
Ciudad de México, 26 de agosto (SinEmbargo).- Las posibilidades de una misión tripulada a Marte cada vez son más cercanas, por lo que científicos y entusiastas planean llevar a cabo expediciones aún más largas incluso antes de que se concreten las primeras exploraciones estimadas. Sin embargo, la distancia entre el Planeta Rojo y la Tierra crearía un problema de suministro de comida, agua y oxígeno.
Sin embargo, la solución para este obstáculo alimenticio pueden venir de la mano de los llamados “soportes vitales provenientes de circuitos cerrados”, razón por la cual los especialistas estudian la manera de realizar "cultivos espaciales" dentro de las naves.
El suministro de oxígeno, de entrada, es el principal reto. Para ello, Jens Bretschneider, del Instituto de Sistemas Aeroespaciales con sede en Stuttgart, contempla la posibilidad de ganar oxígeno mediante el cultivo de algas, publicó el servicio de radiodifusión internacional de Alemania, Deutsche Welle.
Tomando en cuenta que hay algas que producen oxígeno y otras que producen hidrógeno, la combinación de ambas permitiría incluso generar energía a través de una pila de combustible, lo que al mismo tiempo produciría agua.
“Así creamos un circuito cerrado de energía, agua, Oxígeno y CO2”, dice Bretschneider.
Por otra parte, la versatilidad de las algas las convierte en un fuerte candidato para la alimentación de los astronautas, dado que tienen un alto valor nutritivo.
Sin embargo, para que la comida de los astronautas no consista solo en algas, especialistas como la bióloga Gerhild Bornemann proponen cultivar tomates y otras verduras en tubos de vidrio en los que aplicarían corrientes de agua con el mismo principio que se utiliza en un invernadero, para el que se usaría como material de relleno sedimentación de lava.

Este relleno serviría como base para compostar residuos orgánicos como orina y restos vegetales de manera que “se puede combinar la recuperación de residuos orgánicos directamente con la producción de alimentos”, agrega Bornemann.
No obstante, las posibilidades de un huerto espacial todavía no han sido probadas en órbita. Sin embargo, sobre la Tierra ya se ha puesto en funcionamiento, como en el Centro Aeroespacial Alemán en Colonia (DLR), donde su desempeño ha sido bueno.
“Aquí en las oficinas tenemos algunas instalaciones experimentales”, añade la bióloga, haciendo referencia que de esta manera, los científicos del DLR pueden ya cosechar tomates frescos en sus pausas.
Actualmente, alternativas como el reciclaje son una realidad en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés).
En el caso de los astronautas que se encuentran orbitando la tierra, la orina de la tripulación se trata químicamente para introducir el agua obtenida en el ciclo de suministro de la nave espacial.
Por otra parte, también se logra la descomposición del agua por medio de la electrólisis, aplicándose corriente eléctrica al líquido vital para separar el hidrógeno del oxígeno.
No obstante, un viaje espacial de la naturaleza de una misión a Marte implicaría –además de un trayecto muy largo– la dotación suficientes de alimentos y oxígeno necesarios para satisfacer las necesidades de una misión tripulada. Por ello es que se estudia la manera de cultivar estos huertos en las naves espaciales.




