Un estudio reveló que la prohibición de la subcontratación laboral en México benefició a los trabajadores con mejores salarios e ingresos, así como opciones de evitar la informalidad, a pesar de los anuncios ominosos de patrones que pronosticaban un mal resultado.
Ciudad de México, 29 de junio (SinEmbargo).– La reforma para prohibir el outsourcing, o subcontratación laboral, en México, una de las formas más dañinas que permitía abusos de empresas y patrones, cumplió en abril 4 años de haber sido avalada en el Congreso, y sus primeros frutos ya se pueden cosechar: el salario de los trabajadores ha aumentado y han accedido a mejores prestaciones, seguridad social e incluso mayores dividendos para los que menos ganan.
En abril de 2021, México prohibió la subcontratación de personal, es decir, la transferencia de trabajadores propios hacia otra empresa, y aparecer como patrones sin tener ninguna actividad productiva. Desde entonces, las empresas han transferido y reconocido –con excepciones– como trabajadores propios a todos aquellos y aquellas trabajadores que realizan las actividades principales, relacionadas con su objeto social y principal actividad económica.
La subcontratación se mantuvo pero solamente para servicios y obras especializadas "que no formen parte del objeto social ni de la actividad económica preponderante", pero aquellas empresas que quieran prestar estos servicios especializados deben anotarse en un registro, a cargo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), con previa acreditación de cumplimiento de las obligaciones laborales, de seguridad social y fiscales.

En mayo de aquel año, se publicaron los lineamientos y a partir de noviembre las empresas tuvieron que haber transitado tras la prohibición oficial. Cada tres años, las empresas que presten servicios especializados deben actualizar su registro ante la STPS.
En un estudio publicado por el Buró Nacional de Investigación Económica, una organización de investigación privada estadounidense sin fines de lucro, un grupo de especialistas concluyó que, gracias a esta prohibición de la subcontratación laboral en México, "las tasas de externalización se desplomaron, las empresas incorporaron a sus nóminas a trabajadores anteriormente externalizados, los salarios aumentaron significativamente (especialmente para los trabajadores con salarios más bajos) y las empresas comenzaron a realizar los pagos obligatorios de seguridad social, prestaciones y participación en las ganancias".
"Estas ganancias no se produjeron a costa del empleo ni de la producción, que se mantuvieron estables, ni provocaron un cambio en la composición de los insumos", añade el estudio.
Empresas abusaban de su poder
Los aumentos salariales que observaron "fueron mayores entre los trabajadores en la parte inferior de la distribución". Esto, sumado al hecho de que ni la productividad, ni la producción, ni otros factores cambiaron, sugiere que la reforma "no sólo redujo la desigualdad salarial, sino que también devolvió el poder de negociación a los trabajadores".

Además, el aumento de la remuneración se concentró especialmente en las empresas que anteriormente tenían el mayor poder, aquellas con las mayores rebajas o que pagaban a los trabajadores mucho menos que su productividad marginal.
Pero, a pesar de que los costos laborales aumentaron, los datos no muestran una reducción en el uso de otros factores ni en la productividad, afirman los expertos. "Esto respalda la opinión de que, antes de la reforma, las empresas podían contener los salarios mediante el poder de mercado, en lugar de reflejar restricciones económicas subyacentes", es decir, un abuso de patrones avalado en los sexenios del PRIAN y en la época conocida como neoliberal.
Hubo costos, pero muchos más beneficios
La reforma, dice el estudio, sí tuvo sus costos. "Observamos una pequeña pero significativa disminución en la inversión de capital y un ligero aumento en la probabilidad de que las empresas abandonaran el mercado", concluye.
Estos efectos negativos fueron más pronunciados entre las empresas más pequeñas o con menores ingresos, lo que sugiere que algunas habían dependido del ahorro en costos de la externalización para mantenerse a flote. Sin embargo, la magnitud de estas desventajas parece "modesta", dicen los expertos, en comparación con las grandes mejoras en los salarios y la formalización del empleo.

Este caso de prohibición a nivel nacional demuestra, concluyen, que la regulación del mercado laboral, "cuando se focaliza cuidadosamente y se aplica eficazmente", puede mejorar significativamente las condiciones de vida de los trabajadores sin perjudicar el empleo, algo que los críticos de la reforma, como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) preveía que "millones de empleos" se ponían "en la incertidumbre" con esta reforma.
Y es que una de las claves es que esta modificación legislativa sea efectiva, dicen los expertos, son las definiciones legales claras, una supervisión rigurosa y la capacidad administrativa para su aplicación.
Pero el estudio advierte que también hay riesgos de ir demasiado lejos, como las "protecciones laborales excesivamente rígidas", impulsando a las empresas hacia la contratación informal o limitando la creación de empleo. "Encontrar el equilibrio adecuado es esencial", opinaron, algo que, por los resultados mostrados, se consiguió en el caso de México.
Lo que mejor demuestra, finalizan, es que intervenciones modestas y bien diseñadas pueden tener éxito donde las regulaciones anteriores, más débiles, fracasaron: "La inclusión formal de los trabajadores no solo aumenta su remuneración, sino que también transforma la distribución del poder y las ganancias en el mercado laboral".
El diagnóstico de Banxico

En diciembre de 2024, el Banco de México (Banxico) analizó también el impacto de la prohibición del outsourcing en México. Los resultados muestran que los trabajadores que transitaron de la subcontratación a un empleo con contrato directo "presentaron una mayor probabilidad de mantener su empleo en el sector formal privado en comparación con un escenario contrafactual sin reforma".
Es decir, gracias a esta contratación se evitaron recortes y además se mantuvieron empleos formales, algo que la iniciativa privada había dicho iba a pasar, pero al contrario, si la reforma se aprobaba, tal como sucedió.
Además, concluyó Banxico, los salarios de los trabajadores que pasaron a un empleo directo a causa de la reforma aumentaron entre un 3 y 4 por ciento, si bien con variaciones según género, edad, industria, tamaño de la empresa y región. "Estos hallazgos destacan cómo las regulaciones laborales que restringen esquemas como la subcontratación pueden influir en la estabilidad del empleo y el aumento salarial", destacó.
La prohibición de la subcontratación también impulsó un aumento promedio de aproximadamente el 3 por ciento en los salarios de los trabajadores regularizados. Los incrementos salariales, detalla el estudio, se manifestaron desde los primeros meses posteriores a la implementación. Los efectos salariales de la reforma en empresas que regularizaron a los trabajadores en registros patronales de reciente creación fueron inicialmente mayores que en aquellas con registros previos, aunque convergieron luego de seis meses.




