Pablo Trapero o cómo hacer un cine de calidad sin renunciar al gran público

16/09/2015 - 12:04 am

El cineasta, al medio, rodeado por sus actores, triunfa en Venecia. Foto: efe
El cineasta, al medio, rodeado por sus actores, triunfa en Venecia. Foto: efe

Ciudad de México, 16 de septiembre (SinEmbargo).- El reciente León de Plata en la Mostra de Venecia para el argentino Pablo Trapero resultó ser un premio al realismo social de un cine que no renuncia a la calidad, pero mucho menos al gran público.

Las películas del cineasta nacido en la provincia de Buenos Aires el 4 de octubre de 1971 están a años luz de lo que se considera arte para pocos, pero también se distancia de los churros comerciales y sin riesgo con que otros directores buscan y a veces consiguen fama repentina.

Tiene además su cine una sustancia de reflexión que ha puesto un espejo no muchas veces cómodo en el rostro y el alma de sus compatriotas, dando como resultado –al estilo tolstoiano de pintar la aldea para contar el mundo- un trabajo que ha logrado resonancia en los espectadores latinoamericanos.

El primer León de Plata para el continente fue en reconocimiento a El Clan, un filme que recrea un caso policial de gran resonancia en los ’80, cuando en Argentina fue descubierto un grupo delincuencial que se dedicaba a secuestrar, cobrar el rescate y luego matar a sus víctimas.

Lo curioso es que el jefe de la célula criminal era un hombre de clase media, Arquímedes Puccio, cuyo primogénito, Alejandro, jugaba como rugbier en el exclusivo club CASI e integraba  la selección nacional de ese deporte, Los Pumas.

Hay en estos momentos en Argentina una verdadera “pucciomanía” traducida no sólo en la aclamada película de Trapero, sino también en una serie televisiva cuyo primer capítulo fue emitido la semana pasada -dirigida por Luis Ortega, uno de los hijos del célebre cantante Palito Ortega- y un libro que cuenta la tenebrosa historia, escrito por el periodista Rodolfo Palacios con el título El Clan Puccio, la historia definitiva (Planeta).

Para Trapero, el caso en el que una familia muy respetada de clase media alta que vivía en el barrio de San Isidro, uno de los más lujosos de la provincia de Buenos Aires actuaba con total impunidad cometiendo crímenes atroces, interpela al corazón de una sociedad que se caracterizaba en la época de la dictadura (1976-1983) por mirar a otro lado.

“Hay muchas realidades que pasan hoy en día, que tienen muchos puntos en común con esto que cuenta la película y sobre todo la de la hipocresía. Y esa hipocresía hoy está en los diarios de todo el mundo", dijo el director en conferencia de prensa llevada a cabo en Venecia, en el marco de un festival de gran raigambre y prestigio.

“Esa mirada donde el problema es siempre de otro y lo resuelve otro es algo que desafortunadamente hoy sale en los diarios a cada rato. Y la película puede ayudar a generar ese debate, porque un caso como este es posible porque mucha gente mira a otro lado, hace como que no tiene responsabilidad en las cosas que sí tiene. Esto se aplica en Argentina pero también en muchas realidades fuera de Argentina”, dijo.

La película ha batido todos los récords de asistencia en su país de origen, con dos millones de espectadores en las primeras tres semanas de exhibición, y ahora buscará lucirse en el Festival Internacional de Cine de Toronto, en una rueda mágica para uno de los cineastas más lúcidos y propositivos de la nueva pantalla continental, que prueba con El Clan las mieles de un cine masivo.

Con el apoyo de Pedro y Agustín Almodóvar, que a través de su productora El Deseo estuvieron también detrás del éxito de Relatos Salvajes, del argentino Damián Szifrón, El Clan consagra al joven actor Peter Lanzani, quien tiene a su cargo el difícil rol de Alejandro Puccio (1958-2008), quien en manos de su padre manipulador llegó a secuestrar a amigos de su círculo íntimo.

El joven intentó suicidarse, en lo que denominó “mi vuelo hacia la libertad”, al arrojarse desde un quinto piso desde la oficina de Tribunales adonde había ido a declarar.

Ricardo Manoukian y Eduardo Aulet, dos rugbiers amigos suyos, habían sido asesinados por la familia luego de que se cobrara el rescate por sus sendos secuestros.

Guillermo Francella y Peter Lanzani, dos actores al servicio de contar una historia tenebrosa. Foto: efe
Guillermo Francella y Peter Lanzani, dos actores al servicio de contar una historia tenebrosa. Foto: efe

Alejandro Puccio, que estudió Psicología en la cárcel, murió fuera de prisión a causa de una infección hospitalaria, cuando tenía 49 años.

Su padre se recibió de abogado en la cárcel y murió también fuera de la cárcel a los 83 años, víctima de un accidente cerebro-vascular. En todo momento, a pesar de las pruebas contundentes e irrefutables en su contra, pregonó su inocencia.

“No eran en apariencia ni freaks ni psicokillers, no respondían a ese estereotipo de familia disfuncional desde fuera, al estilo de la serie 'True Detective'. El hijo jugaba al rugby, la hija daba clases en una escuela, la madre era profesora. Todo eso fue muy sorprendente en mi investigación”, contó Trapero a la agencia efe.

UN CINE NUESTRO

El cine de Pablo Trapero, por momentos vertiginoso y siempre perturbador, inició su periplo de éxito con un debut precisamente en Venecia, donde fue elogiada su ópera prima Mundo grúa, donde un mundo masculino y marginal refleja la lucha por la supervivencia en un sistema banal y consumista que no permitía –o sí- prever la crisis terminal que sufriría la Argentina en 2001.

En 2002, su película El bonaerense fue seleccionada para participar en el Un certain regard en Cannes, donde su narración sobre la corrupción policial en la provincia donde nació lo puso en la mira de productores y colegas en todo el mundo.

Familia rodante y Nacido y criado fueron sus siguientes películas –no tan precisas ni apreciadas-, hasta que en 2008 La leonera, protagonizada por su esposa, la ascendente actriz Martina Gusman, lo vuelve a colocar en Cannes, esta vez en la selección oficial. El filme narra la historia de una mujer presa en una cárcel que vive su embarazo en las circunstancias más adversas.

Junto al famoso actor Ricardo Darín hizo Carancho, su película más popular hasta El Clan, donde describe el submundo de los abogados que acechan en la puerta de los hospitales para cazar a accidentados y tramar con ellos el reclamo de millonarias indemnizaciones.

Elefante blanco, en 2012, también con la participación de Ricardo Darín, presenta a dos sacerdotes comprometidos en una barriada miserable de Buenos Aires, atosigados por una realidad que es indiferente a los que menos tienen y que cuando se fija en ellos es para atacarlos o complicarles aún más la vida.

 

Mónica Maristain

Mónica Maristain

Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.

Lo dice el reportero