En 2016, en México se tenía un nivel de desigualdad en el que los más ricos tenían un ingreso 24 veces mayor al de los más pobres. Al terminar el sexenio de Andrés Manuel López Obrador el indicador bajó a 16 veces más, según la medición del Inegi.
Ciudad de México, 15 de agosto (SinEmbargo).- Con la mejora salarial y los programas sociales que implementó el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador durante su sexenio (2018-2024) también se redujo la desigualdad en el país. La brecha entre lo que ganan los más ricos y los más pobres se hizo más corta, pero persisten los desequilibrios.
En el norte los ingresos de la población en promedio duplican o incluso llegan a triplicar los que tienen las familias en entidades del sur como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, que son, históricamente, las de más carencias sociales y pobreza extrema en el país.
El Coeficiente de Gini, indicador que utilizó en su momento el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y ahora el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para medir la desigualdad en el país, bajó de un nivel de 0.486 en 2016 a 0.420 en 2024.
Según los cálculos del Inegi, en 2016 el decil 10 —que es el grupo poblacional más rico— tenía un ingreso corriente mensual per cápita (ICTPC) o por persona 24 veces mayor al decil de más pobreza. Mientras que para 2024, esa brecha se redujo y el sector más rico ganó 16.1 veces más que el decil más pobre.

El decil 1, el de mayor pobreza en el país, tenía en 2016 un ingreso corriente total mensual de mil 009.78 pesos (a precios de 2024). Y al cierre del sexenio obradorista, la cifra subió a mil 489.69 pesos, con la mayor parte de los ingresos producto del trabajo asalariado.
Sobre esas cifras del Inegi, la académica Viridiana Ríos explicó a la Unidad de Datos de SinEmbargo que la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), que es el principal insumo para los cálculos de pobreza y desigualdad, no tiene la capacidad para verdaderamente capturar el ingreso de los más ricos, por lo que estima que los indicadores se estén quedando cortos.
“Dieciséis veces suena mucho, pero en realidad es una enorme subestimación de la verdadera diferencia que existe en México, que es todavía uno de los países más desiguales del mundo”, mencionó.
Por esto, continuó, es necesario hacer ajustes con los datos de cuentas nacionales de la actividad económica del país. Al hacer ese ajuste, Ríos mencionó en una columna para el diario Milenio que en 2018 los hogares del 1 por ciento más rico del país concentraban el 49 por ciento del ingreso, y para 2024 esto se redujo a un 44 por ciento.
El economista Máximo Jaramillo, director del Instituto de Estudios sobre la Desigualdad (Indesig), coincidió en que es necesario hacer el ajuste con cuentas nacionales. Con esto, su cálculo es que en 2024 el decil más rico ganó hasta 67 veces más que el más pobre.
“Con ajuste, por ejemplo, en el decil más pobre, en el decil uno, se incrementan sus ingresos en 10 por ciento, pasa de unos mil 968 pesos sin ajuste a 2 mil 168 pesos, con el ajuste, es decir, 10 por ciento más. Pero por decir otro ejemplo extremo, en el 1 por ciento más rico en realidad los ingresos se multiplican 17 veces”, dijo en entrevista.
Aún con estas acotaciones, agregó, los datos que arrojó la ENIGH confirman que disminuyó la desigualdad entre 2018 y 2024. Según sus cálculos, el coeficiente de Gini en 2018 era de 0.68, y para 2024 bajó a 0.63.
“Es una disminución de 5 centésimas, que es importante… aunque sigue siendo un nivel de desigualdad muy alto”, refirió. El especialista acotó que por ahora sus cálculos con las cuentas nacionales sólo llegan hasta 2018, por lo que no puede hacer una comparación con otros sexenios.
El aumento de 116 por ciento al salario mínimo impulsado durante el sexenio de López Obrador fue la principal causa de que se lograra sacar de la pobreza a 13.4 millones de personas.
Si bien se logró una reducción de la desigualdad en el promedio nacional, el INEGI también advirtió que en siete estados —tres de ellos gobernados por Movimiento Ciudadano y el PAN— creció la brecha entre los ingresos de ricos y pobres, entre 2022 y 2024.
“A nivel de entidades federativas, en 25 se redujo el coeficiente de Gini. Las que encabezaron esa reducción fueron Nayarit y Aguascalientes. En cambio, en Colima, Jalisco, Querétaro, Tlaxcala, Nuevo León, Puebla y San Luis Potosí se registraron aumentos en ese mismo coeficiente”, señaló el Instituto.
Nuevo León, gobernado por Movimiento Ciudadano, pasó de un coeficiente de 0.398 de desigualdad en 2022 a 0.446 en 2024. Otra entidad gobernada por el partido naranja, Jalisco, pasó de 0.366 a 0.387. Mientras que Querétaro, que gobierna Acción Nacional, pasó de 0.390 a 0.408.
En entrevista con SinEmbargo, en el programa Los Periodistas, Viridiana Ríos mencionó que aún se requieren mejoras, como una reforma fiscal para mejorar la redistribución de la riqueza.
“Lamentablemente todavía tenemos cerca del 30 por ciento de las personas con un ingreso por debajo de la canasta alimentaria, básica y no básica… en efecto necesitamos impuestos progresivos, que se le puedan cobrar más impuestos a los ricos, de forma que se pueda redistribuir a las clases trabajadoras y a las personas que más lo necesitan, y construir servicios públicos de calidad”, mencionó.
La desigualdad entre estados, entre norte y sur
Los datos de la medición de pobreza multidimensional del INEGI muestran que en los estados del norte del país la poblacíón tuvo en 2024 el doble de ingresos que en Chiapas, Guerrero y Oaxaca, los estados con más carencias y pobreza.
Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Baja California, Baja California Sur, Sinaloa, Durango, Sonora y Tamaulipas registraron en promedio un ingreso corriente mensual per cápita por salarios, apoyos sociales y otras fuentes de 9 mil 147 pesos, mientras que en Chiapas, Guerrero y Oaxaca fue de 4 mil 325.
“En 2024, las entidades con el mayor ICTPC promedio mensual fueron Nuevo León, Ciudad de México y Baja California Sur: sus ingresos se ubicaron entre 10 606.6 y 11 494.8 pesos. Por su parte, las entidades con el menor ICTPC fueron Chiapas, Guerrero y Oaxaca, con un ingreso entre 3 608.5 y 4 850.2 pesos”, refirió el Inegi.
De ese modo, continuó el Instituto, en Nuevo León se tuvo un ingreso 3.2 veces superior al que se reportó en Chiapas, entidad que en 2024 tuvo el nivel más alto de población con rezago educativo y salud, y que tuvo los peores niveles de pobreza extrema, con 27.1 por ciento de sus habitantes en esa condición.
“En la parte de la política social podrían hacerse mejoras para buscar sí, tener programas sociales universales, pero combinar con otros programas que impacten más en la pobreza, sobre todo en la pobreza extrema, que es lo que está bajando más lentamente en la actualidad y bueno, eso también de otra manera disminuiría la desigualdad en el balance total”, comentó Máximo Jaramillo.
“Esta estrategia para disminuir la pobreza que se echó a andar en el sexenio pasado tuvo muy buenos frutos en la parte de los ingresos laborales, sobre todo en el mercado formal, y por lo tanto el impacto le llega más a los estados donde sus niveles de formalidad son más altos”, agregó.
Los estados con mayores niveles de informalidad, como Chiapas, Guerrero, Oaxaca, consideró Jaramillo, deberían tener otro tipo de estrategia, con una política social que priorice mejor a los hogares más pobres.
“Todos sabemos que el mayor lastre que tuvo el sexenio pasado es la velocidad del ritmo del crecimiento económico, en realidad tuvo un ritmo de crecimiento muy bajo, y lo que vemos en los aumentos de los ingresos de los hogares es que se refieren más a una mejor distribución del pastel, a que esté creciendo el pastel”, opinó.
“Yo soy de los que está a favor de que se redistribuya mejor el pastel, pero pues en México después de tantas décadas neoliberales de bajo crecimiento económico, se requiere también que crezca el pastel. Y ahí la parte de la política económica, industrial, etcétera, sería muy importante si sobre todo focaliza se focaliza o prioriza a los estados más pobres como Chiapas, Oaxaca y Guerrero”.





