torres médico homeópata.
Hoy, Pato está a poco de cumplir tres años y es un niño que come feliz todo lo que puede comer, amante del arroz y las frutas, pero que también le da unos buenos mordiscos a una pizza, porque ahora es cuando comienza a probar todo lo que antes era prohibido, los síntomas son cosa del pasado y los costos que su mamá debe afrontar se redujeron a muchos cientos por ciento.
TODO MENOS COMER
Un caso más severo es el de Ana Paola, quien tiene 15 años y es alérgica a distintos alimentos desde los cinco años. Su mamá cuenta que antes de que se le detectaran las alergias Ana Paola vivía gritando y los médicos llegaron a sugerir que podría tener principios de sordera. Pero no, era más bien el jitomate y otros alimentos a los cuales su cuerpo reaccionaba cerrando los canales auditivos. Ese fue el inicio de la vida alérgica de la ahora joven quien ha padecido reacciones terribles a causa de distintos alimentos. Aun cuando se le ha sometido a pruebas de todo tipo, a ella la sigue sorprendiendo su cuerpo. La relación que Ana tiene con la comida está basada en el miedo. Disfruta poco la comida (lo que puede comer), es –con justa razón– melindrosa y come muy poco. Para ella la comida no es nada parecido al “alimento del alma” (como dice otro refrán), pero sí su máximo rival.

Cuidar la alimentación de un niño alérgico es tan importante como cuidar su relación con la comida. Aunque existan muchos alimentos que no puedan comer, es vital que el niño disfrute los alimentos que sí puede, que los coma feliz. Y que así, llegue a la adolescencia y adultez sin el riesgo de padecer ningún desorden alimenticio.
SE PUEDE COMER
El cambio de vida que un buen régimen alimenticio representa para alguien que padece alergias alimentarias es verdaderamente significativo. Nada más basta asomarnos por el caso del tenista serbio Novak Djokovic, el número uno en la actualidad, de quien es bien sabido que a partir de un drástico cambio en su alimentación hace un par de años –específicamente la eliminación del gluten en su dieta–, comenzó a repuntar su carrera. Su mejoría en tono muscular, mejor desempeño y condición en la cancha, así como su fija concentración muchos se lo adjudican a este régimen. Y es que la alimentación es un motor que no solo hace funcionar al cuerpo sino que lo guía, dependiendo de la calidad del combustible, a realizar sus funciones y metas de manera extraordinaria (o todo lo contario).
La preocupación por las alergias alimentarias es un tema de actualidad y este año distintas fundaciones en el mundo como la FAAN (Food Allergy and Anaphylaxis Network y la FARE (Food Allergy Research & Education)lo han dedicado al conocimiento, investigación y tratamiento de este tipo de alergias.

También cada día existen nuevas opciones para comprar los productos especiales que requieren los niños con alergias: harinas sin trigo, galletas y pastas sin leche, sazonadores (el Knorr Suiza y la salsa inglesa, por ejemplo, son dos productos muy utilizados en las cocinas y altamente alergénicos), entre una gran variedad de alimentos especiales. Puedocomer.com.mx es uno de estos esfuerzos, una tienda en línea con casi un año de vida que ha venido a alegrarle la vida a cientos de personas, y que además brinda información de las alergias, cursos y noticias. Son muchas las llamadas que reciben de padres desesperados que no saben qué darles de comer a sus hijos y que buscan opciones que además tengan un buen sabor. “No porque tengas alergia a alimentos determinados, quiere decir que no puedas comer nada o que no puedas comer bien. Hay muchas opciones en el mercado solo es cosa de buscarle y ponerle un poco de creatividad, alejarnos de las ideas predeterminadas que tenemos de la comida, como que sin tortillas o sin pan no se come igual, y entender que se pueden hacer muchas comidas deliciosas y sanas sin los alimentos que dañan a nuestros hijos”, dice Charlotte Cazu, copropietaria de este sitio.
Estas alergias no se irán, menos aún ahora con la presencia de transgénicos y alimentos tan procesados y manipulados (el uso de abonos no naturales, insecticidas, pesticidas, conservadores, etcétera), pero una cosa sí es segura y es que cada día estamos más preparados para enfrentarlas y hacer crecer a nuestros niños con una buena relación hacia la comida, porque a final de cuentas: sí, uno es lo que come.





