Toronto, 12 jul (dpa)- Es el "engreído" de la prensa peruana y el joven al que todas las promesas quieren imitar: el andino Diego Elías es la nueva sensación del squash.
Finalista ya de los Juegos Panamericanos de Toronto después de derrotar hoy en las semifinales a César Salazar por lesión y abandono del mexicano tras el tercer set, Elías se ha propuesto salir de la ciudad canadiense con una corona que lo catapulte en el circuito internacional.
"Va a ser el partido más importante de mi vida", aseguró Elías a dpa tras lograr el pase a la final, en la que mañana se medirá al colombiano Miguel Rodríguez.
"Y va a ser muy duro, porque él es el número cuatro del mundo, el mejor jugador de la historia de Sudamérica, pero no tengo nada que perder y voy a entrar con todo", prosiguió el joven peruano, que conoció los problemas físicos del méxicano antes de entrar en la cancha.
Pero eso no le ayudó: perdió los dos primeros sets antes de imponerse en el tercero y ver cómo Salazar abandonaba incapacitado.
"Siempre es difícil jugar con un rival que viene lesionado, porque no sabes qué puede pasar en la cancha. El jugó muy bien, fue muy inteligente y estoy bien triste porque no pudo terminar el partido", lamentó Elías.
Poco hablador y bastante tímido, el joven peruano se transforma en la cancha, donde derrocha pasión y agresividad, y también cuando habla de sus metas, aunque no eleve la voz.
"Mi objetivo es convertirme en el número uno del mundo lo más rápido que se pueda", había asegurado el jugador peruano a dpa luego de lograr su boleto para las semifinales del torneo individual.
"Cuando tenía 14 años, vino un día y nos dijo que quería ser campeón mundial de squash. Le contestamos que lo que quería le iba a cambiar la vida, pero lo vimos tan decidido, que no dudamos en apoyarlo", ratificó José Elías, entrenador y padre de la criatura, que mide 1,90 metros y juega con lentes y banda en la frente.
Asumir la renuncia de su vástago a unos estudios normales resultó un poco más fácil para José, principal 'culpable' de la afición al squash de Diego.
Campeón peruano de esta especialidad durante casi dos décadas, Elías padre metió a su único hijo en una cancha de squash cuando el niño apenas contaba cuatro años y éste ya nunca más la abandonó.
"Desde que él era muy pequeño, yo vi que tenía talento para el deporte en general, pero cuando con 12 y 13 años empezó a ganar torneos internacionales de squash, me di cuenta de que sobre todo lo tenía para esto", señaló José Elías a dpa.
La habilidad del joven peruano era tal ya por entonces que, en su primera participación, conquistó el Abierto Británico, un trofeo que en los últimos 15 años fue a parar a manos de ingleses y egipcios casi exclusivamente. Nunca antes un jugador americano había ganado el prestigioso torneo británico y Elías tenía sólo 16 años.
"Por eso todos jóvenes jugadores del mundo lo admiran y quieren ser como él, porque todos quieren ganarles a los egipcios, que copan 12 de los 20 primeros puestos del ranking mundial", explicó José Elías sobre la creciente popularidad de su introvertido hijo.
En Toronto, las gradas del Exhibition Center se llenan de banderas peruanas cada vez que Diego Elías ocupa la cancha central. Y rivales y aficionados de todas las nacionalidades lo saludan con admiración tras cada partido.
"Acá conocemos a mucha gente porque venimos a entrenarnos a menudo y Canadá le propuso más de una vez la nacionalización. Pero, por supuesto, no aceptó", reveló el progenitor que, además de entrenarlo, maneja todos los hilos de la carrera del deportista de moda en Perú.




