El oficial Sergio Ángel Soriano Buendía se ha ganado el reconocimiento general por haber auxiliado a la abuelita Alicia Matías y de reaccionar de manera inmediata para llevar a su nieta Azuleth, de 2 años, a un hospital. Un video muestra el momento en el que el agente ingresa a urgencias y con gritos pide auxilio para la bebé. El uniformado compartió con “Los Periodistas” lo ocurrido el día de la explosión.
Ciudad de México, 13 de septiembre (SinEmbargo).– El oficial Sergio Ángel Soriano Buendía estaba comisionado al paradero de Santa Martha cuando el miércoles pasado una pipa con gas LP volcó y derramó el combustible que ocasionó una gran explosión que se ha cobrado la vida de 13 personas y decenas de heridos, entre ellos la señora Alicia Matías y su nieta, una bebe de 2 años, a quienes el agente de la PBI salvó. Pese a ello, el oficial confiesa que le pesa no haber podido llegar antes.
La abuelita Alicia Matías protegió a su nieta Azuleth, de 2 años, durante la explosión de la pipa de gas en Iztapalapa. Al momento de la tragedia sólo tuvo tiempo de una cosa: cubrir a su nieta con su cuerpo. En los videos que se han compartido, Alicia aparece segundos después de la explosión con la ropa consumida por el fuego, sin cabello, con quemaduras en todo el cuerpo. Junto a ella está su nieta, y el oficial Sergio Ángel Soriano Buendía. Aunque Alicia logró salir del fuego, falleció la tarde de ayer tras presentar quemaduras en el 98 por ciento del cuerpo. Su nieta continúa hospitalizada.
“Lo que me pesó realmente fue que si hubiera llegado unos minutos antes, las hubiera sacado. Yo pienso que sí hubiera llegado bien. Las hubiera alcanzado”, narró el oficial Soriano Buendía a “Los Periodistas”, programa de SinEmbargo Al Aire. Lo cierto es que el agente auxilió a la señora Alicia Matías y a su nieta, a quien llevó de inmediato al Hospital General de Zona Número 53.
El oficial Sergio Ángel Soriano Buendía contó cómo una vez que desalojó a la gente que estaba en el paradero corrió para auxiliar a más personas. “Voy gritando con desesperación, voy corriendo, voy buscando a alguien, a algún sobreviviente. Les voy gritando, que me hablen para saber dónde están y poder sacarlos de ahí. Ese fue el momento donde yo encuentro a la señora Alicia y lamentablemente por su estado ya no la pude reconocer, yo ya la había visto en alguna ocasión. Y pues no, su piel fue completamente quemada”.
“Y es cuando veo que traía a su bebé. Traía a la niña. Yo nada más veo que la trae con sus pocas fuerzas que le quedaban y le digo, ‘dámela’. Es cuando empiezo a darle los primeros auxilios a la niña y en este momento me doy cuenta que la niña no reacciona, no respira, no se mueve, nada más tiene los ojos abiertos, y empiezo a darle palmadas, a hablarle, a tratar de moverla. Y no me reacciona. Ahí fue en el momento en el que agarro a la niña, agarro a la señora Alicia y tratamos de alejarnos de la zona de la explosión porque la pipa seguía ardiendo”.
El agente de policía recordó que una vez que llegaron a una zona segura notó que la bebé seguía sin reaccionar. “Y yo la muevo y la muevo y le limpio su boquita y no. Ya en ese momento pasó algo que yo no esperaba: Llega mi hermana con su esposo y llegaron arriba de una moto. En el momento que la veo, le digo: ‘¿Sabes qué? La niña se me va a morir’. Y le digo a mi cuñado, ‘préstame tu moto’. Agarro a la niña y nos subimos a la parte trasera de esta moto y fue como logramos llegar tan rápidamente”.
En su relato, comentó que lograron ingresar al área de urgencias del Hospital General de Zona Número 53, donde el personal, a pesar de que no los esperaba, reaccionó a tiempo y le salvó la vida a la niña.
“Yo cuando la sostengo su ropa estaba ya fusionada con la de la abuelita. Y pues lo único que hago es tratar de separarla, lo más delicadamente que pude, y yo recibo a la niña y sus manitas, sus piecitos, su cabecita estaban quemadas. Pero lo que me preocupaba es que no reaccionaba. Totalmente inmóvil. Yo cuando la entrego a los enfermeros y a los doctores, la ponemos en la camilla, entregó a la niña, pero la niña todavía no se mueve, alcanza a mover un bracito nada más”, compartió.
"Me pesa que si hubiera llegado unos minutos antes las hubiera sacado" dice a @alvaro_delgado y @paezvarela, el oficial Sergio Ángel Soriano Buendía, también reconocido en 2015 por devolver 42 mil pesos extraviados a su dueño.
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— SinEmbargo (@SinEmbargoMX) September 13, 2025
Una vocación de servicio
El oficial Soriano Buendía reconoció a todos los vecinos de Iztapalapa que lo ayudaron con las labores de rescate. “Yo no hubiera sacado adelante la situación si no hubiera sido por toda la gente. Los comerciantes, los transportistas, los vecinos de Iztapalapa, yo soy de ahí, salieron y me ayudaron cargando tierra, escarbando con sus manos, me prestaron su ropa, yo llevaba tapando la señora con una playera de un joven me prestó”.
“Y ahí es donde me di cuenta que yo confío en ellos y ellos confiaron en mí. Este concepto del policía malo realmente es mínimo. La gente no lo ve así porque en ese momento me confiaron sus vidas. Y sacamos adelante todo esto gracias a ellos”, apuntó. “Históricamente, el mexicano siempre ha sido así. El 85, 2017, esto que nos acaba de pasar, huracanes. Ya lo traemos dentro, ya viene en nuestra sangre, donde el espíritu inquebrantable del mexicano es irrompible. Sí tenemos diferencias, pero son superficiales. Yo vi que en ese momento, ellas fueron las que sacaron la casta y realizaron prácticamente todo el trabajo”.
Lo ocurrido el miércoles no es el único acto que ha demostrado la vocación de servicio del agente de policía. El 27 de diciembre de 2015, el oficial Sergio Ángel Soriano Buendía fue reconocido con la medalla al mérito policial cuando devolvió a una mujer su bolsa que había olvidado en una tienda en Polanco y donde tenía 42 mil pesos.
En ese entonces, Sergio Ángel Soriano dijo a medios: “Es equivalente a mi sueldo de un año, pero mi madre me inculcó principios. Nunca he tomado lo que no es mío y nunca lo haré”.
En la entrevista con "Los Periodistas", explicó que trata de enorgullecer a su familia, a su madre y a sus hijos. “Que cuando crezcan y si algún día pues ya no llego, que sepan quién fue su padre y qué hizo”.
“Todo lo traemos desde casa, para mí fueron los valores que mi mamá, una mujer soltera, me inculcó”, comentó. “Desde niño siempre me puso esos valores de que si ahí está, ahí tiene que aparecer. Y pues realmente eso de tomar las cosas pues nunca se me dio, no viene dentro de nosotros, de nuestra naturaleza. Son los valores que ella me inculcó. Y hasta la fecha todos los tengo”.
Cuestionado sobre si piensa en un ascenso o en una posición de mayor jerarquía, el oficial Sergio Ángel Soriano Buendía confesó que quiere seguir en donde ahora mismo se encuentra: junto a la gente.
“El hecho de recibir un ascenso significa que tus responsabilidades cambian, ya cuando llegas a una estructura, un jefe de sector, un director, ya no puedes estar tanto en contacto con la gente. Porque ellos ya coordinan, delegan, tienen otras responsabilidades mayores, pero diferentes administrativamente, y yo estoy bien en esto: ayudando a la gente, deteniendo delincuentes. O sea, yo me siento cómodo en el lugar que estoy y es donde yo hago falta”.






