El encargado de la restauración del monumento "El Caballito" se deslinda de los daños; presentará pruebas, dice

10/10/2013 - 10:42 am

Ciudad de México, 10 de octubre (SinEmbargo).– El encargado de la restauración a la estatua ecuestre de "El Caballito", Arturo Javier Marina Othón, se declaró ajeno a las afectaciones que, de acuerdo a un dictamen del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dañaron en 50% la superficie del monumento y que representan la pérdida irreversible de la pátina original de la escultura, derivada del uso de ácido nítrico al 30 por ciento.

En un comunicado que hizo llegar a la redacción de SinEmbargo, Marina Othón explica que en sus 15 años de experiencia como restaurador nunca se había presentado una queja como la que el INAH hizo en recientes días por los supuestos daños realizados en el proceso de restauración

Marina Othón, responsable de la firma "Marina, restauración de monumentos", afirma que "90% de las esculturas y monumentos a nivel nacional se encuentran en estado deplorable", por lo que ha integrado a un equipo de especialistas en la materia.

El mensaje enviado a través de la cuenta de Facebook de Fannie Emery Othón, adjunta también fotografías de las obras que el restaurador ha trabajado, para demostrar un antes y después del estado que guardaban las piezas.

Marina Othón hace énfasis que en todas las ocasiones que ha trabajado monumentos contó con los permisos y autorizaciones tanto del INAH como del INBA: "siempre bajo los mismos métodos y procedimientos, incluyendo la aplicación de ácido nítrico en una proporción que va del 10 al 30 por ciento para la limpieza de bronces", explicó al especialista.

En el dictamen elaborado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia se determinó que la escultura presenta desaleación y pérdida irreversible de elementos (estaño y zinc) por el uso de ácido nítrico al 30%; corrosión del bronce y abrasión de la superficie por el uso de cardas metálicas.

También, según la dependencia, en la parte del pedestal se presentan daños por disolución de materiales constitutivos por escurrimiento y absorción del ácido nítrico y óxidos; y manchas en la piedra por el escurrimiento y absorción de la solución del ácido nítrico.

Sobre los señalamientos de que la adjudicación del trabajo presentó inconsistencias, Marina Othón narra en su comunicado: "Respecto a la adjudicación -que no contrato, ya que éste nunca se firmó- que la Secretaría de Gobierno del DF me otorgó el día 6 de septiembre para el “Servicio para la Restauración y Rehabilitación del Monumento Ecuestre a Carlos IV de España conocido como El Caballito”, ésta me fue otorgada por haber CUMPLIDO CON LOS REQUISITOS SOLICITADOS", afirma de forma textual.

A raíz de las denuncias del INAH, la Fiscalía Central de Investigación para Asuntos Especiales recibió la denuncia por los daños ocasionados a la escultura ecuestre conocida como “El Caballito”, dedicada a Carlos IV de España, ubicada en la Plaza Tolsá, en el Centro Histórico.

La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) informó que la querella fue presentada por la Dirección General de Administración de la Secretaría de Gobierno capitalina para que se investiguen las posibles irregularidades en los trabajos de restauración y rehabilitación que se realizaron a la estatua.

Según el restaurador el 19 de septiembre pasado por órdenes del INAH suspendió las labores en la obra por no contar con los permisos correspondientes "y se pretende creer que tal obligación recae en el prestador de servicios", argumenta.

Continúa el documento: "Por ello, corresponde A LAS AUTORIDADES solicitar y obtener PREVIAMENTE los permisos ante el INAH. Esta obligación no se aplica a los prestadores de servicios".

El acusado afirma que demostrará en su momento ante las autoridades competentes los estudios y documentos necesarios que avalan que los procedimientos en la restauración de monumentos utilizada por su empresa no "causan daños irreparables" como se ha afirmado.

El informe elaborado por el INAH señala que los documentos presentados por el Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México y por Arturo Javier Marina Othón, mediante los cuales se pretendió obtener solicitud de autorización por parte del INAH de manera extemporánea, están incompletos.

El dictamen indica que “no se presentó cédula profesional de restaurador responsable; no cuenta con un currículum completo del responsable de los trabajos; no se presentó un diagnóstico preliminar que justifique las intervenciones realizadas”; además de que “planteó métodos y materiales de intervención sumamente agresivos que afectaron la integridad del monumento histórico, y su ejecución no autorizada generó daños irreversibles”.

El Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México, se explica, pretendió tardíamente obtener una autorización para los trabajos ya iniciados sin autorización.

Dado que la intervención no contó con un proyecto que la justificara, afirmó que el INAH constituyó una comisión de especialistas para establecer un dictamen sobre los daños que había sufrido el monumento histórico.

Redacción/SinEmbargo

Redacción/SinEmbargo

Lo dice el reportero