Los malditos, un grupo de personas asociadas a la rebeldía; forúnculos sociales; algunos polémicos cultivadores, explotadores a conciencia de ese ansiado «malditismo»; otros simplemente inadaptados, personas que no entendían las leyes básicas que dictaba el movimiento del mundo de los hombres y sus sociedades. En cualquiera de los casos, siempre han causado una honda impresión en la gente, y lo obtenido, ya fuera forzado o natural, es característico de todos ellos: no dejan indiferente a nadie. No existen medias tintas, y la reacción al impacto que sugieren sus personalidades y sus trabajos es siempre la misma: se les ama, o se les odia.
Ángeles o demonios, finalmente todos alcanzaron reconocimiento. Muchos, fama y gloria, aunque la gran mayoría después de haber muerto. En vida fueron marginados, autoexcluidos, inentendidos, algunos expatriados, otros recluidos en manicomios, y generalmente su trayectoria vital está rodeada de una neblina pertinaz que llena de misterios y sombras su paso por este mundo. Y es precisamente eso lo que fascina a la gente: esa capacidad de hechizo que ejercen sobre las personas, las torturadas vidas de los que decidieron no acatar las normas porque sí y preguntar, criticar, destruir, crear. En el fondo, se ama y se admira, ante todo, un principio básico de libertad vital como motor de todo el poder creador. El vivir y el crear completamente mezclados y confundidos hasta niveles enfermizos, pero con una única condición: libertad sin concesiones, caiga quien caiga. Evidentemente, el precio de la libertad es caro. Tenemos que considerar las consecuencias de esa libertad: manejada por el genio, crea grietas en la estructura artística de una época. Ésa es la grieta por la que discurrirán después los nuevos movimientos y sus creadores.
Se dan en todas las disciplinas, sobre todo en las ciencias y las artes. Nos centraremos en esta ocasión en la «literatura maldita» y en una selección (completamente arbitraria) de poetas, dramaturgos y narradores que puedan ilustrarnos y ejemplificar con sus vidas y obras el término nuclear de este artículo.
Considerado el primero de los malditos, o si no, uno de los primeros (no podemos olvidarnos del italiano Cecco Angiolieri, entre otros), este hombre nació en París en 1431. Clérigo y profesor universitario, cuando rondaba la veintena ya su vida discurría en un río de trifulcas, robos y asesinatos. Un recorrido envilecido y salvaje por una época que él supo retratar con astuto humor, osadía y tristeza. Aquella vida culminó con su famoso poema La balada de los ahorcados (1463), mientras esperaba ser conducido a la horca por sus crímenes. La suerte le sonrió cuando la pena se rebajó a destierro en vez de cadalso. Se dice que murió poco después. Sea como sea, su vida, a partir de 1463, permanece siendo un misterio.
…………………………………………………………………………………………………………..
Isidore Lucien Ducasse, nacido en Montevideo en 1846 (su padre era diplomático francés). Al año de edad pierde a su madre y se cría con su padre hasta los 13, cuando es enviado a Francia a estudiar. Tiempo después, acaba instalándose en París. Tres años más tarde, fallece de tuberculosis en su cuarto de la calle Rue du Faubourg-Montmartre (ahora abajo hay un local de sándwiches y ensaladas), en el conocido barrio de Montmartre. Tenía 24 años.
La vida del Conde de Lautréamont, como eligió apodarse a la hora de firmar Los cantos de Maldoror, su más importante obra, se ha convertido inevitablemente en una masa informe de conjeturas, y muchos no tardaron en atribuirle todo tipo de anécdotas monstruosas y de terribles destinos, producto sin duda de una incendiada imaginación y del efecto que Los cantos pudo causar en los lectores, años después de ser publicados en Bélgica en una edición de 10 ejemplares que nadie leyó.
«No es bueno que todo el mundo lea las páginas que van a seguir; sólo algunos podrán saborear este fruto amargo sin peligro». Así da comienzo el libro. Entre sus pliegues descubrimos la putrefacción, el horror, el asesinato, el sadomasoquismo… Se trata en definitiva de un apasionado canto al mal.
Con el paso de los años se fueron reeditando Los cantos, pero no fue hasta principios del siglo XX que el nombre de Lautréamont no se hizo conocido cuando los surrealistas abanderaron su obra. Otros muchos grandes autores bebieron de sus infestadas fuentes. Todos ellos malditos.
…………………………………………………………………………………………………………..
Rimbaud es una de las figuras más fascinantes de la escena maldita. Un personaje complejo, impredecible, guiado por impulsos difíciles de explicar. Pero lo que más fascinación causa es su precocidad: toda su obra fue escrita antes de cumplir los 20.
Baste decir que nació en Charleville, Francia, en 1854, y que comparte similitudes con el poeta quebequense Émile Nelligan, mucho más oscuro pero también, como él, maldito y precoz.
Fue amante y compañero de Paul Verlaine, y se integró a la corriente poética del Parnasianismo, de la que son conocidas sus correrías por París donde se fumaba hachís y se bebía absenta. Prescindiremos de cualquier dato biográfico (ya mucho se ha escrito) para pasar a decir que en esos breves pero intensos años de su adolescencia y madurez, fue capaz de crear obras tan importantes como las Iluminaciones o Un temporada en el infierno. Sobre su famoso grito “La verdadera vida está ausente” trató de construir toda su filosofía personal, su «alquimia del verbo» desarrollada en Una temporada. El destino que esas dos obras tenían reservado para Rimbaud es catártico: se dio cuenta de que las Iluminaciones no pasaban de ser un artefacto (sublime), pero algo fabricado premeditadamente, sin alma ni utilidad. Una temporada en el infierno es la desgarradora constatación de ese hecho. Después, no volvió a escribir nunca más. Fue profesor en Londres, se fue a África, se hizo colono, mercenario, traficante de armas. Murió en Marsella a los 37 años de edad, habiendo sido trasladado desde Abisinia.
…………………………………………………………………………………………………………..
La vida de Walser es una completa paradoja. Andariego por naturaleza, escribió una novela corta muy famosa titulada El paseo, donde se glorifica el acto de caminar desentendidamente, en un relato brillante donde queda patente el grado de observación aguda del escritor, con una plétora de situaciones cómicas entre lo trágico y lo absurdo. Murió en 1956, con 78 años, dando, precisamente, un paseo por la nieve, después de pasar 27 años recluido en hospitales psiquiátricos.
Su obra empezó a tomar verdadera importancia en la década de 1960, cuando se inició su redescubrimiento. Una de sus novelas más reconocidas fue Jakob von Gunten (1909), la historia del Instituto Benjamenta a través de los ojos del joven von Gunten. Lo más interesante es cómo observa y qué saca de esa observación acerca de los métodos de educación impartida. «Uno aprende muy poco aquí», vaticina el protagonista tras el primer día de clase.
Inspiró a otros malditos, entre ellos, a Franz Kafka.
…………………………………………………………………………………………………………..
Oscuro entre los oscuros, este dramaturgo y poeta ruso se inscribe en la corriente futurista de principios de siglo. Escribe conjuntamente con Maiakovski y David Burliuk el conocido texto Bofetada al gusto público, descarnada declaración de intenciones.
Callado y tímido, Khlebnikov (1885-1922) era un verdadero inadaptado, y siempre vivió al margen de la sociedad, regido por otros mecanismos. Viajó mucho y siempre sin dinero, todo le era extrañamente ajeno, excepto la literatura, donde vivía inmerso día y noche, tanto que, literalmente, se olvidaba de las funciones básicas de la vida. Tal vez por eso murió con 36 años de pura enfermedad y pobreza.
Khlebnikov no fue reconocido hasta muchos años después, y aún hoy no tiene en Rusia ni en el extranjero el lugar que le corresponde. Su verdadero logro fue hacer del lenguaje algo increíblemente moldeable, elástico, musical, distorsionando el significado de las palabras para llegar a otros diferentes, llevándolo a extremos nunca explorados. Prolijo en neologismos, la obra de este auténtico químico de la palabra (alquimista al fin y al cabo) va definitivamente más allá del mero concepto de originalidad, representando un asombroso despliegue inventivo. Sus obras más conocidas son El error de la muerte y Zangezi.
…………………………………………………………………………………………………………..
Sobre la figura de Howard Phillips Lovecraft (1890-1937), nacido en Providence, Nueva Inglaterra, se han levantado multitud de mitos, creados astutamente para engrandecer la sombra de este escritor. En el revelador ensayo de Michel Houellebecq H.P. Lovecraft. Contra el mundo, contra la vida, se nos revela finalmente que era un hombre normal, ciertamente feo, con una difícil relación de sumisión con la madre, con sus traumas, sus demonios, pero finalmente normal. El mito es distinto: siempre fue asociado con cultos secretos, con sótanos oscuros repletos de libros antiguos y telarañas, con solitarias caminatas nocturnas al borde de cementerios.
De él dijo Borges que era “un parodiador involuntario de Poe”, y aquí no podremos decir lo mismo. Lo cierto es que Lovecraft poseía un estilo único y una imaginación desbordante que supo crear monstruos mentales ante la promesa de los monstruos reales, y ciertamente sus metódicas descripciones y los ambientes creados poseen ese goteante escalofrío que crece con cada renglón como un suave disparo. Inolvidables sus relatos En las montañas de la locura, La sombra sobre Innsmouth, En la noche de los tiempos y La llamada de Cthulhu.
…………………………………………………………………………………………………………..
El erudito peruano José Miguel Oviedo observó, en un prólogo a una antología de Vallejo, que “los tres mejores poetas latinoamericanos de la primera mitad del siglo XX eran, sin discusión, Pablo Neruda, Vicente Huidobro y César Vallejo”. “Si tuviéramos que usar únicamente dos palabras para definirlos”, dijo, “Neruda sería oceánico y enciclopédico, Huidobro aéreo y visual, y Vallejo mineral y subterráneo”. De la forma que sea, César Vallejo, peruano (Santiago de Chuco, 1892 - París, 1938), representa un ejemplo de rigidez y fortaleza para con su filosofía personal e ideales: siempre pospuso su bienestar social, sus posibilidades de triunfar literariamente, a sus principios humanos.
Después de pasar casi 4 meses en una cárcel de Trujillo (todo indica que injustamente), escribe una de sus mejores obras, su gran himno vanguardista Trilce (1922). Aquí, como ya ocurriera con Khlebnikov, nos vemos entregados a un palpitante viaje al último confín del lenguaje, a abismos de perturbadora densidad, imposibles de sospechar. A veces, cuando el lenguaje se les queda corto a ciertos escritores, véase por ejemplo Julio Cortázar, que tuvo que inventar el «gíglico», necesariamente se ven obligados a torcer y dislocar sus bordes.
Otras dos obras monumentales del peruano son Poemas póstumos (llamados erróneamente Poemas humanos) y España, aparta de mí este cáliz, que fue impreso y entregado a los soldados republicanos durante la Guerra Civil Española.
…………………………………………………………………………………………………………..
Charles Bukowski (1920-1994), poeta y narrador estadounidense de origen alemán, tuvo una vida miserable de pobreza, alcoholismo, trabajos duros mal pagados y sordidez extrema. A primera vista se puede observar que su poesía y sus relatos cortos únicamente versan sobre borracheras, trabajos, apuestas de caballos, putas y literatura. Muy cierto. Pero únicamente él puede hablar de todo eso con un estilo propio, identificable, brutalmente honesto, de una sequedad asombrosa, y con sentido del humor negro y salvaje como pocas veces se ha visto. Además, su escritura representa algo muy importante para la sociedad estadounidense: es el lado oscuro del sueño americano, la crónica atroz de lo que puede llegar a convertirse.
Marcado por un profundo acné y un odio tremendo hacia su padre (maltratador y severo opresor), de él dijo el francés Jean Genet que era “el mejor poeta americano del siglo XX”. Factótum, Cartero y Mujeres se hallan entre sus mejores novelas.
Entre sus padres literarios se cuentan Hemingway, Céline, Hamsun y Fante.
…………………………………………………………………………………………………………..
Con José Parrilla (1923-1994) existe otro gran hueco cultural y hereditario que se tiene que llenar, más en Uruguay, su país de origen. Gran amigo del pintor (malditísimo en su campo) Raúl Javiel alias «Cabrerita», Parrilla, tras un intento de suicidio, fundó la editorial Ester, donde publicó sus dos únicos poemarios: Rey beber y La llave en la cerradura, ambos de 1943. La escuela-movimiento «Esterismo», fundada por el autor, surge precisamente de un poema de 200 versos donde el nombre de Ester se repite más de 700 veces, y logró extenderse y diversificarse por el empeño de diversos autores que, además del uruguayo, llevaron su personal filosofía a otros países como España o Francia.
Parrilla es además la mejor representación de la sociedad artística-intelectual montevideana de los años 40, y su vida, conjuntamente con su obra, encarna el éxtasis en tensión de una increíble aventura vital.
…………………………………………………………………………………………………………..
Nombre artístico del autor mexicano José Alfredo Zendejas Pineda (1953-1994). Amigo de adolescencia del chileno Roberto Bolaño, ambos fundaron el movimiento «infrarrealista» en el México de la década de 1970. Fue precisamente Bolaño el que retrató esa época en su famoso libro Los detectives salvajes (1998), crónica de sus esfuerzos por alcanzar una nueva poesía latinoamericana, con El Conde de Lautréamont como gran sombra planeando sobre los jóvenes versos de los poetas.
Conocemos la curiosa anécdota de que planearon secuestrar a Octavio Paz, ya que se manifestaban acérrimos enemigos del Nobel, y de que estuvo con los «poetas campesinos» en Nicaragua. También el precioso verso de Michael Lowell en boca del mexicano que, de paso, atestigua el ideal de amistad del poeta: «Los amigos son tan, pero tan espeluznantemente bellos, que yo les gritaría bienvenidos, gozoso, lleno de lágrimas, así vinieran del infierno».
Hace unos años el Fondo de Cultura Económica editó, por fin, una antología de su poesía titulada Jeta de santo. Antología poética 1974-1997.
Papasquiaro murió en el año 98 tras ser atropellado por un auto.
…………………………………………………………………………………………………………..
Otros malditos
Se nos quedan en el tintero malditos de la talla de:
• Antonin Artaud (Francia, 1896 - 1948) (El teatro y su doble)
• Alejandra Pizarnik (Argentina, 1936 - 1972) (Extracción de la piedra de locura)
• Félix Francisco Casanova (España, 1956 - 1976) (El don de Vorace)
• Leopoldo María Panero (España, 1948) (Por el camino de Swan)
• Andrés Caicedo (Colombia, 1951 - 1977) (Angelitos empantanados o historias para jovencitos)
Y muchos otros más...
…………………………………………………………………………………………………………..
Citas
«¿A quién alquilarme? ¿Qué bestia hay que adorar? ¿Qué santa imagen atacamos? ¿Qué corazones romperé? ¿Qué mentira debo sostener? ¿Entre qué sangre caminar?» Rimbaud
«Aquello que entendemos y amamos nos entiende y nos ama también». Walser
«¡Me basta poco!
Un mendrugo de pan,
una gota de leche,
y este cielo.
¡Y estas nubes!»
Khlebnikov«No está muerto lo que duerme eternamente, y con el paso de los eones incluso la muerte puede morir». Lovecraft
«[…] y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces,
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos veces,
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces,
y el bien de ser, dolernos doblemente». Vallejo«Si vas a intentarlo, adelante.
Si no, no empieces». Bukowski«Puedo hablar ahora
que estoy muerto
y nadie va a pedirme
que jure la bandera». Parrilla«Si he de vivir que sea sin timón y en el delirio». Papasquiaro
