La elección judicial dejó memes y videos que causaron burla, pero también evidenció viejos vicios del Poder Judicial.
Ciudad de México, 2 de junio (SinEmbargo).- La elección judicial, la primera en México y la primera en el mundo que abarca todos los niveles del Poder Judicial, por fin se llevó a cabo. Este proceso electoral, desde que fue propuesto por el entonces Presidente Andrés Manuel López Obrador generó un intenso debate, apoyos, críticas, dudas y una abierta oposición de la derecha.
Pero también nos dejó memes, asombro y pena ajena. El proceso electoral para ocupar las titularidades de juzgados, tribunales federales y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tuvo unas campañas atípicas, en las que quienes ni contendían por un cargo ni la ciudadanía supimos bien cómo proceder.
Las, los y les aspirantes no recibieron presupuesto público ni privado para sus campañas. No se les permitió pautar anuncios en redes sociales ni pagar entrevistas. Pero todo esto causó que algunas personas se enfrentaran a una desigualdad económica en las campañas.
Aun así escuchamos discursos como los de Paula María García Villegas Sánchez Cordero, hija de Olga María del Carmen Sánchez Cordero Dávila, Ministra en retiro, ex Secretaria de Gobernación y actualmente Diputada, y Eduardo García Villegas, notario público y académico.
“Sé y conozco lo que pesa, lo que duela y lo que cuesta salir desde abajo”, dijo en uno de los primeros videos que subió a sus redes sociales.
Ante la falta de financiamiento público, hubo quien recurrió a estrategias poco convencionales, como la candidata Dora Alicia Martínez, quien se autonombró “Dora, la transformadora”.
Hasta videos como el de Arístides Rodrigo Guerrero, quien se comparó con un chicharrón preparado. O Carlos Odriozola, quien utilizó Tinder para hacerse conocer. Pasando por la candidata María de Lourdes Ríos Ramírez, quien recibió atención por su apariencia física. Y si bien ella aprovechó el capital de belleza o “pretty privilege”, éste existe porque la sociedad sigue prefiriendo y favoreciendo un tipo de rasgos físicos.
Todas estas campañas generaron cuestionamientos sobre la seriedad y profesionalismo de quienes aspiran a impartir justicia. Sin embargo, si bien muchas de estas campañas estuvieron vacías de propuestas, esa idea de que algunas de las estrategias trivializaron o restaron profesionalismo al Poder Judicial puede partir de una visión clasista e incluso colonizada sobre cómo debe comportarse esta institución.
El Poder Judicial en México ha sido, históricamente, un sistema elitista, racista, patriarcal y clasista. Los grupos que ya tienen poder lo han utilizado para seguir dominando. Por ejemplo, utilizan un lenguaje encriptado que resulta ajeno o inaccesible para amplios sectores sociales.
Sin duda habrá muchas cosas qué criticar en estas elecciones, pero ¿fue esto un comienzo para democratizar la justicia en un país con profundas desigualdades históricas y sociales?
Porque claro, en este país donde el Poder Judicial ha sido feudo de élites, lo que más escandaliza no es que durante décadas se haya operado para favorecer a unos pequeños grupos, sino que alguien haga campaña con un chicharrón preparado. Siempre hay gente así, que prefiere jueces de abolengo antes que de barrio… aunque la justicia, esa sí, nunca les haya tocado.





