Ciudad de México, 13 de abril (SinEmbargo).- El cableado de fibra óptica puede ser resistente al calor, el hielo, las inundaciones y hasta presiones altas, pero no a los monos que deambulan por las calles de la India que gustan morder este tipo de infraestructura.
El gobierno de la India aprendió que no podría evitar estos "ataques" a las redes, luego de finalizar la instalación de más de 435 mil millas para ofrecer fibra óptica.
Y aunque todavía faltan otras 150 millas de cableado para satisfacer las necesidades de conexión de la población del país, los monos destruyen todos los cables al comerlos. La ciudad se urbanizó tanto, al grado que los monos deambulan por las calles de la India e incluso se les puede encontrar cotidianamente en el transporte público, lo cual supone un problema para ellos.
Sin embargo, los ciudadanos gustan de los monos, por lo que atraparlos o perseguirlos podría traer conflictos. Los monos no son los únicos animales que aprendieron a convivir con los citadinos entre edificios altos, automóviles contaminantes y ruido excesivo en la "jungla del concreto".
En varias partes del mundo existen ciudades que conviven con otros animales-no humanos como coyotes que habitan en Nueva York, Koalas que cuelgan de los árboles de Australia y perezosos que se pasean en Costa Rica.
Es un fenómeno que afecta tanto a las especies silvestres como a la infraestructura de las ciudades, ya que unos se adecuan a la otra y viceversa. Los humanos invadieron los espacios naturales de los animales para su beneficio propio y expansión, al grado que a las especies animales no les quedó otra opción más que adaptarse.
Por otro lado, las personas jamás convivirían con un coyote salvaje, un lobo amenazante (prueba de ello la caza por supuestos ataques al ganado en Oregon, Estados Unidos), pero sí con los animales que logran adaptarse. Estas especies tienen varias características que los hace ideales para vivir en las regiones urbanas más frenéticas internacionalmente.
Son sigilosos, furtivos, adaptables, de reproducción inmediata y se conforman con cualquier objeto que pueda servirles de alimento. Como zorros rojos y coyotes que logran vivir sin problema en las áreas urbanas.
Incluso, es conocido que los zorros rojos viven en más grande densidad en las ciudades que en su hábitat natural y los coyotes viven más años que sus semejantes en los lugares rurales (donde existen cazadores).
Los humanos, claro, tienen intervención en ciertos comportamientos de estos animales dentro de las ciudades grandes. Algunos los alimentan y a veces, cuando lo requieren, cuidan de ellos. Los animales, además, se acostumbran a las personas y dejan de temerles, por lo que se pasean como si no existiera algún peligro.
Una de las razones que hay sobre la presencia de animales exóticos en lugares del mundo donde no habrían llegado por sí solos, es un problema que está en crecimiento: el tráfico ilegal de animales.
Las ciudades terminan como residencias permanentes de aves, reptiles y otro tipo de animales ya que es ahí a donde primero llegan los animales "importados". Otros factores como el clima influyen en su reproducción y en la estancia "cómoda" para las especies; ciudades como Miami cuyo clima alienta a las poblaciones de animales exóticos a sobrevivir.
La arquitectura de las ciudades es otro factor que propicia la sobrevivencia de animales. Como la torre Aqua en Chicago, cuyo exterior con terrazas, fue diseñado de manera que las aves migratorias o aves en general no se impacten contra sus ventanas.
En Berlin existen numerosos edificios que integran espacios verdes o cementerios extensos donde los animales pueden deambular sin que un gran número de personas los moleste.
El autor del libro "Feral Cities: Adventures with Animals in the Urban Jungle", Tristan Donovan afirma que constantemente la gente piensa sobre las ciudades como un mundo aparte, que podría estar separado de la naturaleza, pero nada podría ser más equivocado. Tristan relata en su libro cómo las babosas invaden Miami, jabalíes que deambulan en Berlín y monos que se juntan en Cabo.
"Feral Cities nos demuestra que las calles están más vivas de lo que podemos ver, nos enseña cómo los animales se ajustan a la vida urbana e investiga cómo las actitudes humanas y la cultura influyen en los problemas de la vida silvestre en las áreas urbanas", explica la descripción del libro.




