A lo largo de estos últimos seis años, que se cumplirán ya en diciembre, siempre vi a Marcelo Ebrard con corbatas amarillas en tonos no muy bonitos. O bien era un amarillo bilis o un amarrillo verdoso, además me parecían como de poliéster, lo cual le provocaba un nudo de corbata muy grueso. Pero afortunadamente esa etapa ya terminó y esto lo pude corroborar justamente en su último informe, que dio en el Auditorio Nacional.
Por Guadalupe Loaeza




