#Anuario2025 ¬ De la derecha a la izquierda, de Fox a Sheinbaum: 25 años de cambios

29/12/2025 - 1:50 pm

En los últimos 25 años, los mexicanos vieron llegar a Vicente Fox del PAN a Los Pinos e instalarse en el poder con la falsa promesa de cambio. Pero también han sido testigos del arrollador triunfo de Claudia Sheinbaum, que consolidó el proyecto de gobierno de la izquierda en 2024. A través de este periodo, se desvela el tejido de alianzas secretas y públicas entre la "derecha revolucionaria" priista y el panismo–, las operaciones de poder que buscaron frenar el proyecto de Andrés Manuel López Obrador, y la eventual llegada de la "marea obradorista" que reconfiguró el mapa electoral y puso fin al dominio del PRIAN, marcando un cambio trascendental en la dirección del país.

Ciudad de México, 29 de diciembre (SinEmbargo).– “Tepocatas, alimañas, víboras prietas: los vamos a sacar de Los Pinos”, prometió a inicios de este siglo el candidato presidencial panista Vicente Fox Quesada, para entonces exgobernador de Guanajuato y exempleado de Coca-Cola, en un clara referencia al Partido Revolucionario Institucional (PRI) que se mantenía en la Presidencia desde hacía 75 años ininterrumpidos. La frase quedó grabada en la mente de cientos de miles de personas que vieron cómo Fox lejos de erradicar a esas alimañas, las alimentó y departió con ellas en los seis años de su Gobierno, marcado por la corrupción y privilegios de una oligarquía.

El periodista Álvaro Delgado recuerda en el capítulo final de Derecha. Poder, corrupción y engaño (Grijalbo) cómo con el triunfo de Vicente Fox en 2000 “toda la derecha estaba exultante, no porque este personaje amoral y el Partido Acción Nacional (PAN) representasen solos el ideal conservador, sino porque su victoria legitimó también a la ‘derecha revolucionaria’ priista”, pero particularmente porque permitió que continuarán “los privilegios de la alta burocracia”, los apapachos a los intelectuales y las ganancias millonarias a la clase empresarial, situaciones que se revirtieron con la llegada de Andrés Manuel López Obrador y la continuidad que ha dado al proyecto de izquierda la Presidenta Claudia Sheinbaum.

“La derecha está en realidad durmiendo en sus laureles, no presenta una alternativa, sino seguir con lo mismo, seguir con algo que ya se conocía. Porque desde Miguel de la Madrid, la sociedad mexicana empezó a saber qué es el neoliberalismo. Para los de arriba es la gloria, es acercarse a Estados Unidos, es, como diría ese líder chino posterior a Mao, (Deng Xiaoping) ‘hacerse rico es glorioso’. Bueno, eso mismo podrían decir las élites mexicanas de ese momento. Y la propuesta de López Obrador es exactamente la contraria. Por el bien de todos, primero los pobres. Y como hay un montón de pobres, entonces se tiene potencialmente una base social que podría haber sido desactivada si se hubieran seguido con los fraudes del pasado”, comentó en entrevista el profesor emérito del Colegio de México, el doctor Lorenzo Meyer.

Vicente Fox, expresidente de México
Vicente Fox, expresidente de México. Foto: José María Martínez, Cuartoscuro

A lo largo del foxismo, el PAN y el PRI extendieron su amasiato a una serie de acuerdos. Por ejemplo, la revista Proceso publicó en 2002 cómo hubo reuniones secretas y llamadas telefónicas entre Roberto Madrazo, líder del PRI, y Fox durante meses después de la elección presidencial de 2000. Tras la victoria de Madrazo en la dirigencia del PRI, se confirmó una cena privada el 12 de marzo, donde se habría llegado a un "pacto" en el que Madrazo ofreció a Fox "mantener una relación política que garantizara la gobernabilidad" del país.

Los operadores de estas reuniones fueron el entonces Canciller Jorge Castañeda y Elba Esther Gordillo Morales, la líder magisterial y secretaría general del PRI. Para 2004, el Gobierno federal y el PRI se comprometieron públicamente "a evitar contribuir al enrarecimiento de la atmósfera política y delinearon una estrategia para establecer una agenda de atención a los diversos problemas”. Es decir, reconocieron públicamente su alianza.

No obstante, el punto culminante en el cual PRI y PAN operaron en línea con sus intereses fue en el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, quien desde la capital del país estableció su agenda política que se configuraría en el proyecto de nación que impulsó formalmente en su candidatura presidencial de 2006.

El desafuero, recuerda Álvaro Delgado, se decidió, el 6 de abril de 2004, el domingo de Resurrección de Semana Santa, cuando Vicente Fox citó en Los Pinos al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Mariano Azuela Güitrón, para preguntarle si era procedente emprender este recurso contra López Obrador, como planteaban el general Rafael Macedo de la Concha, titular de la PGR, y Santiago Creel, Secretario de Gobernación.

El plan ya en forma lo anunció Fox a los magnates del país el 10 de junio, en la mansión de Rómulo O’Farril, en San Jerónimo, a la que acudieron Antonio del Valle Ruiz, que presidía el Consejo Mexicano de Negocios; Germán Larrea Mota Velasco, del Grupo México; Emilio Azcárraga Jean, de Televisa; Roberto Hernández, de Banamex; Valentín Díez Morodo, de Grupo Modelo; Lorenzo Servitje, de Grupo Bimbo; Joaquín Vargas, de MVS; Lorenzo Zambrano, de Cemex; Alberto Bailleres, de Peñoles; José Antonio Fernández, de Grupo Femsa, y Claudio X. González Laporte, de Kimberly Clark, asesor de Salinas y el más tenaz detractor de López Obrador.

AMLO durante su desafuero
El desafuero de López Obrador fue ordenado por el Presidente Vicente Fox. FOTO: Germán Romero, Cuartoscuro.

Del lado del PRI, se sumó al desafuero, Roberto Madrazo Pintado, su presidente; Manlio Fabio Beltrones, quien era presidente de la Cámara de Diputados, y Elba Esther Gordillo. Bajo los argumentos de que “Nadie está por encima de la ley”, el Revolucionario Institucional dio al panismo los votos necesarios para desaforar a López Obrador.

El propio López Obrador hila esta operación a otras que el PRI y el PAN operaron para impedir que llegara a la Presidencia. En su libro, La mafia nos robó la Presidencia, López Obrador expuso que en mayo de 2003, el priista Carlos Salinas de Gortari se reunió con los directivos y los principales conductores de programas de Televisa para hacerles saber su opinión sobre la posibilidad de que AMLO llegase a ser candidato a la Presidencia

“Como es natural, pensaba que yo no le convenía al país y dejó de manifiesto que el mejor candidato de la izquierda era el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas", escribe López Obrador que recuerda también la cena que él y los entonces gobernadores perredistas tuvieron con Fox en Los Pinos, en el segundo semestre de 2003, donde le recriminó a Fox sus vínculos con Salinas de Gortari Fox, dice, se quedó callado.

En ese mismo libro, que permite comprender la sinergia del PRI y PAN, expuso que detrás de los videoescándalos —grabaciones hechas por el empresario Carlos Ahumada a colaboradores de López Obrador recibiendo dinero— estaba el propio Salinas en complicidad con el panista Diego Fernández de Cevallos. "Al no poder destruirme políticamente con el escándalo de los videos, Fox y Salinas, con la complicidad de Mariano Azuela, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, emprendieron toda una campaña para desaforarme como jefe de Gobierno”, refirió López Obrador en el libro citado.

Ya como candidato presidencial de la izquierda, Fox operó por todos los medios, con la complacencia de los hombres más adinerados del país, para que López Obrador no llegara a la Presidencia. Andrés Manuel recuerda en su texto que “la inmoralidad” de Fox llegó a tal punto que, en una reunión en el club de Industriales, el entonces presidente le pidió a Carlos Slim, al cardenal Norberto Rivera, a Olegario Vázquez Raña y a Juan Francisco Ealy Ortiz, entre otros, que ayudaran a Calderón.

“Cualquier análisis serio sobre el papel de los medios y la forma como me atacaron en los meses de abril y mayo, demostraría que en la historia reciente no ha habido nada que se le parezca. En esos momentos, no sólo era ‘un peligro para México’, me parecía ‘a Hugo Chávez’, iba a ‘endeudar al país’, ‘a expropiar bienes de las clases medias’, a limitar que ‘sólo se tuviera un departamento, un carro y dos hijos por familia’, y otras mentiras más”, escribió López Obrador sobre ese proceso.

De hecho, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) determinó que el PAN fue plenamente responsable por diversas conductas del presidente Vicente Fox a finales de 2005, consideradas violatorias de la norma electoral, tal y como se estableció en el dictamen de declaración de validez de la elección presidencial de 2006.

Eso no impidió que Felipe Calderón Hinojosa llegara a la Presidencia con una diferencia del .56 por ciento, y que rindiera protesta en medio de una sesión atropellada, con el Pleno de la Cámara de Diputados tomado y con una postal que el propio Calderón evitó cuando se percató que Fox estaba a punto de colocarle la banda presidencial y no el presidente del Congreso.

Meyer ahondó en ese sentido cómo los priistas demostraron a lo largo de los años ser expertos en fraudes, algo que el panismo aprendió rápido, “pero ya no se podían hacer esos fraudes, ya no se podía contar con la aquiescencia, la pasividad del grueso de la sociedad mexicana ante la manipulación de los votos. Ya había un tipo de cultura cívica mexicana que ya no era en la que nació el PRI, incluso ya no era la misma en que nació el PRIAN, que estaba más recientito, ya es distinta”.

Calderón y el amasiato con Peña

El periodista Álvaro Delgado relata en su libro el Amasiato cómo a pocas semanas para la elección presidencial de 2006, se reunieron Peña Nieto, entonces Gobernador del Estado de México, y el candidato del PAN, Felipe Calderón Calderón.

“El miedo a la victoria de Andrés Manuel López Obrador, el candidato de la izquierda, los convocaba. El priista Roberto Madrazo iba en picada y Peña Nieto –con apenas diez meses como gobernador, pero ya diseñada su futura candidatura presidencial– se unió a Calderón. Ante los tres prominentes priistas, Mouriño y Ramírez expusieron –en cinco minutos– el apremio por los votos en la elección que se preveía cerrada ante López Obrador. Enseguida Peña y Calderón se reunieron a solas hora y media. Al abandonar la suite, ya relajados y sonrientes, ambos informaron a Videgaray y Murillo Karam, así como a Mouriño y Ramírez, del resultado del pacto: “el 2 de julio, día de la elección, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) del Estado de México “operaría” para transferirle 200 mil votos priistas a Calderón, candidato del Partido Acción Nacional (PAN)”.

El pago llegó seis años después cuando Calderón saboteó la campaña de la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, y operó para el triunfo del priista, también ante López Obrador. A esa traición, se sumó la de Vicente Fox, quien a dos semanas de iniciada la campaña, el 12 de abril, desahució a Vázquez Mota al decir que sólo un milagro podría hacerla ganar. Y luego, tras reunirse con él en Monterrey, donde ella se ufanó de que “los milagros sí existen”, sólo porque recibió un apoyo desganado, volvió a clavarle el puñal: no podría ir a sus mítines, expone el mismo texto de Delgado.

El entonces Presidente Enrique Peña Nieto en su Informe de Gobierno de 2018.
"Los corruptos suelen ser mentirosos creativos porque de eso depende, de ser muy creativo, que sobrevivan un tiempo hasta que el olvido socialice su nueva fortuna". Foto: Isaac Esquivel, Cuartoscuro

López Obrador sostuvo en su libro ¡Gracias! cómo los mismos grupos de poder operaron en el proceso electoral de 2012. Ellos, “los hombres del poder”, decidieron desde mucho antes de la elección presidencial de 2012 que Enrique Peña Nieto llegaría al poder. Para ello, relata un episodio en el que esta élite se reunió y sostuvo que no importaba si AMLO o Marcelo Ebrard eran los candidatos, porque ya estaba decidido que regresara el PRI a la Presidencia.

“Unos días después del fraude de 2012, una mujer, amiga de Marcelo Ebrard, en una comida con los hombres del poder, buscando una justificación a lo sucedido en la elección presidencial, puso en la mesa esta interrogante: ¿qué hubiera pasado si, en vez de AMLO, el candidato de la izquierda hubiese sido Marcelo Ebrard?.

La respuesta, escribe, no tardó en llegar. La dio el obispo ya finado, Onésimo Cepeda, un aliado a la élite del poder que contestó: ‘No, niña, desde mucho antes decidimos que Enrique Peña Nieto sería Presidente’”. Amante del lujo, el poder y los escándalos, Onésimo Cepeda Silva fue parte de la generación de religiosos que se mimetizaron con la clase política y empresarial de México al grado de ser llamado el “Obispo de las élites”.

En ese sentido, López Obrador cuenta en su libro cómo esa élite del poder operó junto al Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa para que Peña Nieto llegara a la Presidencia.

“Desde los tiempos del Gobierno usurpador de Calderón, el grupo dominante, los que se sentían dueños de México, empezaron a definir la estrategia para darle continuidad al régimen corrupto. Para ello echaron a andar hábilmente una operación de recambio con miras a las elecciones de 2012. Con ese propósito, durante todo el sexenio de Calderón, en sigilo, Salinas empezó a operar, haciendo mancuerna con Televisa para proyectar a Enrique Peña Nieto”, se lee en el capítulo “La campaña de 2012”.

López Obrador sostiene en su libro que el plan de esta élite fue lanzar a Peña Nieto al mercado “como si se tratara de vender un nuevo detergente o un producto chatarra. Así construyeron, con este personaje, toda una telenovela con la participación de actrices, actores y conductores noticias que recibieron la consigna de protegerlo en todo”.

Enrique Peña Nieto, entonces Gobernador del Estado de México y Onésimo Cepeda, Obispo de Ecatepec, durante la celebración del cumpleaños de Antonio Chedraui, en enero de 2008. Foto: Saúl López, Cuartoscuro.

Los resultados, fueron contundentes: Josefina Vázquez Mota llevó al PAN, el partido en el Gobierno, a un tercer lugar con 12 millones 732 mil 630 de votos contra 19 millones 158 mil 592 de Enrique Peña Nieto, y 15 millones 848 mil 827 de Andrés Manuel López Obrador, que mantendría a la izquierda como la segunda fuerza política del país como sucedió en 2006.

La marea obradorista y la continuidad con Sheinbaum

“El temor a que Andrés Manuel obtuviera la victoria en las urnas desencadenó una inimaginable guerra sucia en su contra. El principal objetivo de esta brutal ofensiva era contener, de cualquier forma, la intención de voto a favor del candidato de la coalición Juntos Haremos Historia. Hombres de negocios muy poderosos e intelectuales influyentes, contratados y sufragados por los primeros, elaboraron una feroz campaña en redes sociales y medios de comunicación con el fin de desinflar a nuestro candidato“, escribió Clouthier en Juntos hicimos historia, una crónica sobre ese proceso electoral.

La coordinadora de campaña de López Obrador señaló a los empresarios Germán Larrea y Enrique Coppel, quien buscó al exlegislador Ramón Rojo Mancillas para coordinar la oficina encargada de frenar el avance de López Obrador.

“Cerca de 100 empleados —entre publicistas, diseñadores gráficos, editores de video y un nutrido equipo de Community Manager— se encargaban de producir alrededor de 20 guiones diarios que, en cuestión de minutos, se traducían en videos y memes contra el tabasqueño. De acuerdo con análogos testimonios, me enteré de que los encargados de pautar los contenidos en redes sociales, ordenados y vigilados por Rojo, llegaron a pagar hasta 50 mil pesos para que un video o un infamante meme se viralizara. Sin embargo, dicha empresa no trabajaba sola. Otras células, ubicadas estratégicamente en Guadalajara, España y Santa Fe, en la CDMX, trabajaban infatigablemente en aquella descarnada guerra sucia. Hasta marzo de 2018, el equipo tenía su principal centro de operaciones en la calle de Berlín 245, col. Del Carmen, en la delegación Coyoacán, en la Ciudad de México”, escribió Clouthier para describir lo que después se conocería como la operación Berlín en la que, sostuvo, participaron personajes como Enrique Krauze.

Sobre esto último detalló que Agustín Coppel se reunió con Enrique Krauze para encargarle que prepararan contenidos intelectuales más refinados, una encomienda que le fue asignada a Fernando García Ramírez, columnista de El Financiero y miembro del consejo editorial de Letras Libres, publicación dirigida por Enrique Krauze. “La participación de García Ramírez, personero de Krauze, y quien, de acuerdo con los que nos informaron, terminaría participando como asesor en el War Room de Ricardo Anaya, candidato del PAN a la Presidencia de la República, consistiría en preparar las investigaciones especiales contra López Obrador y su círculo cercano”.

Diálogos por la Democracia, campaña contra la guerra sucia. Imagen: Especial

Producto de esta operación, expuso, se elaboraron los artículos “AMLO y sus problemas con la democracia”, “El eje México-Caracas-La Habana” y “La amenaza rusa en México”, entre muchos otros que ”los trolls de Berlín” difundían en páginas que ahora se han reactivado para atacar a Sheinbaum. Es el caso de Política Meme e Injoportable, ahora nombrada Info Portable, en las cuales prácticamente se comparten las mismas publicaciones.

Nada de eso sirvió.

López Obrador llegó a la Presidencia con una votación de 30 millones de votos a su favor, llevando al gobernante PRI a un tercer lugar con 9 millones 289 mil 853 votos y al PAN de Ricardo Anaya, quien sumó a su candidatura a los partidos Revolucionario Democrático (PRD) y Movimiento Ciudadano, antiguos aliados del Obradorismo, a un lejano segundo lugar con 12 millones 610 mil 120, menos que los logrados en la campaña de Josefina Vázquez Mota, quien a pesar de su pésimo resultado electoral logró más votos que Anaya en 2018 y Xóchitl Gálvez Ruiz, la primera candidata formal del PRIAN, en 2024.

El historiador Ariel Rodríguez Kuri expuso en ese sentido cómo el discurso de la derecha, de los liberales se vació de contenido ante el desgaste del gobierno Peña Nieto. “Claramente no han podido recuperar, volver a poner en el centro de la discusión valores que al final de los 90 la sociedad parecía compartir y que luego ya no compartió. Por ejemplo, hoy hablamos mucho más, creo que para bien, de algo que me parece fundamental, que es el salario mínimo o la justicia alrededor del salario. En los 90 no hablábamos de eso. En los 90 hablábamos de que aquel mexicano que no era pequeño empresario era un fracasado”.

“Eso es un cambio cultural extraordinario en la sociedad mexicana y me parece que el PRI y el PAN y en general la derecha no han podido procesarlo. Están mudos respecto al salario mínimo, por ejemplo, una evolución verdaderamente espectacular con un impacto económico de largo plazo, que no ha resultado inflacionario, como se dijo, y que ha regresado la dignidad a los trabajadores mexicanos. Eso es una cuestión fundamental. ¿Qué hace la oposición? Mira, es un espectador como si estuviera en el tercer piso del Estadio Azteca viendo un partido allí abajo. No ha participado en esa mutación cultural. Hoy ya no hablamos solamente de que los mexicanos para ser felices tienen que ser empresarios. Hoy hablamos de que es justo y es necesario que los mexicanos en tanto trabajadores, estén dignamente pagados. Esa es una victoria cultural de la izquierda y es ese ámbito cultural del que la derecha y el centro derecha se ha marginado”.

No solo eso, a lo largo del Gobierno de López Obrador la derecha se vio obligada a reconocer públicamente su alianza cuando el PRI y PAN formalizaron una coalición en 2021, cuyo principal artífice fue Claudio X. González Guajardo, en cuya mansión en Las Lomas la oposición dio forma a su proyecto para hacer frente a López Obrador de manera conjunta.

A la llegada de AMLO al poder en 2018, había 12 gubernaturas en manos del PRI, nueve eran del PAN, dos del PRD y una en manos de un “independiente”, Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, el fallido candidato presidencial cuya única propuesta que trascendió a la memoria, fue la mutilación corporal a las personas sentenciadas por corrupción. Luego de las elecciones a gobernadores de 2021, 2022 y las presidenciales de 2024. Morena gobernó 22 estados del país. El PAN en cinco (Aguascalientes, Chihuahua, Guanajuato, Querétaro, Yucatán); el PRI en dos (Coahuila y Durango); Movimiento Ciudadano también en dos (Jalisco y Nuevo León), y el PVEM en San Luis Potosí.

Los responsables de la debacle del PRI y PAN fueron Alejandro Moreno Cárdenas, su actual dirigente, y Marko Cortés Mendoza, el expresidente del PAN que en 2024 se aseguró una Senaduría pese a la debacle. En ese mismo proceso, su candidata, Xóchitl Gálvez Ruiz llevó al PRD a su extinción, acabando con una fuerza política que con López Obrador en sus filas tuvo sus mejores momentos.

De hecho, de principio a fin, Xóchitl Gálvez Ruiz enfrentó una campaña llena de tropiezos en la que tuvo que lidiar con el desprestigio de los partidos que la respaldaron: el PRI y PAN. A su vez, estas fuerzas políticas cargaron a cuestas con los errores de su candidata que siempre se asumió como ciudadana y no como su abanderada.

Hoy, ya separados, el PRI busca apuntalar a su dirigente “Alito” Moreno como su cara más visible hacia 2023, mientras Acción Nacional ha abierto su candidatura a personajes externos como Ricardo Salinas Pliego, el empresario que se ha confrontado abiertamente a la Presidenta Claudia Sheinbaum, quien está ligado a la red de derechas Atlas Network que ha impulsado todo tipo de ataques al Gobierno de la llamada Cuarta Transformación

Sheinbaum besa a niñita
La Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, saludando a sus simpatizantes después de salir de Palacio Nacional. Foto: Mario Jasso, Cuartoscuro

Del lado contrario, la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo obtuvo un triunfo de 36 millones de votos que le otorgaron a Morena, al PT y al Partido Verde, el eterno aliado en el poder, la mayoría calificada que les permitió cumplir lo prometido en la campaña: una Reforma Judicial que mediante las urnas sacó de la Suprema Corte a personajes que durante el Gobierno de López Obrador operaron en contubernio con la derecha y con sus grupos de poder.

Obed Rosas

Obed Rosas

Obed Rosas es editor de la Unidad de Investigación y encargado de la sección de Libros de SinEmbargo, en donde también se ha desempeñado como Jefe de Mesa y Editor de Redes. Es conductor de Close UP y Co-conductor, junto a Álvaro Delgado, de Siete Días, programas de SinEmbargo Al Aire. Ha trabajado en otros medios como Expansión, Newsweek en Español y Revista Zócalo. Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM y estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma casa de estudios.

Lo dice el reportero