¿Tiene un sistema político fecha de vencimiento? La respuesta es sí. Esa fecha fue el 26 de septiembre. Hasta allí llegó nuestro sistema político.
La gran Corruptitlán ha caído y sus emperadores no se han enterado. Y extraño en ellos, adictos a las formalidades. El tamaño de la tragedia les ha impedido ocultarla debajo de la alfombra. La mezquindad les está pasando factura.
Son tan predecibles que han llegado al punto en el que nada de lo que salga de sus bocas será creíble. La clase política semeja un grupo de chimpancés tirándose pasteles de mierda. La idea es que todos queden embarrados y olorosos.
Después de todo solo piensan en las elecciones del próximo año, y esperan que nuestra corta memoria haga el resto. Siguen sin entender que el juego se les acabó. Ya no tienen para donde hacerse. Al leer las noticias los mexicanos nos hemos dado cuenta también de quienes son los texto-servidores.
Pero como les digo, las soluciones no vendrán de la clase política. Eso ya lo entendimos. Ellos no están para solucionar problemas. Ellos están para hacer lana a costa de nosotros. Ningún pacto de mierda entre políticos servirá para ni madres.
Esos pactos son para ganar tiempo. Y eso es lo que los políticos ya no tienen. Como mexicanos tenemos que evolucionar hacia un sistema en el que ningún político de carrera pueda ser elegido.
No más Manlio Fabios, Emilios, gobers preciosos, Navarretes, Chuchos, calderones y compañía. Todos apestan. Los partidos políticos no son la solución, sino el problema. Y tienen el monopolio de las elecciones. Eso es lo que tenemos que atacar.
Esta tragedia ha servido para exhibirlos a ellos y a nosotros. No podemos jugar a echarle toda la culpa al gobierno, jugar al gobierno malo y al pueblo bueno. Nosotros también tenemos las manos manchadas de sangre. Por omisión. Por creer que todo irá bien.
Anoche mismo me preguntaba de qué estamos hechos. Nuestro país debería estar de luto nacional. Reconocer que hemos llegado al punto más bajo de nuestra historia. Pero desgraciadamente, el procurador está cansado y el presidente necesita irse de viaje. Ese es el compromiso de nuestros gobernantes.
La clase política de todos los colores es el cáncer de nuestro país. Una recua de idiotas paralizados intentando hacer control de daños, intentando seguir jugando a la politiquería barata.
Pero la muerte de nuestros jóvenes los ha pintado de cuerpo entero. Deben de recordar ustedes, los políticos, que este sigue siendo un país con una mayoría de jóvenes. Y esos jóvenes tienen credencial de elector.
Lo que sigue ahora es la reconstrucción del país. Un país rico y lleno de gente noble, donde no hay lugar para ustedes, la clase política en general. El país les queda muy grande. Nos seguiremos movilizando hasta que nos deshagamos de ustedes. Porque lo dije en alguno de mis artículos anteriores.
Ustedes ya pertenecen al basurero de la historia. El crimen organizado los necesita a ustedes para sobrevivir. Cuando se acabe la complicidad será extremadamente difícil que eventos como el de Iguala se repitan.
Para allá vamos. Para acabar con la gran Corruptitlán.






