Por lo general, cuando pensamos en la violencia contra periodistas, pensamos en reporteros. Pues no, hay muchas compañeras, colegas, periodistas, especialmente aquellas que trabajan para periódicos de las ciudades fronterizas del norte, cuyas notas han provocado mucho hostigamiento. Pero especialmente también por parte de los directores de sus periódicos, quienes les sugieren que calladitas se ven más bonitas.
Por Guadalupe Loaeza




