
Ciudad de México, 14 de mayo (SinEmbargo).-Hay maneras de disfrutar un paseo en el exterior con un felino. Mientras uno no espere que salte de la emoción cuando vea la correa o la puerta abrirse, salir a hacer una caminata con el animal de compañía puede satisfacer todas las expectativas.
Para empezar, hay varios motivos por los cuales será benéfico salir a caminar con el felino. Tomar paseos de manera regular mantiene al gato saludable y reduce problemas de comportamiento relacionados con el aburrimiento. Algunos gatos con sobrepeso podrán beneficiarse de este ejercicio fuera del hogar.
Además que el ejercicio de caminar puede ayudar a los gatos que tienen padecimientos de su columna, de órganos y de músculos que a veces pueden ocasionarles dolor, pero que puede ser aliviado con unos minutos de paseo.
Especialmente largos recorridos son muy útiles para los felinos que padecen del síndrome de Manx, una condición genética que afecta la espalda del animal.
Es importante tomar en cuenta si el gato es propenso a salir a tomar estas caminatas, pues según sus personalidades tendrán ganas de hacerlo o simplemente se rehusaran a salir con una correa siguiendo al humano.

No existe un indicador que sugiera si un gato es es compatible o no con los paseos, mientras se mantenga al animal seguro y protegido de otros animales. Algunos gatos se acostumbran mucho más a las correas desde pequeños, que consisten en arnéses para mayor comodidad.
Por otro lado, salir a pasear con una correa y el gato sí requiere de cierto entrenamiento. Algunos podrán aceptarlo con mucha facilidad, pero otros serán reacios ante algo que los sujeta. Es por ello que para salir a tomar estas caminatas se debe adquirir una correa adecuada y de preferencia que no esté atada al cuello, por comodidad y seguridad.
Una vez que el gato sepa que tiene un arnés y que lo conozca, el dueño puede dejar la correa cerca de lugares en la casa que frecuenta el gato como donde duerme o donde está su comida.
Puede también funcionar a través de la asociación entre dar a oler la correa al gato y luego darle un premio o comida.
Si el gato intenta zafarse del arnés o correa, es momento de distraerlo con premios o quitarlo por unos segundos y continuar con el proceso hasta que luzca cómodo.
El arnés no debería apretar nada, por lo que colocar dos dedos entre la correa y su cuerpo es suficiente.
Si el gato no está demasiado acostumbrado a tomar paseos o salir en general, puede que esté nervioso e impaciente, por lo que deberán permanecer tanto gato como dueño quietos en algún lugar o banca hasta que el gato decida que quiere explorar.
Si el felino actúa con pavor o desesperación al salir a caminar, no hay que levantarlo, simplemente pueden regresar a alguna área que ya conozca y donde se sienta familiarizado.
Él guiará a su tutor y no viceversa, pues forzarlo puede ocasionarle malestar. Es importante tener presente que pasear a un gato no será como pasear a un perro.
Una vez acostumbrado a los parques, pueden ir aumentando el "nivel" de tomar paseos: a parques más grandes, fuera de la ciudad en áreas de acampar, probar si gusta de nadar. Los gatos pueden ser temerosos, pero es fácil proporcionarles seguridad con sólo cargarlos.




