Surcoreano relata su encierro en EU: se burlaron de mí, me llamaron "hombre cohete"

18/09/2025 - 4:16 pm

Uno de los trabajadores coreanos detenidos a inicio de este mes escribió y mantuvo en secreto un diario de los días que duró su detención, en el cual detalló los malos tratos que sufrió él y sus connacionales en las instalaciones del ICE.

Ciudad de México, 18 de septiembre (SinEmbargo).- Trabajadores surcoreanos fueron víctimas de las políticas antiinmigrantes establecidas por Donald Trump, como lo evidencia la detención de más de 300 empleados surcoreanos que hizo el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) en una planta de la empresa Hyundai en Georgia. Uno de los trabajadores relató cómo en su encierro recibió burlas por parte de los agentes, quienes lo llamaron "Corea del Norte" y "Hombre Cohete", apodo del Presidente Trump usa para referirse a Kim Jong-un, líder de Corea del Norte.

La mayoría de los trabajadores detenidos son surcoreanos. Se trata de ingenieros e instaladores de equipos contratados para el trabajo altamente especializado de poner en funcionamiento una planta de baterías eléctricas. El caso ha conmocionado a Corea del Sur, un aliado clave de Estados Unidos, sobre todo cuando se difundieron imágenes de los trabajadores con grilletes en las muñecas y los tobillos.

Uno de los trabajadores coreanos detenidos escribió y mantuvo en secreto un diario de los días que duró su detención, que tuvo lugar el pasado 4 de septiembre, en el cual detalló los malos tratos que sufrió él y sus connacionales en las instalaciones del ICE. Tras su regreso a Corea del Sur, el autor del diario, identificado como “Sr.A”, permitió que el escrito fuera publicado por la agencia de noticias surcoreana Yonhap.

Según este relato, agentes del ICE allanaron la planta el 4 de septiembre a las 10 horas, proceso durante el cual detuvieron a 330 trabajadores originarios de Corea del Sur, a quienes registraron y, pese a que éstos presentaron sus documentos que acreditaban su ingreso legal a Estados Unidos, los “obligaron a guardar sus pertenencias, incluidos sus celulares, en bolsas que parecían redes en las que se guardan las cebollas”.

Los ciudadanos surcoreanos también tuvieron que completar formularios, que los agentes de ICE les entregaron, para una orden de arresto extranjera, sin ninguna explicación sobre los documentos ni sobre los derechos legales de los detenidos, hecho que se complicó porque los agentes del ICE estaban presionando a los trabajadores, lo que hizo que a muchos no pudieran interpretar el texto en inglés.

Ante esta presión a la que estaban sometidos los trabajadores asiáticos, el diario señala, “los trabajadores entregaron los papeles pensando que serían liberados si los escribían", sin embargo, esto no ocurrió, por el contrario, los trabajadores, quienes también portaban casco y zapatos de seguridad que los identificaban como empleados de Hyundai, atados de muñecas y tobillos con cadenas.

Y así, encadenados los más de 300 trabajadores asiáticos, quienes no sabían inglés, fueron trasladados a un centro temporal de detención, con una capacidad para 72 personas, en “una furgoneta policial”, la cual, según el relato del “Sr. A”, contaba con un baño al interior del que se desprendía un olor a orina que era "insoportable " y "el aire acondicionado ni siquiera estaba encendido”.

En el centro temporal de detención, el cual tenía “cuatro baños comunes y dos urinarios”, los surcoreanos fueron repartidos en diversas habitaciones en malas condiciones, ya que incluso “las colchonetas estaban mohosas”. Además, a los detenidos tampoco se les proporcionó artículos de higiene personal ni mantas para soportar el frío, por lo que incluso algunos tomaron toallas para cubrirse, las cuales metían a un horno de microondas para calentarlas.

El relato de una persona identificada como “Sra. A” se señala que ésta tuvo que contener la menstruación, debido a que esta situación se complicaba en “un espacio tan reducido”, ya que “junto al inodoro, apenas había suficiente tela para cubrir la parte inferior del cuerpo. El “Sr. A” también aseguró que “el agua que les proporcionaron olía mal”. “No había reloj ni vistas al exterior. Las colchonetas estaban mohosas”, agrega el diario.

El diario del detenido señala que fue en el cuarto día de detención cuando se completó el proceso de admisión, momento en el que el “SR. A” tuvo la oportunidad de preguntar el motivo de su detención, a lo que los agentes del ICE no supieron responder. "Entré mediante los procedimientos legales de la visa B-1 y actué conforme a esos fines. ¿Por qué me arrestaron?", habría cuestionado el trabajador surcoreano a un agente del ICE, quien le respondió que no lo sabía.

"No lo sé, y las personas mencionadas arriba creen que fue ilegal", dijo un agente. El trabajador también fue cuestionado sobre lo que hacía en territorio estadounidense, quien señaló que se encontraba ahí "en viaje de negocios para reuniones y capacitación” y al confirmar que provenía de Corea del Sur, recibió burlas por parte de los agentes del ICE, quienes lo llamaron "Corea del Norte" y "Hombre Cohete", apodo del presidente Trump usa para referirse a Kim Jong-un, líder de Corea del Norte.

“Me enojé porque parecían burlarse de mí, pero contuve la compostura porque me preocupaba lo que pudiera pasar con mis documentos”, escribió el trabajador. Otro empleado declaró al diario Hankyoreh que él ni siquiera sabía que estaba arrestado. “Pensé que era un procedimiento para confirmar mi identidad, pero me pidieron que firmara un documento”, comentó.

Mientras tanto, el abogado de inmigración Charles Kuck, quien representa a siete de los surcoreanos detenidos, afirmó que sus clientes habían entrado y trabajaban legalmente en Estados Unidos, y que un documento filtrado del ICE mostraba que al menos un detenido tenía una visa válida, reportó The Guardian.

Tras una reunión entre los detenidos y funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, en la que se les presionó para que los surcoreanos firmaran su salida voluntaria, los trabajadores surcoreanos dejaron el centro de detención y volaron a su país, mientras que el Gobierno de Corea del Sur dijo el lunes que investigaría si sus trabajadores sufrieron alguna violación de derechos humanos.

"El Ministerio de Asuntos Exteriores está analizando si nuestras demandas se atendieron adecuadamente, y las empresas también están realizando sus propias revisiones para verificar si alguna medida fue insuficiente, tanto por parte de Corea como de Estados Unidos", dijo Kang.

"Estoy enojado porque no creo que entiendan por qué es ilegal entrar con una visa B-1", expresó el “Sr.A”, "Estoy estupefacto y enojado porque siento que solo se concentran en enviarnos lejos después de que firmemos los papeles de salida voluntaria", agregó el detenido en el diario que escribió y que se logró hacer público.

Una semana después de la detención en la planta de Hyundai, el Presidente surcoreano, Lee Jae Myung, advirtió que las otras empresas del país podrían mostrarse reacias a aceptar la invitación de Trump para invertir dinero en Estados Unidos.

Lee Jae Myung indicó que si Estados Unidos no puede emitir rápidamente visas para los técnicos y otros trabajadores calificados necesarios para poner en marcha las plantas, entonces “establecer una fábrica local en Estados Unidos conllevará severas desventajas o se volverá muy difícil para nuestras empresas”, dijo Lee.

Dos tercios de las personas detenidas el 4 de septiembre eran surcoreanos, y casi todos volaron de regreso a su país de origen esta semana. Aterrizaron en Seúl el viernes por la tarde, hora local, tras permanecer 24 horas en el limbo mientras el Presidente Donald Trump instaba a su gobierno que considerara la posibilidad de permitirles quedarse y capacitar a trabajadores estadounidenses, dijeron funcionarios surcoreanos a The New York Times.

La redada se produjo, de hecho, unas semanas después de que Corea del Sur se comprometiera a invertir directamente 350 mil millones en los EU como parte de un acuerdo comercial. La agencia Reuters reportó que ahora la fábrica donde ocurrió la redada enfrenta un retraso mínimo de puesta en marcha de dos a tres meses.

Nora Gaspar Reséndiz

Nora Gaspar Reséndiz

Comunicóloga por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Busca ejercer un periodismo libre, crítico y con responsabilidad social. Actualmente es parte de la Unidad de Investigación y Multimedia de SinEmbargo.

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