Dos años después de aquel septiembre de 2023, Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela lanzan una primera lista de 18 personajes de 2025, algunos de los cuales podrían ser contendientes a la Presidencia de la República en 2030. Son mujeres y hombres de izquierda y de derecha los que integran este listado, que se actualizará cada año. De las internas de 2023 sobreviven pocos, como se puede ver a continuación. Otros nuevos jugadores se han sumado. Y es probable que esta lista tenga varias sacudidas porque hay tiempo y la política es un campo dinamitado que abre oportunidades y las cierra, abruptamente.
Ciudad de México, 4 de septiembre (SinEmbargo).– Fue un día como hoy, hace dos años. Los tres partidos tradicionales de México (PRI, PAN y PRD) prometieron una elección interna ejemplar, pero sus propios impulsos la volvieron accidentada, incluso humillante para varios de los que participaron o creyeron en ella.
En el camino quedaron varios: desde Santiago Creel, quien lleva un cuarto de siglo aspirando a la candidatura presidencial de la derecha; Gustavo de Hoyos, quien junto con Claudio X. González había logrado la alianza de las tres fuerzas políticas; Enrique de la Madrid, un opaco exsecretario de Turismo cuya única carta ha sido su padre, Miguel de la Madrid, gris expresidente de México; o Beatriz Paredes, quien mantuvo el paso hasta el final y puso en riesgo a la favorita de las élites mexicanas: Xóchitl Gálvez Ruiz.
Fue un 3 de septiembre, pero de 2023. La derecha mexicana no lo olvidará. En un evento deslucido se reveló que había candidata para 2024. La comisión que dominaban Claudio X. González, Marko Cortés y Alejandro Moreno Cárdenas –éstos últimos dirigentes de PAN y PRI–, presentó a Gálvez Ruiz como producto “de un proceso ciudadano”, aunque pronto se impondría la realidad: los dos partidos mayoritarios decidieron todas las candidaturas y la presidencial siempre fue carta de las élites intelectuales, mediáticas, académicas y empresariales, que habían partido la baraja de esa elección y jugaban como crupieres.
Personalidades como Enrique Krauze o Héctor Aguilar Camín orientaron la elección hacia la polémica empresaria hidalguense, iniciada como política durante la administración de Vicente Fox, con una fortuna hecha al tiempo que se desempeñaba en el servicio público.
Dos días después de la presentación de Gálvez Ruiz, la izquierda presentó a quien había ganado una batería de encuestas internas en un proceso que tuvo como garante al Presidente Andrés Manuel López Obrador. Fue Claudia Sheinbaum Pardo. La mayoría de los precandidatos aceptó el resultado pero no todos. Marcelo Ebrard Casaubón, un político experimentado y aspirante a la candidatura desde hace 25 años, fue el único que se rebeló.
Ebrard protagonizó un episodio peligroso para el oficialismo que se resolvió más adelante. “No nos vamos a someter a esa señora”, dijo sobre Sheinbaum. Sus seguidores le gritaban “Presidente, Presidente”. Luego aceptó la Secretaría de Economía del primer gobierno –en más de 200 años de República– con una mujer a cargo de la Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos.
Dos años después de aquél septiembre, convulsionado y borrascoso para algunos y de consolidación para otros, Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela lanzan una primera lista de 18 personajes de 2025, de izquierda y derecha, algunos con material presidenciable. De las internas de 2023-2024 sobreviven pocos, como se puede ver a continuación. Otros nuevos jugadores se han sumado a la contienda aunque es prematuro vaticinar que esta lista no tendrá varias sacudidas.
Esta primera lista nace con una advertencia: muchos de los que están anotados posiblemente no puedan sostenerse ni un año, cuando se haga la siguiente revisión. Y lo más probable es que otros se agreguen. Por lo pronto son 18 los que aparecen enlistados. Ya veremos si en 2026 salen o entran otros.
Los 18 personajes de 2025 (izquierda y derecha)
Alcalde, Luisa
Hija del recambio generacional, la abogada Luisa Alcalde Luján (Ciudad de México, 1987) viene de una familia de activistas sociales de izquierda. De muy joven se inició en la política cerca de Andrés Manuel López Obrador y fue muy activa en la campaña 2017-2018, donde tuvo una gran visibilidad. Con el triunfo de la izquierda en la carrera por la Presidencia, su ascenso fue meteórico: primero Secretaria del Trabajo y después, Secretaria de Gobernación. Con la segunda Presidencia al hilo, después de que Claudia Sheinbaum ganara, Alcalde se volvió candidata natural a dirigir Morena, un puesto de doble filo porque, por un lado, el partido ha crecido tanto que cualquier nueva conquista en territorio estará más cuesta arriba, y porque el Gobierno es siempre un escaparate más poderoso, permanente. Pero dirigir el partido es, también, construir redes de poder. ¿Luisa Alcalde es una carta fuerte de la izquierda para 2030? Sin duda. Necesitará dar golpes de efecto para visibilizarse, lo que siempre será un riesgo. Tiene varias ventajas y una de ellas es su juventud, combinada con una madurez prematura. Tiene experiencia y actitud, y ha sabido mantenerse alejada del escándalo. Y tiene tiempo: bien podría aspirar en 2030 y si su tiempo es 2036, estará mucho más madura para tal cargo.
Anaya, Ricardo
Refugiado en Estados Unidos antes y después de su derrota como candidato presidencial ante Andrés Manuel López Obrador, en 2018, Ricardo Anaya Cortés (Naucalpan de Juárez, 1979) regresó a México sólo cuando se garantizó fuero como Senador del PAN en 2024. Oficialmente no tenía ninguna causa judicial en su contra, pero no quiso arriesgar. Y ahora la coordinación de su bancada es su plataforma para construir su segunda candidatura presidencial. Su fortaleza y al mismo tiempo su debilidad es ser gestor de los intereses oligárquicos, ajeno a las causas populares. Pero es hábil, truculento, inescrupuloso, prendas de valor en la política tradicional. Anaya tiene, sobre todo, un sello indeleble: Su fascinación por el dinero. No terminó en la cárcel, pero está tocado por la corrupción. A diferencia de su primer intento por llegar a la Presidencia de la República, cuando hasta echó a Margarita Zavala y a Felipe Calderón del PAN y acumuló muchos enemigos, Anaya enfrenta ahora más competencia por una candidatura que agrupe al bloque conservador. Tiene un año para decidir si buscará otra vez la Presidencia de México con mínimas posibilidades de ganar siquiera la candidatura o si decide ir por la gubernatura de Querétaro, en 2027, con mejores expectativas, aunque tampoco con el éxito garantizado. Así, el llamado “joven maravilla”, también conocido como “El Cerillo”, o “Ricky Riquín Canallín”, como lo definió López Obrador, enfrenta una disyuntiva que en ambos casos tienen el signo de dinero.
Brugada, Clara
Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, Miguel Ángel Mancera y por supuesto Claudia Sheinbaum fueron jefes de Gobierno y aspiraron en su momento a la Presidencia. Los únicos que no, fueron Alejandro Encinas y Martí Batres. Clara Brugada (Ciudad de México, 1963) tiene ese cargo y puede que quiera o no ser precandidata. Eso dependerá de su desempeño, del contexto político en los siguientes años y de la oportunidad, que siempre juega. Brugada viene de la lucha urbana, desde abajo y ha estado tan cerca del obradorismo que le tocaron, en su momento, todas las “credenciales” de la izquierda de las últimas pocas décadas: macanazos en protestas pacíficas, golpes desde el Tribunal Electoral, presiones y agresiones. Ha sido parlamentaria y también tiene experiencia administrando a nivel territorial. Algunos la ubican como parte del equipo de Marcelo Ebrard pero lo mismo: es cercana a AMLO y lo es de Sheinbaum. Iztapalapa ha sido la base de su carrera y ahora tiene la oportunidad de demostrar que sus modelos de gobierno pueden aplicarse para 10 millones de personas. Gran reto para un activo importante de la izquierda.
Córdova, Lorenzo
Lorenzo Córdova Vianello (Ciudad de México, 1972) es hijo de académicos respetados: Arnaldo Córdova y Anna Paola Vianello Tessaroto. Él mismo ha hecho una carrera interesante como catedrático y divulgador. Pero su carrera toma rumbo cuando se incorpora como asesor del Consejero presidente del IFE, José Woldenberg, y a partir de allí las instituciones electorales serán su obsesión. ¿Por qué la izquierda en el poder lo rechaza, al punto de considerarlo un “hipócrita, simulador de derechas” que “se hace pasar por progresista”? Quizás porque concentra en su persona el reclamo a las élites intelectuales, académicas, electorales, empresariales y mediáticas por haberse hecho de lado a los poderes de facto durante los reclamos por los fraudes electorales de 1988, 2006 y 2012, entre otros. Las élites –y él mismo, Córdova– alegaron que no hubo fraude y se pusieron del lado de Carlos Salinas, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Eso las llevó a convertirse en anatema para la izquierda y sobre todo para el lopezobradorismo. Pero quizás dos episodios (entre varios) hacen insondable la ruptura y colocan a Córdova en el lado derecho de los polos políticos de México: uno es que fue presidente del IFE-INE –a propuesta de Peña Nieto– durante 9 años, con grandes salarios y prestaciones, hasta su liquidación (con bono de casi 2 millones de pesos) en 2023. Otro es cuando se filtran grabaciones mientras se burla de indígenas. “Yo Jefe gran nación chichimeca, vengo Guanajuato. Yo decir a ti, o diputados para nosotros o yo no permitir tus elecciones”, se burla Lorenzo Córdova mientras habla por teléfono con su segundo en el INE, Edmundo Jacobo Molina. “Yo no sé si sea cierto que hable así, cabrón. Pero vio mucho Llanero Solitario”. ¿Es precandidato de la derecha para 2030? Sí, y tan es así que Jacobo está creando un partido político. Se le ha acusado durante años de operar para PRI y PAN. En pleno proceso electoral de 2021, se reunió en casa de Jacobo con los presidentes de esos partidos, en secreto hasta que fueron descubiertos. Y sí, sí es precandidato. Sin duda. Falta ver si los ciudadanos lo aceptan.
De la Madrid, Enrique
¿Quién es Enrique Octavio de la Madrid Cordero (Ciudad de México, 1962)? Una revisión a su currículum permite concluir que se trata de una persona con una fuerte autoestima. Ha sido Secretario de Turismo de Enrique Peña Nieto y ha ocupado algunas otras oficinas del sector público y privado. La única vez que pidió el voto de la gente fue en 2003, cuando el PRI lo postuló como candidato a Jefe Delegacional de Álvaro Obregón. Perdió. Y en 2023, dos décadas después, repentinamente dijo que quería ser Presidente de México. Así. Entró a una terna de personalidades de PRI, PAN y PRD y sí avanzó en la interna, lo cual no necesariamente habla bien de él sino de la calidad de los precandidatos. Quedó Xóchitl Gálvez. Octavio de la Madrid es hijo de un expresidente gris, el primero en la lista de los neoliberales: Miguel de la Madrid Hurtado. ¿Cuál es su fuerte? No está claro. En su currículum agrega que ha escrito artículos para El Universal, la OEM, Reforma y Milenio. Sin embargo, ahora ya se agregó a Movimiento Ciudadano quizás para competir por algo, después de que el PRI quedara en manos de Alejandro Moreno Cárdenas y de Rubén Moreira como dueños absolutos. ¿Candidato presidencial por MC? Mmmh. Quizás. El perfil del partido es como el suyo: apenas mediano, gris pero no negro, naranja tirándose a amarillo o rojo o quién sabe.
Durazo, Alfonso
Fue secretario particular de Luis Donaldo Colosio en el PRI; lo acompañó a la Secretaría de Desarrollo Social con el mismo cargo y luego en la candidatura presidencial. Seis años después del asesinato de Colosio, Alfonso Durazo Montaño (Bavispe, 1954) dejó el priismo y se unió al panismo y, más concretamente, a la campaña de Vicente Fox en 2000. Luego abandonó el foxismo y en el 2006 se unió a la campaña de Andrés Manuel López Obrador en Sonora y después, en 2018 se convirtió en Secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana. Duró 22 meses en el cargo y lo abandonó para ser Gobernador de Sonora. En eso sigue. Es fundador de Morena y tiene una presencia fuerte dentro del partido. Algunos lo ven como posible precandidato presidencial aunque otros sostienen que Durazo es más cabeza de ratón, como dice el dicho. Su carrera política ha sido bajar y subir escaleras, más que una línea recta.
Ebrard, Marcelo
Dos veces precandidato presidencial, Marcelo Ebrard Casaubón (Ciudad de México, 1959) ha mantenido un vínculo estrecho con Andrés Manuel López Obrador desde hace un cuarto de siglo. En 2000 renunció a su candidatura para la capital mexicana y apoyó la de AMLO y desde entonces, con contados momentos de distanciamiento, su carrera se ha hecho junto al tabasqueño. Dos veces fue formalmente precandidato presidencial y las dos veces perdió. En la primera (2012), ante Andrés Manuel López Obrador; y en la segunda (2024), ante Claudia Sheinbaum Pardo. Es un funcionario eficiente, como pocos a su nivel. Como Canciller construyó una buena relación con la administración Trump del primer periodo que le abrió puertas para el segundo término, ahora como titular de Economía. ¿Es cercano a la Presidenta Sheinbaum? La pregunta es injusta: pocos son realmente del círculo de ella. Se puede decir decir que le funciona, como le funcionó a AMLO. Es difícil saber si mantendrá la relación con su entorno como está ahora, porque, sometido al estrés de la sucesión (en 2030 será su tercer intento), puede dar virajes. Él sostiene que Morena es su partido y la 4T su causa, pero muchos lo ven más como un centroizquierdista, parte de lo que suele denominarse red set, whiskierda o gauche champagne, es decir, la izquierda de arriba. Nadie le puede regatear que le ha servido a México en tiempos difíciles y tampoco se le puede regatear que es abierto (honesto) en sus intenciones: desde 2024 anunció que buscaría la Presidencia en 2030 y es el único precandidato cantado.
Fernández Noroña, Gerardo
La broma dice que a las mujeres les gustan rebeldes y cuando se casan con ellos, quieren cortarles la barba y el cabello largo y calzarles un traje con corbata. Esa ha sido la relación de José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña (Ciudad de México, 1960) con los partidos en los que ha militado. Llegó al PRD protestando contra la crisis financiera de Ernesto Zedillo y de hecho pisó la cárcel en una protesta contra él en Cancún y tuvo que intervenir el dirigente nacional perredista que era, entonces, Andrés Manuel López Obrador. Luego protestó contra Vicente Fox, después persiguió a Felipe Calderón y luego a Enrique Peña Nieto, y cuando tuvo suerte les echó a perder al menos un tarde. “Los Chuchos”, que siempre tuvieron prisa para corromperse, terminaron por echarlo del PRD y así llegó al PT. No, no es un tipo fácil. Pero es también de los únicos que registra la historia reciente en pararse frente a un narcotraficante disfrazado de policía y gritarle en la cara que era un corrupto, un secuestrador, un asesino. Sí, Fernández Noroña se lo dijo en su cara a Genaro García Luna cuando los periodistas y los medios, y los intelectuales y los académicos, y los empresarios y “Los Chuchos” se hincaban ante el calderonismo y encendían incienso a la estatua gigante de García Luna. ¿Es precandidato presidencial? Lo es. En su anterior intento derrotó a quien gastó una fortuna en espectaculares y cobertura en redes las 24 horas: Adán Augusto López Hernández. Sacó más votos que el exgobernador de Tabasco. “Noroña”, como se le dice, causa ronchas y al mismo tiempo tiene una base muy activa. ¿Llegará hasta 2029 sin romper con Morena alguien que abiertamente reta las estructuras (en este caso, su partido) cuando está inconforme con algo (ahora mismo, la austeridad)? Hagan sus apuestas.
García Harfuch, Omar
Ganó las elecciones internas de la izquierda en 2024 para la candidatura a la Jefatura de Gobierno. Tiene el apoyo de amplios sectores de la población, que lo consideran un buen servidor público. Ha sido eficiente en sus encargos: controló la violencia en la Ciudad de México y conduce la actual estrategia de seguridad de Claudia Sheinbaum que, si los datos son los correctos, ha logrado bajar considerablemente los crímenes. Se le ha tratado de vincular por años con el Cártel de Sinaloa y con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa; él lo rechaza y hasta ahora ha salido bien librado. Pero una parte de la izquierda, una parte influyente, no lo quiere. Lo rechaza. Y aquí es el ADN, literalmente: Omar García Harfuch (Cuernavaca, 1982) es hijo de Javier García Paniagua y nieto de Marcelino García Barragán, dos políticos y policías represores que tomaron parte de un largo periodo de acoso, persecución, desaparición y asesinato de líderes sociales. El Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana federal pagó en 2024 por su padre y su abuelo: la candidatura que ganó en las encuestas fue anulada en el escritorio para dársela a Clara Brugada. Pero eso no le quita que se le interprete como un servidor que ha puesto su vida en riesgo por los ciudadanos. El 26 de junio de 2020, un comando del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) intentó asesinarlo en el populoso Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. Lo hirieron, salvó la vida. Y sí, es precandidato natural para la capital mexicana pero también será una pieza en la sucesión de 2030. ¿Candidato Presidencial? Bueno, sí, hay quien lo ve en esas ligas.
Jiménez, Teresa
Tenía sólo un año de haber llegado a la gubernatura de Aguascalientes, cuando María Teresa Jiménez Esquivel (Estado de México, 1984) acarició la idea de buscar la candidatura presidencial del PAN a la Presidencia de la República en 2024. Pronto se dio cuenta de que esa posición estaba escriturada para Xóchitl Gálvez Ruiz y desistió. Lo que ha hechos desde entonces es madurar su proyecto para 2030, con la compañía de su marido, Luis Alberto Villarreal, exalcalde de San Miguel de Allende, Guanajuato, y destituido por Gustavo Madero como coordinador de los diputados federales del PAN, en 2014, tras el escándalo de una fiesta con alcohol y bailarinas. Esa Legislatura de la Cámara de Diputados es famosa por los “moches”, el esquema de corrupción que consistió en que todos los legisladores recibían 20 millones de pesos para destinarlos, de manera discrecional, a obra pública en municipios. Los moches fue un esquema que se presentó a la corrupción, porque los legisladores cobraban porcentajes por entregar los recursos y/o condicionaban empresas constructoras para hacer obra. Jiménez y Villarreal estuvieron implicados, lo mismo que su compañero Ricardo Anaya, avalados todos por Madero como presidente del PAN. Jiménez está implicada, también, en la corrupción para licitar alumbrado público como Alcaldesa reelecta de Aguascalientes, entre 2017-2021, cargo que ostentó antes de ser otra vez Diputada federal, en 2021, hasta que ganó las elecciones de gobernadora, en 2022.
Montiel, Ariadna
Ariadna Montiel Reyes (Ciudad de México,1974) es una hechura de la izquierda. Arquitecta, nació políticamente dentro de las estructuras capitalinas del PRD a principios de este siglo. Fue Secretaria de Jóvenes, Secretaria de Finanzas y Secretaria de Relaciones Políticas y Alianzas de ese partido. Fue Senadora suplente de María Rojo y luego, directora general de la Red de Transporte de Pasajeros de la capital con Marcelo Ebrard. Después fue Diputada de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, luego Diputada federal. En 2018, el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador anunció que sería Subsecretaria de la Secretaría de Bienestar y en 2022, Secretaria. Y desde entonces está allí. La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo la ratificó. Lleva un cuarto de siglo haciendo “talacha” abajo, construyendo de cero porque eso es Bienestar: una oficina que en realidad no existía y que ahora tiene presencia en cada municipio, en cada rancho, en cada ciudad, en cada colonia. Es la estructura más poderosa del proyecto de la Cuarta Transformación porque se trata de hilos finos que llegan casa por casa. Esa es Ariadna Montiel. Lleva siete años en esas tareas que son, en parte, las que permitieron sacar a 13.4 millones de mexicanos de la pobreza. ¿Le da para ser precandidata Presidencial? Sí. ¿Puede lograr la candidatura? Quizás la pregunta más correcta sea: ¿dónde se ve Ariadna Montiel en el siguiente tramo de su vida?
Moreno, Alejandro
Presidente de México o sepulturero del PRI. Esa es la disyuntiva de Rafael Alejandro Moreno Cárdenas (San Francisco de Campeche, 1975), dirigente del partido más longevo de México. “Alito”, como le gusta que le llamen, reúne todas las cualidades del PRI: Corrupto, violento, torcido, manipulador, mentiroso, vendepatrias. Con esas credenciales cree que puede llegar a Presidente de la República en 2030. Lo único seguro es que él será candidato del PRI, porque controla todo en ese partido: La dirigencia nacional que encabeza, las coordinaciones parlamentarias que él nombró, los sectores que se le rinden, los gobernadores —sólo dos— que lo necesitan. Será presidente hasta el 2028 y, con toda seguridad, prolongará su mandato otros cuatro años. Nada le impide, tampoco, que deje a quien él decida en la dirigencia del PRI para que él se nomine a sí mismo candidato presidencial. El problema para “Alito” es si para el 2030 habrá PRI, que viene en una acelerada tendencia a la baja y si en las elecciones federales de 2027 logrará por lo menos obtener el 3 por ciento de los votos para mantener el registro. Su biografía de porro, corrupto y truculento le puede dar quizá para la elección intermedia, pero difícilmente para encabezar la República en 2030. Si no sepulta al PRI será una proeza. En una de esas, el PAN lo vuelve a salvar con otra coalición como en 2021 y 2024.
Nahle, Rocío
Norma Rocío Nahle García (Río Grande, Zacatecas, 1964) es la primera mujer en alcanzar la gubernatura de Veracruz. Antes fue Diputada federal, Senadora y su carrera da un vuelco cuando el Presidente López Obrador la elige Secretaria de Energía. La cartera es poco lucidora, ya que los directores de Pemex y de CFE se convierten en los verdaderos operadores de la política energética. Sin embargo, en el primer sexenio de Morena se roba los reflectores por dos razones: una, que el sector energético mexicano se convierte en una alta prioridad para AMLO y, dos, porque recibe el encargo de desarrollar la refinería Olmeca de Dos Bocas. La desarrolla. Deja Energía y se va a la candidatura veracruzana por la izquierda, donde se topa con uno de los grupos políticos más mafiosos de México: el que encabeza Miguel Ángel Yunes Linares. Un verdadero rufián. Él y sus hijos le arman una guerra sucia nacional. La atacan en la prensa de la capital mexicana y, por supuesto, en la local. Ella culpa a las empresas nacionales y extranjeras del sector energético por los ataques contra ella, y también a los grupos más conservadores detrás de los Yunes, como el calderonismo. Nahle es un activo de la izquierda, donde lleva un cuarto de siglo militando. Su especialidad en el sector energético y ahora como Gobernadora la enfila hacia más. ¿Hasta dónde? Nadie sabe, es todavía temprano. Falta que consolide, que termine con bien el encargo que los veracruzanos le dieron.
Rodríguez, Rosa Icela
Rosa Icela Rodríguez Velázquez (Xilitla, 1959) ha sido periodista y servidora pública. Hija del esfuerzo, estudió en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García y trabajó en La Afición, El Universal y La Jornada. Como funcionaria se ha especializado en dos rubros, principalmente: seguridad pública y atención ciudadana. Estas dos tareas, que parecen distantes, no lo son en su caso y de hecho, la convirtieron en candidata natural a Secretaria de Seguridad de Andrés Manuel López Obrador, que quiso poner por delante la atención de las causas que generan la violencia. En 2023 fue precandidata a la Jefatura de Gobierno de la capital mexicana, pero decidió mantenerse en el puñado de acompañó al Presidente hasta el final de su mandato. Algunos dicen que es precandidata natural para la gubernatura de San Luis Potosí, su estado natal, pero también para la Ciudad de México. Y es precandidata a la Presidencia de México. Es Secretaria de Gobernación y es de todas las confianzas de Claudia Sheinbaum como lo fue de AMLO. Viene de la lucha a nivel piso de décadas atrás. Tiene 65 años, experiencia probada y disciplina y discreción –a estas alturas– a prueba de todo. ¿Le dará a Rosa Icela para aspirar a la Presidencia? Como en el caso de Ariadna Montiel, la pregunta correcta sería: ¿en dónde se ve Rosa Icela en el siguiente tramo de su vida?
Romero, Jorge
Identificado política y judicialmente como el jefe del Cártel Inmobiliario de la Alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México, donde inició su carrera política en 1997, Jorge Romero Herrera (Ciudad de México, 1979) ha sido hábil para escalar políticamente en el PAN hasta convertirse en su presidente nacional. Y su meta, como él mismo ha aleccionado a su grupo político, es ser Presidente de México. Quiere serlo en 2030, pero a sus 46 años de edad tampoco tiene prisa. Líder juvenil del PAN a principios del Gobierno de Vicente Fox, ascendió políticamente cuando se hizo novio de Mariana Gómez del Campo, sobrina política de Felipe Calderón que llegó al Gobierno en 2006 y él a Diputado de la Ciudad de México, desde donde afianzó su grupo en Benito Juárez. La corrupción ha sido el sello de este abogado conocido más por sus capacidades de hacer grilla que por su talento jurídico. El propio Calderón lo describe como un corrupto más. En su libro Decisiones difíciles, publicado en 2020, escribe: “Jorge Romero, de la Ciudad de México, exdelegado en Benito Juárez, (es) famoso por los casos de corrupción que constantemente empresas extorsionadas revelan. Un amigo suyo y sobrino mío me relató que dejó de trabajar con él cuando el propio Romero le confesó que asociaciones de ambulantes y otros le representaban a su grupo ganancias de 7 millones de pesos al mes. Con ellos, además, habían filtrado el padrón del PAN en toda la ciudad”. La Presidenta Claudia Sheinbaum lo llama a Romero jefe del Cártel Inmobiliario, cuyos 12 allegados, incluido el exalcalde Christian von Roerich, están presos, sentenciados y fugitivos como parte del esquema de corrupción en la misma Alcaldía donde el PAN tiene su sede nacional y que gobierna desde en 2000. Romero tiene una mina de oro segura con Benito Juárez, pero como presidente del PAN ya llegó a las Ligas Mayores y va por más.
Salinas Pliego, Ricardo
Llegó a ser el tercer hombre más rico de México, pero en poco tiempo sus malas decisiones lo han colocado literalmente en la quiebra. Ricardo Salinas Pliego (Ciudad de México, 1955), presidente del emporio financiero, comercial y mediático Grupo Salinas, ya lo expresó: Quiere ser Presidente de México. Esta decisión la ha tomado después de que fracasó en su objetivo de que le fuera perdonada la multimillonaria deuda que arrastra desde el Gobierno de Felipe Calderón, para lo cual hasta se hizo amigo del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Cuando no logró el arreglo que buscaba, sobrevino el rompimiento y desató una implacable ofensiva contra el gobierno del expresidente y de Claudia Sheinbaum, quien informó que la deuda ya suma 74 mil millones de pesos. La nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación, electa por voto popular, es otra mala noticia para Salinas Pliego, porque perfila fallos para que ya pague lo que debe. Su candidatura presidencial, de materializarse, sería vista como revancha política, pero también como un proyecto claramente oligárquico. El cálculo de Salinas Pliego es poder imitar los fenómenos políticos que representan Javier Milei en Argentina, Nayib Bukele en El Salvador y Donald Trump en Estados Unidos, ultraderechistas, que se hacen llamar “libertarios”, que se imponen a los políticos tradicionales. La formación ideológica de Salinas Pliego, desde niño, fue ultraconservadora: Su padre, Hugo Salinas Price, participó y financió proyectos de extrema derecha y abiertamente fascistas desde la década de los sesenta, y él mismo exhibe cotidianamente ese mismo discurso que fascina a un núcleo aún marginal en México, que sin embargo puede crecer. El magnate tendrá 75 años de edad en el 2030. Quizá los años no sean su principal impedimento: Trump llegó a su segundo periodo como presidente de Estados Unidos a los 79 años.
Téllez, Lilly
María Lilly del Carmen Téllez García (Hermosillo, 1967), quien se hace llamar también Lilly Téllez, ha trabajado tres décadas para el magnate Ricardo Salinas Pliego en Televisión Azteca, pero su carrera política se la debe al expresidente Andrés Manuel López Obrador, por haberla incorporado. Fue él quien la invitó a ser Senadora de Morena, en 2018, como parte de una estrategia electoral que incorporó a personajes de derecha que, como ella y German Martínez Cázares, muy pronto se apartaron para volver a su origen reaccionario. Ella se sumó al PAN, por cuyo partido aspiró a la candidatura Presidencial en 2024 y cuya precampaña coordinó Roberto Gil Zuarth, secretario particular de Felipe Calderón. Las posiciones radicalmente conservadoras de Téllez García metieron miedo a las élites y a los oligarcas, que optaron por Xóchitl Gálvez. Además de la agenda provida que defiende como Senadora en apego a la ideología del PAN, cuya militancia formal no se ha concretado por no haber sido capaz de tomar un curso, la exconductora de Televisión Azteca ha pedido, abiertamente, la intervención de Estados Unidos en México, en momentos en que el Gobierno de Donald Trump acosa y agrede al país. Con esta postura proyanqui, tan parecida a la del actor Eduardo Verástegui y a la de panistas como Marko Cortés –quien también ha invocado al ejército yanqui– y Ricardo Anaya –quien ha mantenido a su familia viviendo por años en Estados Unidos–, Lilly Téllez ambiciona ser candidata presidencial en 2030. Ella misma se ha impuesto límites: La victoria que alcanzó al lado de López Obrador como Senadora de Sonora en 2018, en fórmula con Alfonso Durazo, ya no le alcanzó seis años después. Fue derrotada junto con el priista Manlio Fabio Beltrones. Llegó al Senado por la vía plurinominal.
Verástegui, Eduardo
¿Un actor para Presidente de México? ¿Por qué no?, pensarán algunos. Ronald Reagan hizo películas antes de encabezar el Gobierno de Estados Unidos. Volodímir Zelenski hizo carrera como actor y comediante antes de ser Presidente de Ucrania. José Eduardo Verástegui Córdoba (Ciudad Mante, 1974), cantante y actor, quiere ser Presidente de México. El problema de un proyecto tan ambicioso no es la actividad del pretendido, sino lo que ofrece para el país y sus habitantes. Además de rezar el Rosario y de cantarle a la Virgen de Guadalupe, ¿qué ofrece Verástegui a los mexicanos? Someterse a Donald Trump, de quien se dice amigo, y a los funcionarios del Gobierno de Estados Unidos con quienes posa en fotografías. Hasta una cena organizó, quién sabe dónde, al nuevo Embajador de ese país, Ronald Johnson. Con los mexicanos no se toma tantas fotos; tampoco se le ha visto caminando por el territorio nacional, pese a que está construyendo su partido político “Viva México”. Rezos y loas a Estados Unidos no es una gran combinación para su proyecto, que a eso se reduce. Sí, critica a la oposición de derecha, pero no plantea nada que sea distinto. Repudia a los gobiernos de Morena, pero tampoco genera una alternativa que no sea, otra vez, invocaciones religiosas y sometimiento a los gringos. Con rezos podría ser pastor —ni siquiera cura católico—, pero no Presidente de México. Menos en un país donde costó sangre separar a la iglesia del Estado, en el siglo XIX, y donde hubo una guerra, entre 1926 y 1929, que sólo afianzó la laicidad del Estado. México no es un set de telenovela ni territorio de invasión y de conquista.























