Mexicanos, entre la xenofobia y el servilismo

Ramiro Padilla Atondo

02/10/2014 - 12:03 am

Quizá haya llegado a una conclusión errónea. No sé. Pero después de algunos eventos en los días recientes me pregunté por qué vivimos esta contradicción.

No es un tema nuevo. Se ha estudiado, analizado y discutido por muchos años. Un aspecto cultural diría el jefe de estado refiriéndose al asunto de la corrupción, pero ¿qué hace a la gente propensa a este tipo de construcciones mentales?

¿Qué nos hace por un lado xenófobos (aquí puede cambiar xenofobia por nacionalismo de a peso, después de todo son genéricos intercambiables) y por el otro serviles?

¿Es una característica heredada de la colonia? ¿O de la hacienda? Seguimos tratando de patrón al patrón y le damos poderes extraordinarios a una bola de corruptos a sabiendas de sus manos ligeras.

¿Dónde torció la puerca el rabo? ¿Hay un diagnóstico? Heriberto Yepez diría que el nacionalismo mexicano era un concepto caduco (La increíble hazaña de ser mexicano). Al parecer alguien o algunos en el gobierno leyeron el libro, porque avanza la idea de prohibir los honores a la bandera en las escuelas (aunque no sé si el término prohibir sea el adecuado), convirtiendo ahora sí el saludo a la bandera en un acto de pura rebeldía.

Por supuesto que de aquí sale una pregunta interesante. ¿Son realmente necesarios  los honores a la bandera? ¿Siguen siendo estos honores la ejemplificación de los valores cohesionantes de nuestra sociedad?

El gobierno post revolucionario utilizó los valores patrios como instrumentos de control. Haciendo un poco de historia, y en el marco del enfrentamiento por las almas de los mexicanos, los revolucionarios institucionales y sus antecesores, antepondrían el santoral cívico al santoral católico. Las fiestas patronales de san Pedro de los callos versus el natalicio de Benito Juárez (Bomberito Juárez dijo el loco Valdés y lo corrieron de la tele). Quizá de allí venga esta duda que me asalta. No deja de ser una forma de fetichismo este asunto de rasgarse las vestiduras porque una ex estrella de Disney recibe una nalgada con el lábaro patrio, cuando los mismos que piden el infierno y algo más para ella se limpian el trasero con lo que representa esa misma bandera.

La xenofobia siempre será una condición anormal, fruto de una educación deficiente. El servilismo puede ser el otro extremo de la misma cuerda.

Lo que queda claro es el hecho de que ser muy muy mexicano como que ya no vende. Hay que avanzar a otras cosas. Ser muy muy servil debe de servir siempre. Pero las malditas redes sociales la cagan. Hay que controlarlas.

O quizá deberíamos de avanzar a otro tipo de nacionalismo. Uno menos fetichista y más práctico. Un nacionalismo hecho de cero tolerancia a la corrupción y más involucramiento en la cosa pública. Rechazar el servilismo tan afincado en nuestro subconsciente, que nos hace ver a todo aquel que detente aunque sea un pedacito de poder como un ser con poderes extraordinarios.

Quizá por allí esté la respuesta.

Quizá no. Porque este asunto lo debemos discutir todos. Y el tema no se agota en quinientas palabras.

Lecturas recomendadas:

La jaula de la melancolía, Roger Bartra.

Anatomía del mexicano, Roger Bartra.

Perfil del hombre y la cultura en México, Samuel Ramos.

El laberinto de la soledad, Octavio Paz.

Ramiro Padilla Atondo

Ramiro Padilla Atondo. Ensenadense. Autor de los libros de cuentos A tres pasos de la línea, traducido al inglés; Esperando la muerte y la novela Días de Agosto. En ensayo ha publicado La verdad fraccionada y Poder, sociedad e imagen. Colabora para para los suplementos culturales Palabra del Vigía, Identidad del Mexicano y las revistas Espiral y Volante, también para los portales Grado cero de Guerrero, Camaleón político, Sdp noticias, El cuervo de orange y el portal 4vientos.

Lo dice el reportero