En su más reciente novela, Mala Espina, el escritor mexicano Xavier Velasco se sumerge en el género de la novela negra, utilizando la compleja realidad de la Ciudad de México como telón de fondo para explorar la dualidad entre la riqueza material y la espiritual. En esta entrevista, Velasco comparte sus motivaciones y proceso creativo, revelando cómo su experiencia personal y el entorno capitalino nutrieron una obra que desnuda la fragilidad de ambas esferas.
Ciudad de México, 21 de diciembre (SinEmbargo).– El escritor mexicano Xavier Velasco se adentra en el género de la novela negra con su más reciente obra, Mala Espina, ofreciendo al lector una inmersión en las contradicciones y la compleja realidad de la Ciudad de México. En una conversación sobre su proceso creativo y las motivaciones detrás de la novela, Velasco reflexiona sobre la doble fragilidad que percibe en la vida contemporánea.
Para el autor, la capital mexicana resultó ser una fuente inagotable para su nueva trama. "De aquí soy y aquí hay infinidad de material para entrar en el tema", comentó. "Habiendo tantas colonias, barrios, pandillas y tribus en la Ciudad de México, no tenía que ir muy lejos para encontrar la trama."
La novela se construye a partir de un crimen, involucrando a la exesposa del fallecido en una espiral de malas decisiones. Velasco describe este universo narrativo como "un mundo de máscaras," haciendo eco al ensayo de Octavio Paz, El laberinto de la soledad. Esta exploración de las "máscaras mexicanas" y el choque de clases sociales e idiosincrasias es posible gracias a su conocimiento directo de los personajes. "Tuve la ventaja de conocer a los personajes de la vida real y no tener que maquillarlos mucho para traerlos hasta acá," reveló el escritor.
Velasco confiesa que el pasado que comparte con su protagonista fue clave para atreverse a escribir, un pasado marcado por la desgracia y las visitas a la cárcel. "Pude ver a mi madre marchita y eso no me lo cuentan, lo sé. He visitado muchas cárceles y decidí atreverme a escribir una novela, sin importarme si me apego a la ortodoxia del género."

Aunque el autor ha frecuentado a personajes de alto rango policial y hasta se "preparó" pensando que tendría que disparar armas, el verdadero desafío fue lanzarse. "Son cosas que te dan miedo y te preparas, pero en realidad solo tienes que dar un salto y decir a ver qué pasa."
El tono de la novela negra, género que exige un "mecanismo exacto donde no hay lugar para digresiones," supuso una dificultad frente a su estilo habitual de "escribir mirando al cielo." Sin embargo, el esfuerzo se centró en la esencia de su argumento central: la vulnerabilidad de las riquezas.
Al profundizar en la dicotomía entre lo material y lo espiritual, Velasco ofrece la reflexión que da título a la entrevista: "Me di cuenta de que hay una fragilidad tanto en la riqueza material como en la espiritual. En la riqueza material hay mucha gente que solo tiene dinero para sostener su autoestima, pero hay mucha mentira. En la espiritualidad autoproclamada también hay cantidad de mentira."
Finalmente, el escritor considera que la Ciudad de México es el escenario ideal para estas narrativas de intensidad y contradicción, logrando su esfuerzo por capturar "toda esa vibra de la ciudad, esa sensación de agresividad e intensidad donde todo convive y se junta."




