Un nuevo estudio demuestra que las relaciones sólidas y de apoyo pueden mejorar la salud cardíaca de las personas con enfermedades cardiovasculares.
MADRID, 16 Dic. (EUROPA PRESS) - Cuando una enfermedad del corazón irrumpe en la vida de una persona, nada vuelve a ser exactamente igual. No sólo cambia la rutina, los hábitos o la forma de cuidarse, también se transforman las conversaciones, los silencios y la manera de afrontar el día a día en casa. Hay decisiones pequeñas que, sin darnos cuenta, empiezan a pesar más que nunca.
Durante años, la atención médica ha puesto el foco casi exclusivamente en el paciente, en su cuerpo y en su recuperación física. Sin embargo, cada vez más voces apuntan a que hay algo más ocurriendo en segundo plano, algo que influye en cómo se vive la enfermedad y en cómo se atraviesa el proceso de recuperación, aunque rara vez se habla de ello.
Cuando el corazón enferma, la vida en pareja también cambia
Un estudio del del Instituto de Cardiología de la Universidad de Ottawa (Canadá) destaca la necesidad de centrarse en los factores emocionales y relacionales para mejorar la recuperación y el bienestar de los pacientes cardíacos y sus parejas. El trabajo se publica en el Canadian Journal of Cardiology.
Dado que las enfermedades cardíacas son la principal causa de muerte en todo el mundo, cada vez se reconoce más que la recuperación no es sólo física, sino también emocional y social. Un nuevo estudio demuestra que las relaciones sólidas y de apoyo pueden mejorar la salud cardíaca de las personas con enfermedades cardiovasculares. El trabajo insta a incluir a las parejas en programas de rehabilitación cardíaca para promover la salud cardíaca a largo plazo y la calidad de vida de ambos miembros de la pareja.
El detalle que la mayoría de los tratamientos pasa por alto
Una evaluación de la efectividad de las intervenciones basadas en parejas sobre factores de riesgo cardiovascular modificables, resultados cardíacos, salud mental y calidad de la relación en adultos con enfermedad cardíaca diagnosticada y sus parejas muestra que el 77 por ciento de los estudios revisados informan mejoras en el comportamiento de salud, con evidencia presentada tanto para resultados de salud cardíaca como mental.
"Considerando la literatura consolidada que destaca que la calidad de la relación afecta la salud cardíaca, es sorprendente que tan pocos estudios se hayan centrado en la calidad de la relación en sus intervenciones", señala Heather E. Tulloch, del Instituto de Cardiología de la Universidad de Ottawa. "A veces, las enfermedades cardíacas unen a las parejas, pero a menudo representan un desafío para la relación y para ambos miembros. Con los años, hemos aprendido que los eventos cardíacos no sólo le ocurren al paciente, sino también a la pareja".

En la Unión Europea, las enfermedades cardiovasculares son responsables de un tercio de todas las muertes y del 20 por ciento de todas las muertes antes de los 65 años. La mayoría de la atención cardíaca se centra únicamente en el paciente individual. Los programas para parejas, analizados en el artículo, buscan cambiar esta situación al involucrar a ambos miembros de la pareja en la recuperación y en los cambios de estilo de vida.
Este enfoque reconoce que las parejas suelen ser facilitadoras clave de la recuperación, por ejemplo, al preparar comidas cardiosaludables, fomentar la actividad física regular y garantizar que la medicación se tome
correctamente.
Si bien existe una creciente evidencia de que estas intervenciones pueden mejorar los hábitos saludables, se sabe menos sobre cómo afectan el ajuste emocional o la calidad de la relación en sí. Los autores instan a que futuras investigaciones se centren más en los factores emocionales y relacionales para fortalecer la recuperación y el bienestar de ambos miembros de la pareja.
Una nueva forma de entender la recuperación cardíaca
Los sistemas de salud priorizan cada vez más la atención centrada en el paciente y la familia. Los enfoques basados en la pareja podrían ayudar a los profesionales de la salud a brindar un mejor apoyo tanto a los pacientes como a sus parejas durante la rehabilitación cardíaca. Los pacientes no sólo recibirán intervenciones importantes para mejorar su salud, sino que sus parejas, que pueden tener factores de riesgo cardiovascular similares, también podrían beneficiarse.
Tulloch afirma: "Se deben desarrollar y probar intervenciones que incluyan a la pareja como participante activo y aborden significativamente lo que sucede en las relaciones de los pacientes, con el objetivo de ayudar a las parejas a afrontar mejor las enfermedades cardíacas, mejorando su salud mental y física y la salud de su relación".
De esta forma, los investigadores proponen un modelo de atención escalonada dentro de la rehabilitación cardíaca como una vía viable para la detección sistemática y la derivación a los servicios adecuados para ayudar a las parejas a afrontar la angustia. Para abordar las lagunas de conocimiento actuales, los estudios futuros deberían incluir poblaciones más diversas y medir los resultados tanto para los pacientes como para sus parejas.

"Necesitamos tratar el corazón y cultivar las relaciones para mejorar los hábitos saludables, la salud mental y, posiblemente, los resultados cardiovasculares en las personas con cardiopatías", concluye Tulloch. "Esto podría conducir a una mayor adaptación emocional y social durante la recuperación de los pacientes y, en última instancia, a mejores hábitos saludables".




