Pese a que el Anillo de Cenotes es un Área Natural Protegida, los pobladores denuncian que las autoridades no han emprendido acciones para frenar la contaminación del agua. ¿Los responsables? Los dueños de granjas porcinas.
Ciudad de México, 7 de septiembre (SinEmbargo).- Pobladores de las comunidades mayas de Homún, Sitilpech, Kinchil y Chapab en el estado de Yucatán mantienen desde hace varios años una lucha legal contra las granjas porcinas que se ubican en la zona y que son señaladas por contaminar los cenotes, manantiales y otros cuerpos de agua dulce.
Hace unos días, activistas y vecinos afectados denunciaron que aún cuando hay mandatos judiciales, todavía funcionan varias de estas granjas en 10 comunidades mayas que contaminan el agua potable de pozos y los sistemas entubados con bacterias fecales. Wilberth Nahuat Puc, representante vecinal, dijo que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ya sancionó a la compañía Pecuaria Peninsular con penalidades administrativas y hasta le impuso una multa superior a 14 millones de pesos que, al parecer, no se ha liquidado, según reportó La Jornada. No obstante, mantiene operaciones sin hacer caso de las resoluciones federales.
De tiempo atrás los pobladores han denunciado que los desechos de estas granjas porcinas no son manejados de manera correcta y terminan en los cenotes que se encuentran en la zona, uno de los mayores atractivos turísticos de la Riviera Maya. Los desechos se expanden por el área formando dos grandes extensiones de aguas negras que afectan no sólo a los cenotes, sino también a los mantos freáticos, milpas, además de generar daños al ecosistema y a la biodiversidad.
Un estudio realizado por Greenpeace detalla que el problema se agrava debido a que gran parte del relieve de Yucatán es terreno kárstico, es decir, una topografía que facilita la filtración de líquidos y, por ende, la absorción de los desechos de los cerdos.
A eso se suman los estudios presentados por las comunidades afectadas. Expusieron que estudios del Laboratorio de Ecología Microbiana y Productos Naturales Marinos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) detectaron bacterias fecales. También dijeron que análisis de la Universidad John Hopkins, de Estados Unidos, con la aplicación de un marcador genético, detectaron que el líquido potable de esas poblaciones mayas está contaminado con materia fecal de cerdos.

La filtración de los desechos a las aguas no es el único problema que generan las granjas. La deforestación de grandes hectáreas de selva para construir estos espacios afecta a especies emblemáticas como el jaguar, el mono araña o el loro yucateco, así como a toda una biodiversidad que se desarrolla en las cuevas.
De acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente (Semarnat), cerca del Anillo de Cenotes, un área compuesta por cientos de lagos subterráneos que rodean en forma de semicírculo el noroeste de la Península de Yucatán y que supone la principal reserva de agua dulce de la región, operan 507 granjas porcícolas, de las cuales el 90 por ciento carece de estudios de impacto ambiental y más del 60 por ciento de un permiso de descarga de aguas residuales, por lo que no hay control sobre lo que ocurre con los miles de litros de agua cargados de excrementos y orines de cerdo que generan en sus instalaciones.
En un informe realizado en 2023 por la Secretaría de Medio Ambiente, se analizó la calidad del agua de 20 cenotes cercanos a granjas de cerdos y en todos ellos se superaron los límites de coliformes fecales (E. Coli) para la protección de la vida acuática establecidos en la normatividad mexicana.
Los resultados detallaron que en 26 de los 51 municipios de Yucatán donde operan granjas porcícolas se encontraron “condiciones críticas para la sustentabilidad hídrica del acuífero” debido a las elevadas cantidades de nitrógeno proveniente de los excrementos y orines de los cerdos.
Pese a que el Anillo de Cenotes es un Área Natural Protegida, los pobladores denuncian que tanto los gobiernos estatal como el federal no han emprendido acciones para frenar la contaminación.

Por su parte, la industria porcícola, lidereada por el gigante porcícola Kekén, el mayor productor y exportador mexicano de carne de puerco a Asia y otros lugares del mundo, insiste en que sus granjas no contaminan el agua y responsabiliza a la falta de drenajes, por ejemplo, de los desechos en los cenotes.
En noviembre de 2023, Kekén señaló que existe una campaña de desinformación en su contra que pretende poner en duda en redes sociales y la opinión pública las operaciones de sus granjas.
Sin embargo, tanto la Secretaría del Medio Ambiente como Greenpeace advierten que las medidas tomadas por la industria todavía son insuficientes para evitar la contaminación del acuífero.




