Más de mil vuelos cancelados y hasta nueve mil 800 retrasos es el saldo que ha generado el cierre de Gobierno.
Los Ángeles, 7 de noviembre (LaOpinión).- Al cumplirse 38 días del cierre de Gobierno, miles de empleados federales continúan sin recibir sus salarios, como es el caso de los controladores de tráfico aéreo, lo cual implica un enorme problema para los aeropuertos del país, donde ya son más de mil vuelos los que se han detenido que cancelar; en tanto que otros nueve mil 800 sufrieron retrasos.
A partir de este viernes, el Departamento de Transporte redujo cuatro por ciento de los vuelos y en caso de que el cierre se prolongue el porcentaje irá aumentando gradualmente hasta 10 por ciento.
La orden sin precedentes de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) de reducir los vuelos en todo el país ha causado afectaciones serias a todas las aerolíneas comerciales y a ciudadanos que anticipadamente habían programado viajes por distintos motivos.

La reducción de vuelos afecta directamente a 40 aeropuertos en todo el país, incluidos centros de conexión aérea como Atlanta, Dallas, Denver, Los Ángeles y Charlotte, así como a importantes áreas metropolitanas como Nueva York, Houston, Chicago y Washington D.C.
De acuerdo con la FAA, las terminales aéreas de Atlanta, Chicago O’Hare, Denver y LAX se encuentran entre las más afectadas este viernes.
Con el objetivo de evitarles a sus clientes desplazarse innecesariamente a los aeropuertos de sus respectivas ciudades, compañías como United Airlines han publicado listados de todas sus cancelaciones de vuelos. Incluso se está ofreciendo la opción de solicitar el reembolso de los boletos adquiridos.
Mediante una publicación compartida en la plataforma X, anteriormente conocida como Twitter, James David Vance, vicepresidente de la nación, advirtió que el cierre del Gobierno provocará una “emergencia aérea” y señaló directamente a los demócratas como responsables del problema.
“Lo que están haciendo los demócratas con el cierre del Gobierno no tiene precedentes, y si bien la administración ha protegido al pueblo estadounidense de las peores consecuencias, todo esto está por venir, y pronto:
Una emergencia aérea que provocará importantes retrasos en los viajes de todos los estadounidenses. Los cupones de alimentos y otros programas de asistencia se están agotando para los estadounidenses necesitados. Una gran presión sobre nuestras fuerzas armadas y la seguridad nacional. El cierre del Gobierno ha pasado de ser una farsa a una tragedia, y las consecuencias de esta emergencia nacional recaen sobre cada senador y congresista que se niegue a reabrirlo”, escribió.




