Las abejas solitarias del desierto mexicano a través del lente de Diana Caballero

11/10/2025 - 9:00 pm

La fotógrafa Diana Caballero recorrió durante 18 meses el desierto de Sonora para documentar la vida de las abejas solitarias, especies esenciales para la polinización y la conservación de los ecosistemas, trabajo que plasmó en su libro El paraíso de las abejas solitarias.

Ciudad de México, 11 de octubre (SinEmbargo).- Por más de un año y medio, la fotógrafa y documentalista Diana Caballero recorrió el desierto de Sonora para registrar la vida secreta de las abejas solitarias, criaturas diminutas que sostienen la biodiversidad del planeta. De esa travesía nació su libro El paraíso de las abejas solitarias, un homenaje visual y poético a los insectos que polinizan los ecosistemas más áridos de México.

“Las abejas son vida. Tan pequeñitas, tan guerreras, habitan el planeta y garantizan que siga teniendo vida”, dice Caballero en entrevista para "Los Periodistas", programa que se transmite a través del canal de YouTube de SinEmbargo Al Aire, quien lleva más de once años documentando a las abejas nativas del país.

En esta ocasión, decidió dejar su hogar en Córdoba, Veracruz, para internarse en uno de los territorios más hostiles y al mismo tiempo más ricos en biodiversidad: el desierto de Sonora.

“Había algo dentro de mí que me decía: tienes que ir al norte, al territorio donde está la mayor diversidad de abejas del mundo”, cuenta. México, recuerda, es el segundo país con mayor riqueza de abejas en el planeta, solo después de Estados Unidos, y la frontera compartida entre ambos alberga una enorme variedad de especies que aún no han sido estudiadas.

Diana relata que el viaje no fue sencillo. “Cambié radicalmente de vida. Pasé del verde húmedo de Veracruz a un lugar donde solo hay arena”. A pesar de las dificultades, el calor extremo y la inseguridad de algunas zonas, logró capturar imágenes extraordinarias. Una de sus primeras fotografías, recuerda, fue de una abeja de ojos verdes y cuerpo cubierto de vello blanco, encontrada cerca de Puerto Peñasco, sin saber que el sitio era una fosa clandestina. “Cuando me lo dijeron, entendí el riesgo que estaba corriendo. No volví a ese punto”, confiesa.

El trabajo en campo duró 18 meses, seguido de un largo proceso editorial. Sin apoyos institucionales, Caballero financió su proyecto con una combinación de autogestión, solidaridad y una campaña de fondeo colectivo. “La alcancía de Diana y los sueños de Diana”, dice entre risas. Amigos y desconocidos ofrecieron alojamiento, transporte y donativos para hacer posible la impresión del libro.

Caballero explica que la mayoría de las abejas son solitarias: “De las más de 2,100 especies registradas en México, solo 46 viven en sociedad. El resto son abejas que no tienen reina ni obreras, no producen miel ni habitan colmenas. La hembra construye su nido, deposita sus huevos y muere antes de que nazcan sus hijas”.

Estas abejas, a pesar de su tamaño —algunas miden apenas dos milímetros—, cumplen un papel esencial: garantizan la polinización de plantas silvestres y, con ello, la conservación de los ecosistemas. “Nos invitan a mirar la naturaleza sin esperar un beneficio económico. A respetarla solo por existir”, reflexiona.

“Este libro no quiere quedarse quieto ni en un librero. Quiere volar, como las abejas”, dice la fotógrafa. Y al escucharlo, uno entiende que más que un proyecto editorial, su obra es una declaración de amor por la vida que aún palpita en el desierto.

Alejandro Páez Varela y Álvaro Delgado Gómez

Alejandro Páez Varela y Álvaro Delgado Gómez

Lo dice el reportero