Silencios

Guillermo Samperio

19/04/2014 - 12:00 am

A veces pienso que Julio Cortázar es un poco como Elvis, que nunca muere. Para los escritores, es como el Elvis de los escritores. Está en mi corazón, y en el corazón de sus cuarenta viudas. Y en el corazón de muchos lectores. Porque yo creo que yo me disfrazo por dentro de Julio Cortázar. Y aunque mida 1.70, por dentro mido casi 2.00 metros. Y, aunque por fuera no me importe mucho el destino de Nicaragua, por dentro sí. Y, aunque no soy traductor por fuera, por dentro traduzco hasta del ruso. Ser escritor es un poco como ser un chamán. Es decir, como ir transformándose. El escritor, o el artista yo diría, no sólo el escritor, es la confirmación de la persistencia de los chamanes en el mundo. Y uno es compadre, pariente de los chamanes. Además me imagino que, a muchos escritores y escritoras, como que les sucede que están habitados por múltiples voces. Y, de pronto, te está hablando una voz por dentro y ya es una posesión. hay que exorcizarla. La única manera de hacerlo es en la escritura. Dependiendo del tipo de voz, es más o menos tolerable. Si de repente es una voz muy neurótica de una mujer, pues hay que escribir el cuento muy rápido. Pero si es una voz serena, cálida, nutritiva, pues la traes unos diez días y después ya escribes el cuento. Una voz silenciosa, puede crear textos como “Silencio” o “Agua” porque yo creo que lo que domina el mundo es el silencio. A pesar de los grandes medios de comunicación,  de los discursos políticos, y de las declaraciones en los periódicos. Todo se expresa en silencio. A veces, una mujer dice más con su silencio que con lo que platica con tres amigas durante siete horas. O un político, que se avienta un discurso de cuatro horas, dice más con lo que no ha dicho que con ese palabrerío. Hasta un carro se expresa en silencio. Una catarina no tiene voz, su manera de expresarse es con sus colores, con sus puntitos, con sus antenas, con su vuelo. El universo todo es en silencio. Lo único que ha hecho el hombre es intentar descifrar esos grandes silencios, profundos silencios. No sé a qué nivel de profundidad del silencio haya llegado la humanidad. Parece que no mucho; porque está tartamudeando mucho la humanidad. Pero si uno se abandona al mundo, a las cosas, puede de pronto oír esos silencios. Y después escribir algo e intentar plasmar ese silencio.

Yo creo que el escritor tiene la desgracia de percibir muchos silencios. Y digo desgracia porque lo muy bueno, silenciosote, te conmueve profundamente. Hasta las lágrimas. Pero también lo muy malo. Digamos que la literatura siempre es un juego de palabras: puedes meter a un elefante en una botella, puedes colgar a alguien de un árbol, puedes ser un personaje asesino serial. Pero eso solamente va estar en el papel y en las palabras. Pero esos temas, cuando emergen dentro de ti, son dolorosos. Por eso hay escritores que han enloquecido, que se dedican, que se inclinan a borracheras, las drogas; o son exhibicionistas. Digamos que esos dolores o esos sufrimientos, que tienen los escritores, la ciudad debería ser un poco más tolerante. Porque en verdad se padece, mucho. Además, si se escribieran solamente asuntos bellos, armónicos, serenos… Eso a la gente no le importa. Hay que revelarle lo oculto. Precisamente esos silencios que están ocultos, escondidos en las grietas de los seres humanos; y, muchas veces, ahí se encuentra uno cuestiones muy terribles.

Guillermo Samperio

Lo dice el reportero