EU estalla en guerra contra-sí-mismo. Trump amenaza a “la izquierda” con “venganza”

12/09/2025 - 11:19 am

Donald Trump acusó a la izquierda radical de comparar a estadounidenses maravillosos como Charlie Kirk con nazis y los peores asesinos en masa, y advirtió que habría medidas para acabar con los autores de dicha violencia, así como con las organizaciones que la financian y promueven.

Ciudad de México, 11 de septiembre (SinEmbargo).– “Mientras algunos rezaban por un diálogo sensato sobre cómo poner fin al problema de violencia [en Estados Unidos], que se intensificaba rápidamente en todo el espectro político, el Presidente y su asesor cercano [Stephen Miller] definieron la crisis de otra manera: se trataba de la derecha estadounidense bajo asedio y de lo que Donald Trump iba a hacer al respecto. La cuestión estaba clara para quienes decidieron escuchar: al Presidente no le importan en absoluto esos llamados santurrones a la sanación. No es un diálogo sobre la crisis de violencia política en Estados Unidos lo que busca ahora mismo, sino una nueva y agresiva política de venganza política”, escribe hoy Susan B. Glasser, en The New Yorker.

El texto es una advertencia que se titula: “¿Trump acaba de declarar la guerra a la izquierda estadounidense? Después del trágico asesinato de Charlie Kirk, el Presidente no habla de poner fin a la violencia política, sino de buscar venganza política”. Muchos otros textos parecidos aparecen en la prensa de Estados Unidos.

The Wall Street Journal, por ejemplo, advierte que el equipo de Trump “comenzó a reforzar la seguridad mientras la conmoción y la ira resonaban en la Casa Blanca tras el asesinato del activista conservador Charlie Kirk”. Y para no ir tan lejos: Christopher Landau, subsecretario de Estado y exembajador de Estados Unidos en México, cruzó las fronteras con esa misma amenaza. “Ante el horrible asesinato de ayer de una figura política destacada, quiero recalcar que los extranjeros que glorifican la violencia y el odio no son bienvenidos en nuestro país. Me ha indignado ver a algunos en redes sociales elogiando, justificando o restando importancia al suceso, y he ordenado a nuestros funcionarios consulares que tomen las medidas pertinentes. Por favor, no duden en informarme sobre estos comentarios de extranjeros para que el Departamento de Estado pueda proteger al pueblo estadounidense”, escribió en X.

Steve Bannon, un radical antimexicano de extrema derecha que sigue pegado de Trump aunque no tan cerca, le dijo: “Oye, Charlie, eres la persona más expuesta de este movimiento”. Y luego, con el asesinato, dijo: “Charlie Kirk es una víctima de la guerra. Estamos en guerra en este país”.

El discurso es exactamente el mismo que esgrime la ultraderecha mexicana. “La izquierda asesina ataca de nuevo, esta vez intentan silenciar una voz que defiende los ideales de derecha, pro-vida y anti woke!!! Estamos bajo ataque de los comunistas en todo el mundo, no sólo en México”, dijo sobre Kirk el empresario Ricardo Salinas Pliego, quien adeuda 73 mil millones de pesos a la hacienda pública porque lleva al menos dos décadas negándose a pagar sus impuestos, de acuerdo con autoridades del PAN, del PRI y ahora de Morena.

Al mismo tiempo, en la Cámara de Representantes, el presidente Mike Johnson interrumpió las votaciones para guardar un minuto de silencio por Kirk. Lauren Boebert gritó que los legisladores deberían estar rezando en voz alta: “Las oraciones silenciosas obtienen resultados silenciosos”. Otra representante republicana, Anna Paulina Luna, les gritó a los demócratas: “¡Ustedes causaron esto!”.

Es la guerra

“Durante años, la izquierda radical ha comparado a estadounidenses maravillosos como Charlie con nazis y los peores asesinos en masa y criminales del mundo. Este tipo de retórica es directamente responsable del terrorismo que presenciamos hoy en el país, y debe cesar de inmediato”, declaró Trump, antes de ofrecer una lista de otras víctimas de la “violencia política de la izquierda radical”, incluido él mismo. Prometió medidas rápidas para acabar con los autores de dicha violencia, así como con las “organizaciones” que la financian y promueven.

La notable amenaza de Trump, por alguna razón, no recibió mucha atención. “Debería haberla recibido. El Presidente no sólo ni siquiera intentaba unir al país, sino que parecía culpar a la gran parte de la nación que denosta sus políticas racialmente divisivas y las promovidas por Kirk con la misma convicción que si hubieran apretado el gatillo”, escribe Susan B. Glasser, también en The New Yorker.

“Algunos de los aliados y asesores más influyentes de Trump estaban aclarando lo que esto podría significar al pedir explícitamente una ofensiva contra la izquierda estadounidense, algo poco coherente con el espíritu de libre expresión que Kirk utilizó como grito de guerra para reclutar a una nueva generación de jóvenes conservadores. ‘Es hora de que la administración Trump cierre, desfinancie y procese a todas y cada una de las organizaciones de izquierda’, escribió en X Laura Loomer, una teórica de la conspiración de extrema derecha que ha presionado con éxito a Trump para que despida a varios altos funcionarios de seguridad nacional. ‘Debemos cerrar a estos izquierdistas lunáticos. De una vez por todas. La izquierda es una amenaza para la seguridad nacional’. Christopher Rufo, otro influyente trumpista, que lideró el movimiento contra las iniciativas de diversidad que eventualmente se convirtieron en un principio central de la segunda administración Trump, invocó las convulsiones políticas de los años sesenta. ‘La última vez que la izquierda radical orquestó una ola de violencia y terror, J. Edgar Hoover lo cerró todo en pocos años’, escribió. ‘Es hora de que, dentro de los límites de la ley, infiltremos, desmantelemos, arrestemos y encarcelemos a todos los responsables de este caos’”, agrega Susan B. Glasser.

“Y por si acaso hubiera alguna confusión sobre la visión oficial de tales pronunciamientos, el subjefe de gabinete de Trump, Stephen Miller, se sumó el jueves desde el Ala Oeste, prometiendo en una extensa publicación en X declarar la guerra a la ‘ideología perversa’ que había asesinado a Kirk y a sus defensores, quienes, según él, celebraban en línea su muerte. ‘El destino de nuestros hijos, nuestra sociedad, nuestra civilización depende de ello’, añadió Miller. Bajando el tono, no lo hicieron”, detalla Glasser.

Provocador o profeta

Antonia Hitchens, periodista que cubre política para The New Yorker, cuenta que a finales del verano pasado pasó las primeras horas de una mañana de un fin de semana caminando por los suburbios de Phoenix, con voluntarios de Turning Point Action, la organización de defensa política de Charlie Kirk. Donald Trump acababa de estar en la ciudad para un gran mitin, durante el cual recibió el respaldo “sorpresa” del antivacunas Robert F. Kennedy, Jr.

“Serpentinas doradas que parecían estar en llamas explotaron desde el escenario. Muchos en la multitud estaban allí para ver a Kirk, quien habló primero. ‘Saben que son parte de algo más grande que ustedes mismos’, dijo. ‘Son parte del movimiento más emocionante, diverso y poderoso en la historia de este país’. Continuó: ‘Este movimiento se trata de todos nosotros contra ellos’”, cuenta.

La siguiente vez que vio a Kirk, en enero, Trump había ganado las elecciones y Kirk estaba organizando una fiesta de víspera de la inauguración en el sótano de un hotel en Washington. “Partidarios aturdidos bailaron bajo una bola de discoteca. Pero, incluso en el punto álgido de la euforia, hubo muchas discusiones sobre el campo de batalla que se avecinaba y referencias a cómo Trump había escapado de la muerte durante la campaña”.

Y este miércoles –dice la periodista–, tras el asesinato de Kirk en el escenario en Utah, muchos sintieron que la guerra ya estaba aquí.

“Decidí salir”, regresa Antonia Hitchens a su crónica. “Había una vigilia por Kirk en San José, una iglesia católica cerca del Capitolio [en Washington]. El servicio duró doce minutos. Para cuando llegué, los bancos estaban vacíos; en el oscuro pasillo fuera de la nave, me encontré con un miembro del Senado que se había enterado de la vigilia por un correo electrónico masivo”.

–Representaba a mucha gente, estuvieras de acuerdo con él o no –dijo, refiriéndose a Kirk.

“Afuera, dos hombres conversaban bajo una farola, sosteniendo programas impresos. ‘La vigilia usó el Sermón de la Montaña como una comparación directa entre Kirk y Jesús’, me dijo uno de ellos, llamado Ethan. ‘Podrías imaginarlo recorriendo el país como un controvertido predicador de la verdad, difundiendo el Evangelio. Algunos lo llamarán provocador, otros profeta’”, detalla Antonia Hitchens.

–Era una de las personas más amables de la derecha –dijo el otro hombre, que no quiso revelar su nombre–. Me preocupa lo que pueda suceder.

–Algunas personas están celebrando directamente la muerte de este tipo en este momento –dijo Ethan.

–Esto confirma la idea de que la derecha está bajo ataque. Quizás la mayoría silenciosa crezca. Puedo ver a la gente decir: “No voy a exponer mi cara, porque ese tipo lo hizo y lo mataron por ello”.

A principios de esta semana, Trump fue confrontado por manifestantes en un restaurante cerca de la Casa Blanca, quienes lo llamaron el “Hitler de nuestro tiempo”. El Servicio Secreto le dijo a The Wall Street Journal que se había investigado el incidente y desde antes, todos los comensales fueron examinados para la eventual llegada de Trump. Incluidos los manifestantes, que habían reservado.

En su discurso desde la Oficina Oval, Trump culpó a la “izquierda radical” del aumento de la violencia política y prometió tomar medidas. “Mi administración encontrará a todos y cada uno de los que contribuyeron a esta atrocidad y a otros actos de violencia política, incluyendo a las organizaciones que la financian y apoyan, así como a quienes persiguen a nuestros jueces, agentes del orden y a todos los que mantienen el orden en nuestro país”, declaró.

Es la guerra.

Redacción/SinEmbargo

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